Karl Marx, pionero principal del Socialismo Científico, S. que no termina de nacer,
fue también su mejor crítico, su autocrítico.
Ya está mal que el mercado nacional fije la ganancia[1], pero, ¡por favor!, no el mercado exterior como lo vienen haciendo los fijadores del precio de nuestro petróleo y ahora de NUESTRA paridad cambiaria.
Eso resultaría intolerable, pero ya queda bajo la competencia de los entes ad hoc.
Para Marx, todo comenzó autoevaluado y monitoreando toda la crítica, más política que económica, filosófica, más bien, que con la mayor brevedad se derramó sobre él a través de la que le hacían a su reciente obra, sobre el Primer Libro de El Capital, obra que desde entonces y hasta ahora resultó-y lo sigue siendo-abstrusa en sí misma cuando no se la lea completica, de cabo a rabo, con sus 3 Primeros Libros[2], por lo menos.
Semejante crítica, completamente infundada, hizo más obtusa la intelección de sus lectores, tiraflechas por excelencia, a raíz de la publicación-casi literal-del Tercer Libro, hazaña cumplida por su más excelso y leal colaborador: Federico Engels.
Engels aclaró a su debido tiempo que había optado por una edición máximamente ajustada a los manuscritos[3], que, por cierto, no estaban muy ordenados, en su lógica condición de ser todavía "borradores" que constantemente Marx ajustaba, revisaba, reescribía, en la medida que él mismo veía ampliado el contenido de esa obra, cargada de abstracciones inéditas dialécticamente conjugadas alrededor de lo que este científico había descubierto: la magna ley rectora de la evolución histórica de las sociedades "y sus luchas" sociales: comerciales, fabriles, vecinales, internacionales, conocidas hasta entonces, cuando ya imperaba el modo capitalista de producción, forma de vida única que permitió descubrir qué había detrás de las relaciones-luchas-obreropatronales, detrás del mercado-sus competencias-y antes de este mercado burgués.
Así, pues, repetimos por n - pocas veces: Lo que acaba de aprobar el gobierno, a mi modo de diagnosticar las cosas y con la cualidad que me otorga mi Profesión especializada, como Economista marxista, de aprobar el gobierno nacional, decimos, para frenar, moderar, la avaricia burguesa, es la permisión parcial del criterio burgués, o sea, ha dejado correr que los comerciantes intermediarios, fábrica afuera, carguen una ganancia de mercado-especulativa en sí misma-una perogrullada-, a diferencia de la tasa de ganancia, fábrica adentro, que no es, en principio, ganancia especulativa, sino explotación de asalariados.
El gobierno del Presidente aprobó, a mi juicio y muy coherentemente, la permisión o licencia oficial para cargar una tasa de ganancia anual máxima de 30%. Una tasa de ganancia de mercado, especulativa per se, en favor de los intermediarios, sin importar su número, real o ficticio, pero tasa que no desborde 30% del capital involucrado en la compraventa de una mismo volumen de mercancía con sus respectivos y particulares valores de uso.
Digamos que, si son 30 los capitalistas o comerciantes y especuladores natos involucrados en compravender, a cada uno de esos capitalistas les asistirá legalmente una tasa de ganancia no mayor de 1%, así de fácil, mientras que al revendedor que participe con 10% de dicha oferta salida de fábrica, le asistirá 10%, y al que participe con 100%, le saldrá 30%.
Así lo han diseñado y aprobado el Presidente y sus muy bien capacitados asesores sobre la base de que seguimos viviendo dentro de un híbrido modo de producción, transicional, elástico por ahora, por lo que quienes aducen, asumen y descalifican supuestas debilidades revolucionarias, se les aconseja que revisen sus lecturas del Marxismo, de El Capital en todas sus partes[4], porque en esta obra nada falta, nada sobra, para la correcta comprensión de lo que debe entenderse por capital, por mercados, por ganancias, por sus tasas, por plusvalía, y por otras cosas y conceptos adicionales.
23/10/2015 05:46:54 p.m.
[1] En entrega reciente que parece no interesarle, o no ser bien entendida, a algunos agentes gubernamentales y no gubernamentales, allí, dijimos a la letra: " …como estamos en transición, el gobierno ha dejado la puerta abierta a la concepción burguesa acerca de que el mercado puede tolerar y ser fuente de otro 30% como ganancia extrafabril, aunque obsoleta; tolerar que también los intermediarios, como un todo, reciban también y según sus alícuotas de compraventa, la misma tasa del fabricante, suerte de cabalgamiento de la tasa oficial , permisible sólo porque estamos conviviendo con el sistema capitalista que sólo admite ganancia de mercado y niega la de la fábrica. En este caso, el precio de venta sería de 169, como precio máximo de venta. Para más detalles, estamos gustosamente a sus gratas órdenes."
[2] El propio Marx aconsejó que ese Primer Libro de El Capital se leyera saltando el capítulo de mayor densidad cognoscitiva, o sea, el capítulo romano uno, suerte de exordio, (Cap. I, La mercancía, Sección Primera: Mercancía y Dinero, dos piezas fundamentales del edificio que no termina de construirse luego de tantas décadas de lecturas y relecturas de esta precipua obra social que ponía fin esclarecedor a las propias dudas que no logró despejar el gigante Aristóteles unos 2.000 años atrás.).
[3] Engels se abstuvo de hacerle observaciones a la formación de una tasa de ganancia media, omisión forzosa que abrió las puertas a nuevas críticas no menos infundadas sobre el llamado e inexistente "problema de la conversión de valores en ganancias expresadas en "precios de producción", frente al cual se han estrellado "estrellas" "marxistas", como el connotado Paul Sweezy. Véase mi obra: Praxis de El Capital. Paul Samuelson, todo un Nobelado apologista burgués, no dejó de hacer lo mismo que aquél.
[4] Léase David Iojelevich Rosenberg, Comentarios a los 3 Tomos de El Capital, de Marx…