A primera vista la noticia no levanta suspicacias. Ya estamos acostumbrados, parece normal que unos países capitalistas se enfrenten a otros países capitalistas en el campo de batalla de los derechos humanos. Leamos un párrafo, se trata del Canciller de Rusia en entrevista con el informado periodista Walter Martínez:
"Con Venezuela tenemos una estrecha cooperación en lo que se refiere a los derechos humanos. Rusia, Venezuela, China y otros países trabajamos en Naciones Unidas para despolitizar este principio, que proporcione un diálogo equitativo ante cualquier inconveniente que se suscite en uno u otro país relacionado con los derechos humanos", dijo Lavrov en una entrevista realizada por el periodista Walter Martínez dentro de su programa "Dossier" en Venezolana de Televisión citada por la agencia Tass.
Siempre ha sido así, los países capitalistas se tornan paladines de la defensa de los derechos humanos cuando en realidad están disputando hegemonía, mercados. En este caso, queda claro que el bloque capitalista que está invirtiendo más, que más le presta dólares sea el que llama a Venezuela a construir un frente común por los "derechos humanos".
Venezuela se deja arrastrar así al campo capitalista, a una disputa entre tigres; el conejo va candoroso, cuando su deber de socialistas, si son chavistas de verdad y no de conveniente discurso, es presentar una posición autónoma, socialista frente a la hipocresía y el fraude capitalista. Veamos.
Los "Derechos Humanos" son asumidos como derechos individuales, esta es una visión capitalista, individualista, egoísta. Se evita así hablar de los derechos de la Humanidad, de la vida planetaria. No importa que estos países, como Rusia, sostengan sobre la cabeza de la Humanidad miles de bombas atómicas, cada una de ellas muchísimas veces más potentes que las lanzadas sobre los derechos humanos de Japón. No importa que China sea el mayor contaminador del planeta, ni importan los niveles de explotación en las fábricas transnacionales de Shandong, los altos índices de suicidios; es indiferente que sean perros de la guerra, vendedores de Suhkoi. Si dicen respetar los derechos individuales, si no hay ningún preso en jaula de oro, si ningún chinito se tira ahora frente a un tanque, si no hay Sajarov confinado son aprobados en derechos humanos. El capitalismo no los viola. No importa que los polos se derritan, que el clima enloquezca y los mares se mueran; si no hay violaciones que puedan servir para atacarse entre ellos, entonces los países del honorable "consejo de seguridad de la onu" están dispensados, aprobados en derechos humanos, cuentan con el apoyo de los pendejos que son arrastrados allí para aprobar a los grandes.
Venezuela ha debido, debe, es su deber abogar por los derechos humanos, es cierto, pero de la única manera que estos derechos se pueden defender es defendiendo, simultáneamente, los derechos de la Humanidad toda; de no ser así, todo será mentira comercial. Ya lo dijo el clásico: "El hombre es un ser individual fusionado indisolublemente con un ser social, se pertenece a sí mismo y también a la sociedad, a la humanidad, un derecho aislado es inviable, es un fraude".
La humanidad debe esperar a un país, a un movimiento Socialista de verdad, verdad, para que esa visión integradora del hombre con su especie, con su entorno, entre en la batalla por la conducción de la vida, la salve. Ese día, cuando ese país hable en la onu (si es que dejan enarbolar su bandera) será histórico, la humanidad comenzará a despertar, se habrá formado un polo alternativo al capitalismo, a la extinción.