Estamos claro que la campaña de odio contra Venezuela y los venezolanos desde los medios de comunicación (difusión) colombianos arreciará. Estamos claros que la reunión en Quito, Juan Manuel Santos no salió contento como él esperaba y estamos claro que el cierre de la frontera debe mantenerse así, por lo menos 10 años más. Lo que no está muy claro es el sexto punto de la cumbre: “Progresiva normalización de la situación en frontera”, toda vez que eso crea falsas expectativas a la gente, más cuando la medida de cierre ha producido dividendos a la economía nacional y tranquilidad a la comunidades zulianas, tachirenses y apureña; tampoco está muy claro el motivo del desplome de Sukoi 30 y menos está claro, los “reconocimientos aéreos del Comando Sur de los EEUU en la zona donde se “cayó” el avión de fabricación rusa. Estamos claro que el compañero y camarada presidente: Nicolás Maduro demostró firmeza, aplomo y madurez antes su par colombiano, quien -aunque usted lo crea- lo ve como un obrero, no obrerista; como un autobusero, no como jefe de Estado y lo ve como un patenelsuelo, no como el hombre que Chávez dejó para continuar el trabajo social. Muy bien por la labor de Rafael Correa, facilitador, como el mismo lo dijo y la de Tabaré Vásquez, quienes supieron llevar la agenda de dos organismos nacidos en revolución: Celac y Unasur. Muy bien también por la acreditación de 200 periodistas al encuentro en Ecuador, Dios sabrá si los que le trabajan a la canalla mediática dieron el enfoque informativo pertinente, veraz y objetivo a la noticia más importante del día para la patria grande. Muy bien por la oportunidad que le dio Nicolás Maduro a Juan Manuel Santos, de demostrarle a su pueblo que el Tratado de Libre Comercio, al que pertenece Colombia, es un paquetazo contra su propia gente, que debe deslastrase de ese “convenio” que solo beneficia a la burguesía y a la oligarquía neogranadina. Muy bien por la aparición de los alimentos como la pasta, la mayonesa, salda de tomate, papel tualet y pare de contar, en las ciudades hermanas de Acarigua y Araure, las cuales si son hermanas de verdad, tras el cierre de la frontera colombo-venezolana. Estamos claros que hay familias que se han dividido por dinero y hay casos en que hermanos se acusan ante instancias fiscales por plata. ¿Estamos claro que la hermandad no se decreta, ni se impone históricamente a la fuerza?, mas cuando la hermandad se cimenta en la oportunidad de explotar las riquezas espirituales y minerales del otro; quienes asuman cierta fraternidad por el hecho que Simón Bolívar soñó con una Latinoamérica unida, deben tener en cuenta que El Libertador dio todo su riqueza material en la gesta independentista, llamarnos hermanos con la condición de que te reciba en mi país, te de comer, de vestir, trabajo, salud, educación, seguridad social, sería un oprobio gramatical, sería mejor llamarlo refugiados, darle asilo humanitario, pero no utilizar la historia patria y menor el nombre del genio de América: Simón Bolívar, para hacerse del sustento diario; que los desplazados colombianos -convertidos por el devenir de los años en contrabandistas, paracos o bachaqueros, nos sigan diciendo hermanos, eso me suena coñoemadrada. Disculpen la palabrota y aunque suene xenófobo, le aseguro que no es así, es solo un análisis que hago, pero pensemos en los beneficios que los “hermanos colombianos” adquieren al llegar a Venezuela, más de 5 millones fueron nacionalizados por la revolución, esperemos a ver cuántos de ellos votan por los candidatos chavistas y más de 70 mil de ellos cobran pensión por el IVSS, imaginemos cuántos de ellos pagan impuestos y cuántos de ellos enorgullecen de tener cédula venezolana, ¿quién sabe?
