Caramba, qué susto, es que vi la Luna casi como roja rojita; me dije para sí muy asustao, ando mal de la cabeza, y ni que yo me hubiese zampao un cc o acaso varios de cierta cuestión elixírica.
Qué no -pensé con rapidez de rayo- pero para cerciorarme detuve mi caminata y ensayé hacer el cuatro, lo que salió perfecto -era el examen que mi Celedonia solía hacerme cuando me esperaba de noche, antes de yo ganar o perder un besito o un regaño suyo, así era entonces- por lo que proseguí confiado de no tener un tornillo flojo en mi cabeza.
Era temprano todavía, casi las diez xm aproximadamente; saludé a la parroquia que estaba en la cotilla pero no cambié comentarios aunque me picaron, quería yo llegar a casa y llegué, dispuse una llave y abrí el portoncito y sobre la marcha lo cerré procurando hacer el menor ruido posible, había evadido entrar por la puerta principal precisamente por lo cual.
Mas, _¿eh, …, miraste la Luna?
_Claro que miré la Luna, nunca dejo de andar con las manos en los bolsillos y mirar hacia el cielo excepto de día para ver si la Luna me pide que la baje y la ponga al alcance del pueblo.
Está roja rojita, un eclipse de MUD pone todo así, rojo rojito.