Uslar Pietri, ¿patriota o farsante?

El próximo 16 de mayo, se cumplirán 100 años del nacimiento de Arturo Uslar Pietri. Fue durante más de 50 años el oráculo casi sagrado de Venezuela. Cada cuatro o seis meses daba duras declaraciones por los medios más poderosos sobre el estado de postración de la nación. Nada escapaba a sus agudos análisis: sobre educación consideraba que sólo una élite debía recibir los beneficios del conocimiento; sobre petróleo protagonizó por televisión un feroz debate atacando la posición que sostenía Pérez Alfonso; sobre economía y política estaba totalmente de acuerdo con el libre mercado. Eso sí, don Arturo era un amante desbocado, aunque trataba de disimularlo muy bien, de los más profanos placeres del poder. Le encantaba ser orador de orden en efemérides o en sesiones espaciales del Congreso, asis! tir a recepciones en su honor en el palacio de Miraflores y vivir flotando en la nata de los actos culturales nacionales e internacionales. En la época de Blanca Ibáñez, saltó por los aires la suprema olla de la más pavorosa corrupción, Uslar no vaciló en recibir un sonado brindis organizado por Jaime Lusinchi. La invitación de aquel glamoroso acto fue hecha en un muy fino papel cuyo formato tenía las dimensiones de un cuarto de pliego. Por este homenaje llegó a decir Uslar: “Lusinchi es un hombre de abundante corazón”, sin que se supiera si con ello quería decir que el corazón de Lusinchi pesaba varias arrobas.

Los ascendientes de Uslar estuvieron ligados al más rancio poder. Su abuelo materno, el general Juan Pietri, llegó a ser vicepresidente de Venezuela en los primeros años de la dictadura del general Juan Vicente Gómez. Su infancia transcurre entre Cagua y Maracay. Sobre esta época, cuenta el escritor Argenis Rodríguez (uno de los más cultos y mejor documentados pensadores de este país): “La mamá de Uslar Pietri se acostaba con un ministro de educación. Uslar entró a su casa, vio a su madre en las piernas del ministro, y en vez de reaccionar violentamente, lo que hizo fue tartamudear: “señor ministro yo quiero irme a París.” Y a Uslar se le envió a París de secretario de la Legación Venezolana.” Esta es una historia que yo he podido constatar por otras fuentes. Antes de irse a Europa, Uslar hizo estudios de Derecho en la UCV. Su c! arrera política se perfilaba luminosa en 1939: a los 33 años de edad se convirtió en ministro de Educación de Eleazar López Contreras. Después con Isaías Medina Angarita fue secretario de la Presidencia, ministro de Relaciones Interiores y ministro de Hacienda.

Del 45 al 50 vivió en Nueva York. En 1950 retornó a su querida patria, dedicándose a la actividad intelectual, sin molestar en nada a la dictadura; estaba obligado a estar presente en todos los saraos intelectuales como también a ser miembro de los jurados de los más sonados concursos literarios. Ya desde muy joven le interesaban los negocios especulativos y fue socio prominente de ARS, una agencia publicitaria propiedad de su amigo de infancia, Carlos Eduardo Frías. El lema de esta agenda era: “permítanos pensar por usted”, que seguramente fue una ideal genial de don Arturo. A partir de 1953 se enamoró (al igual que Mariano Picón Salas) del poder de la televisión e inició el programa "Valores Humanos". En 1963 lanza su candidatura presidencial con un slogan confeccionado por ARS: “Arturo es el hombre”; pero su partido pronto hizo alianza en el Congreso! para apoyar cuantas tropelías y vagabunderías quiso e hizo el gobierno represivo y criminal de Raúl Leoni. Todavía Uslar no sería ese gran oráculo nacional. No le convenía. En la época de Leoni, junto con los sectores de la oligarquía y para salvaguardar sus bienes de fortuna y sus empresas, Uslar se opuso rabiosamente a que se modificase la Ley de Impuesto Sobre la Renta. Es decir que eso de la “Siembra del petróleo” fue en él otra farsa (se podría traducir en: “siémbralo y cosecharás homenajes palaciegos”, porque su bancada estuvo ferozmente unida a AD en todas las decisiones que posteriormente habrían de hundir al país en una espantosa deuda externa.

Como todos los grandes caimacanes económicos, de 1969 a 1974, pasó a ser director del diario El Nacional, con lo que ganó más fama de la que necesitaba: Premio Nacional de Periodismo (Venezuela), Premio "Mergenthaler" (Santiago de Chile), Premio Hispanoamericano de Prensa "Miguel de Cervantes" (España) y María Moors Cabot (EE UU). Entre 1975 y 1979, con el gobierno de CAP y cuando estaba en su auge supremo la más grande corrupción de doña Cecilia Matos, nuestro oráculo mayor se fue a vivir a París con el cargo de embajador de Venezuela ante la UNESCO.

DON ARTURO, EL RACISTA: El domingo 27 de octubre de 1991 Uslar Pietri en una de elogio demencial por la actividad de los conquistadores en América (en vísperas por lo de la celebración de los 500 años del descubrimiento) escribió el artículo, "El Pasado Como Vilipendio"; sostenía como una gran cosa que los españoles nos habían dejado su lengua, su religión, las instituciones romanas y la cultura occidental que arrancaba desde del Renacimiento. Hube de contestarle entonces que no fue que nos lo dejaran por amor, como acto consciente y honroso de sus condiciones humanas, sino contra su voluntad, en medio del revoltijo sangriento de sus querellas y abusos; que no eran nada ecuánimes, si tomamos en cuenta que en 1566, Felipe II prohibió a los moriscos leer y rezar en árabe. El rey pidió que quemaran todos sus libros y hasta no permitió que se hablara &a! acute;rabe en el interior de sus casas. La misma destrucción que ejecutó en el Nuevo Mundo en el que no dejaron nada del legado indígena. Rufino Blanco Fombona habla de la religión carnicera de los conquistadores. Fue insólitamente bajo, degenerado, el acto destrucción de las obras artísticas que las hordas de Cortés y de Pizarro hicieron contra los imperios Azteca e Inca. ¿Fue acaso herencia de las instituciones romanas el que estos señores llegaran cometiendo toda clase de tropelías, descuartizando, empalando, torturando a seres indefensos como los indios? ¿Debemos enorgullecernos de ello? ¿Fue herencia de la cultura del Renacimiento el que llegaran aquí robando y tomando para sí cuanto les viniera en gana, y que tanto el rey de España como el Papa callaran cada uno por recibir su buena tajada?
Fue Uslar la cabeza de la Junta Directiva de Seguros la Seguridad, empresa que cuando comenzó hacer aguas por la crisis financiera de 1993, él entonces corrió a pedirle auxilios al gobierno, quien prestamente se los entregó. Después hablaría que el país era un desastre, un desorden, un caos por el reparto de beneficios y prebendas a los más poderosos. Hay mucho más sobre este hombre que forma parte de mi gran Galería de Farsantes.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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