Lo oposición al proceso revolucionario venezolano ha crecido en efectividad y profundidad de sus acciones contra el proceso, es muy probable que algunos estén inclinados a pensar que reciben indicaciones desde afuera, pero eso no es lo relevante, es muy sabido que especialistas en el manejo de la conducta humana de los mejores laboratorios de publicidad del mundo se dedican a planear la campaña publicitaria y mediática en contra de los procesos progresistas y antiimperialistas de la región. También debemos tener claro que los efectos de la campaña antirrevolucionaria se hacen sentir en Argentina, donde ganó la presidencia la derecha, en Brasil donde llevan a juicio a la presidenta Dilma, en Ecuador, en Bolivia, y con mayor fuerza en Venezuela que es una especie de espejo donde se miran los gobiernos y los pueblos con gobiernos progresistas, y para el imperialismo es muy importante revertir el proceso que se ha adelantado en Venezuela y que ha hecho que muchos pueblos de Latinoamérica y del mundo hayan iniciado las acciones liberados de las presiones y dependencia de los capitales imperiales, porque cayendo ]la revolución venezolana comenzarían a caer los demás gobiernos revolucionarios y el imperialismo capitalista entraría de nuevo a controlar dichos pueblos.
En virtud de ello de aquí en adelante se arreciará la campaña en contra del gobierno nacional en todo el globo terráqueo, y hasta ahora han venido ganando la batalla y el gobierno nacional no ha sido lo eficaz que se requiere para contrarrestar el efecto de la campaña mediática.
No se puede seguir pensando como los políticos de la cuarta república, aquellos que compraban conciencia por dádivas a los electores y aseguraban los votos en las elecciones, y me refiero a expresiones en boca de los dirigentes del PSUV tan cuarta republicanas como: se les ha dado viviendas amobladas. Corros baratos, tabletas canaimitas, mercal, barrio adentro, etc., y aún así votaron por la derecha o aún así no salieron a votar; esas expresiones dan pena por ofensiva, porque reflejan esa misma concepción de la cuarta de la compra de conciencia, después de tantas veces decir que ahora no se compra la conciencia los electores, pareciera que no pueden o no quieren entender que el pueblo está molesto y cansado de las colas, de la usura impune con los bienes de primera necesidad, la carencia de estos bienes, el elevado costo de la vida, y de lo que parece ser una forma de vida, el precio de hoy es más barato que el precio de mañana, un bollo de pan Bs 20. Una canilla Bs 80, un café Bs 100, el kilo de carne 1400 o 1600, y pare usted de contar…
Para enfrentar la campaña que se avecina, será necesario que el gobierno y el partido entiendan que el pueblo quiere soluciones, que quiere que se le hable con la verdad, no como aquello de cerca de los nueve millones de patrulleros organizados y registrados, sin contar los que aparecemos en esas listas y fuimos a votar y la votación alcanzada fue extremadamente menor a esa cifra. ¿Quién engaña a quien? Es eso lo que se debe cambiar, los engaños al pueblo. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Estará el gobierno y el partido a la altura de lo que se le viene encima?