Los venezolanos se acercan cada día mas y mas al 6 de diciembre de 2015, domingo que el pueblo elegirá los representantes al parlamento nacional; ambas corrientes políticas en disputa se consideran triunfadores, teniendo al elector como al toro en pleno ruedo, comienzan a marearlo con los trapos rojos para que caiga, y así aplicarle la estocada mortal.
Es importante para el ciudadano elector contar con la información más seria y oportuna de este torneo electoral, cuestión que poco hacen de uno y otro lado, a no ser la de sentirse cada uno seguro ganador, y echar a andar bolas sobre sus respectivas encuestas.
Estas semanas trascurridas algunos medios de comunicación internacional sobre todo uno Español que debe tener en Venezuela algunos intereses, habla de que el gobierno está ya caído, que la oposición le lleva 20 puntos de diferencia y a esas opiniones hay que tenerle cuidado, porque van fijando en el elector la idea de que ganará, que el mandado esta echo y luego la sorpresa es cuando no obtiene ese resultado, solo le queda gritar fraude o desconocer al ganador.
Y hay la imperiosa necesidad de que a esas encuestas de ambos bandos se les vea con cuidado y recelo, ninguno de los dos grupos ni gobierno ni oposición la tienen segura; cuando se es gobierno y se tiene todo el poder a su favor hay ventajas ineludibles, pero también se tiene la espada de Damocles de que siendo gobierno aún se sigue operando sin resolver los problemas básicos del ciudadano, por lo que se sigue con la cantaleta trillada de acusar siempre al pasado y vender la ilusión de un futuro de esperanza que ya lleva casi 17 años y nada que llega, lo demuestra claramente la espantosa crisis económica que se vive, claro esta sin negar algunos logros importantes.
Las encuestas las definía muy acertadamente un político colombiano al compararlas igual que las longanizas, que son muy buenos hasta que se sabe de qué se preparan, de allí que haya la imperiosa necesidad de mirar con recelo y mucho tino esos sondeos, que indudablemente son realizados con basamento técnico – científico, pero que en la Venezuela de hoy dividida en dos mitades y altamente polarizada, requieren mesura y responsabilidad.
Es peligrosísimo engañar al elector con este modo maquiavélico de que la encuesta tal o cual le da al uno 20 puntos de diferencia por encima del otro y al otro le da 10 puntos de ventaja sobre este, porque el 6D al resultar obviamente uno de ellos ganador, el otro gritara fraude y puede el país perfectamente enrumbarse por el camino de la guerra civil y la ingobernabilidad, con las consecuencias que desde ya se pueden presagiar sin ser adivino, pero tampoco se le puede seguir vendiendo al elector la idea de la paz fraguada solo en el tinglado electoral.
Las recientes cifras ofrecidas por encuestadoras venezolanas serias y de credibilidad, asoman en sus estudios de campo unos guarismos que llaman la atención, porque si bien es cierto el deterioro y la ineficiencia de este gobierno están a la orden del día, no menos es cierto que tampoco está derrotado, tiene capacidad de maniobra con todo el poder para torcer un resultado; lo puede estar para quienes ven los toros desde la barrera, pero para quienes están aquí en sol y sombra en barrera y contrabarrera, la corrida tiene otra lectura.
Si el creer que se tiene la mayoría porque se tiene el poder, o la mayoría porque el descontento del pueblo es mayoritario y la encuesta lo indica, es un signo que presagia un 6D angustioso, tenebroso y de incalculables predicciones, pues dividido como está el país en dos toletes, la victoria del uno sobre el otro debe ser pírrica y eso enardecerá el ánimo del perdedor, así lo demuestra la historia latinoamericana.
Ojala y se pueda llegar a feliz término y que la encuesta valiosa por cierto, induzca verdaderamente al elector por el camino democrático, para que no se tropiece con un escollo más en esta lucha de poderes y que no suceda como el refranero popular "el que vive de ilusiones, se muere de desengaño".
©JASG05112015