La vida republicana hay que direccionarla hacia una posición pública de dimensión realista, cuyo fin es la formación de la ciudadanía. En la América Hispánica y Latina, la existencia del ciudadano es vital para lograr los procesos democráticos y socialistas que nos lleven a una concepción de esplendor material, intelectual y espiritual para la grandeza republicana.
El ciudadano, tiene un conjunto de derechos y deberes que cumplir. La República está sustentada en una Constitución y la ponderación lingüística debe corresponder éticamente a sus modos de vida, pasiones como acciones en un contexto utilitario de carácter territorial.
El debate es persistente en el tiempo, estamos inmaduros todavía. Los puntos de discusión vienen girando sobre una ética laboral para la producción y de un conjunto de proposiciones que lucen inmersa luego, en el olvido. Es un modo egoísta de interpretar la República, tenemos devoción hacia la inmoralidad que incurre a la devoción fetichista y lo que ocasiona desinterés hacia lo colectivo, es más individualista.
Hay un interés egoísta en el país hacia las empresas mixtas y privadas, las campañas son atroces, de ser expropiadas se la entregan a personas que desconocen de su manejo administrativo como gerencial, obvian los líderes políticos que venimos de un debate inclocuso del pasado sobre progresión industrial y militancia partidista, el fanatismo político e ideológico ahogan nuestra disposición de ciudadanos de abrazar nuestros bienes e identificarnos como ciudadanos.
Es uno de los fines de las colas en mercados, es desmitificarnos y crear en la memoria mecanismos de confrontación que anula nuestro accionar como personas. Hay un deber cívico de trabajar más. Producir y que podamos proyectarnos adecuadamente en la grandeza republicana.
Otra cosa, los caribeños nunca nos apoyaran, son miembros de una gran colonia inglesa y Neerlandesa, son del Reino Unido y participes de la política norteamericana. Lo demás es el buen manejo del lenguaje omnatópoyetico en asuntos industriales, venga el petróleo, pero, la administración política es otro criterio para los fines prescritos en la conformación de ese gran sistema digital como comercial llamado globalización.
Con esto, quiero decir, preocupémonos por nosotros, la militancia. Dejemos tranquilos a Leopoldo, Capriles y Corina, son quince años en la misma rutina, Dejemos tranquilo a Lorenzo Mendoza y su producción, no le demos más dólares, pongamos a producir a nuestras treces plantas de harina precocida de maíz y terminemos la gran planta de Lácteos Los Andes paralizada en los Llanos por años. Le damos fuerza a la oposición y nuestra militancia cada día más pobre, allí está la Ley de precios justos- en singular- a dos días de su reforma, Polar viene decretando un aumento abusivo de sus precios junto a la escasez de productos higiénicos que viene de Colombia.
Abramos los ojos, dejemos la pesadez y produzcamos. Nuestros candidatos a la Asamblea Nacional, por diputaciones deben informar, caminar, manejar el discurso político, por favor, ya basta de silencios, nos preparamos a una guerra en todos sus niveles y tenemos tres años anclados en el mismo circuito, imbuidos en una campaña de propaganda y mediatismo.
Necesitamos crecer, favorecer la economía y la ideología de Estado. Diputados que se hagan sentir como pueblo.