Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
Lo del audio de lorenzo mendoza es grave para el gobierno, para la Revolución, para el pueblo; indica la necesidad urgente de revisarlo todo. Veamos.
Al comienzo, este gobierno se planteó una estrategia que consistía en elevar las fuerzas productivas en alianza con la burguesía. Distinguidos voceros del gobierno hicieron coro a esta meta, se habló maravillas de la burguesía, de su necesidad en el desarrollo, de su indispensable colaboración para romper el "rentismo petrolero", para transformarnos en un país productivo; "productivo" se convirtió en la consigna central, en el orden del día, en nombre de "lo productivo" se torció el rumbo. Aquella triste y célebre reunión en Miraflores con cisneros, y con mendoza, este mismo que ahora se le llama traidor a la Patria, selló el pacto con la burguesía. No discutamos hoy si se lanzó por la borda el Plan de la Patria, si se traicionó el legado de Chávez, de eso hemos hablado en abundancia.
La estrategia colaboracionista se impuso a fuego, al que se opuso le cayó sin contemplaciones la maquinaria del gobierno, se les dijo salta talanquera, sospechosos, "gamelotes", "no patean el barrio", imprácticos, librescos.
En el camino emprendido por el gobierno pasó lo que estaba previsto: el gobierno, que le vendió el alma al capitalismo, perdió su fuerza, se debilitó, el pacto político no funcionó. Cabe recordar aquella reunión en Miraflores con capriles, el hoy acusado de los crímenes de la "arrechera", impune por conveniencia política. La oposición escurrió el bulto y espera el desgaste, ingenuo quien pensara que iba a meterle el hombro al gobierno. Los gringos no cesan de atacar; el fmi chino presta, pero más nada.
El audio de lorenzo mendoza nos indica que el ciclo que comenzó este gobierno, su estrategia llegó al fin, fracasó. Y fracasó porque el desarrollo de las fuerzas productivas por la burguesía exige un sistema político afín, no hay divorcio entre la economía, la política y la conciencia; no es posible, no son compatibles un gobierno populista, una conciencia socialista y una burguesía pujando por crecer, por fortalecerse. El gobierno quiso crear un híbrido, una mezcla de camello con escopeta, de capitalismo con populismo y una pizca de socialismo retórico, y le salió un disparate inviable, se lo comen los bachacos y se lo comen los burgueses.
Sin embargo, la fuerza del Comandante Chávez es inmensa y por más que maltraten su imagen y se aparten de su mandato, en el gobierno, en el pueblo aún palpita su recuerdo, y el gobierno aún tiene una oportunidad de ¡rectificar!, como dijo Fabricio: abandonar el campo reformista, volver a Chávez, al Plan de la Patria original, autocriticarse; retomar el ciclo que dejaron truncado con el asesinato de Chávez, desechar la retórica. Gracias a Dios y a Chávez aún hay tiempo de cerrar este ciclo nefasto y retomar el mandato del Comandante.
Alguien podría responder que el gobierno está sordo, que no oye, no ya a los críticos, sino a la realidad; que sigue por el camino de la compensación material, enmaridado con la burguesía, que transita el camino al acantilado, y ese alguien tendría razón. Pero a Chávez le debemos el intento, hasta el último momento, de salvar a este gobierno de la única manera que es posible, ya la realidad lo confirma: rectificando, yendo al Socialismo auténtico, renovándose. No ayudan los aduladores, que en estas circunstancias difíciles siguen soplando las velas del navío que ya el viento abandonó, es necesario abrir los ojos, hacer que los gobernantes los abran.