Visto el show político de la primera semana del año 2016, uno pudiera inclinarse por que el escenario más probable para este año, es que el chavismo logre "trancar", gracias a su control sobre el Tribunal Supremo de Justicia, el plan legislativo de la oposición, incluida "la salida" del gobierno de Maduro, ganando tiempo frente a la posibilidad de un revocatorio o una Constituyente. Mientras tanto, el decrecimiento económico, la inflación, la escasez de alimentos y medicinas, la parálisis de las industrias y las fallas de los servicios, eléctrico y de agua, continuarán. Es decir, empate en el espectáculo político, fracaso en lo económico. Lo cual, a la postre, pudiera resultar en otro golpe político al chavismo en las elecciones de gobernadores de diciembre, considerando que fue la crisis económica la que determinó la avalancha opositora del 6 de diciembre.
No sé si es un plan deliberado del viejo zorro de Ramos Allup, el provocar al chavismo, justo con lo que más se presta a las reacciones emocionales: los símbolos. Entiendo lo de retirar los afiches de Chávez. Si bien fue un gran líder político, de estatura latinoamericana, sin duda, pero lo es únicamente para un sector de la población, precisamente la que quedó en minoría en la Asamblea Nacional. No es un héroe de la Patria, como Bolívar, Rivas o hasta Páez (denostado en la historiografía chavista). Pedirle a Ramos Allup y sus socios que sesionen bajo la mirada del "Comandante", es como pedirle a Diosdado que lo haga bajo la imagen de Rómulo Betancourt. Lo que fue excesivo fue retirar la imagen de Bolívar, la reconstruida por computadora. Como si fuera sólo del chavismo. El efecto fue emocional y provocador. Igual que el anuncio del desmonte del "Cuartel de la Montaña", el santuario de Chávez. O la ley de amnistía, que también se ha convertido en un punto de honor para los dos contendientes del show. Pareciera que hubiera un acuerdo entre los dos contendientes para mantener la bulla con cuestiones icónicas.
Ya he dicho en otro lugar que estas cosas, constituyen la "política para las barras": buscando aplausos de los respectivos soportes de masa. Ramos Allup quería el apoyo del partido de Leopoldo López, adalid de "la Salida", para su presidencia parlamentaria, y tenía que pagar esos peajes simbólicos. La dirigencia del chavismo, ante un declive tan pronunciado, como el que se vislumbraba por los resultados del 6 de diciembre, optó por mantener el discurso encendido, simular una "contraofensiva" con la agitación, convocar organismos comunales y populares para, dado el caso, baypasear a la Asamblea Nacional, descartar cualquier enfoque económico distinto al de la "guerra económica". Esta "contraofensiva" (esta bulla, iba a escribir) incluye también esa acción ante la Sala Electoral del TSJ contra 4 diputados, lo cual, pone en entredicho al mismo sistema electoral que el chavismo siempre elogió y la oposición atacó. Los argumentos son igualmente discutibles. Al parecer le pagaron a una gente por su voto. Un amigo taxista me razonaba algo rigurosamente cierto: el gobierno regaló taxis, tablets y casas para obtener votos. Tanto así que el propio presidente Maduro anunció que revisaría esos "obsequios" porque se usaron en la campaña opositora. O sea.
Las 3 R, asumida discursivamente por el presidente, llegó hasta el cambio de gabinete y algo que ha caracterizado a Maduro, el anuncio de un anuncio: el de un "Plan de Emergencia Económica". Todavía no se sabe qué va a pasar con el Partido, aunque ya se escuchó una queja del PPT: el gobierno sigue siendo exclusividad del PSUV. Aumenta el número de ministerios, pero esto sólo lo digo de pasada, y no para quejarme del aumento de la burocracia. El gabinete enroca y repite caras: Arreaza, Varela, Menéndez, Del Pino, Marleny Contreras, Gladys Requena, Delcy Rodríguez, Isis Ochoa, Clara Vidal, Padrino López, Gustavo González. Castro Soteldo y el flamante vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, mostraría que ahora los enroques también involucran a los gobernadores.
Lo que llama la atención son los nombres en los ministerios, aumentados, del área económica. Luís Salas, ministro de Economía Productiva y vicepresidente para el área económica, de ser un académico marxista de la UBV, teórico de la "guerra económica" (descubrió que ésta es la vieja lucha de clases: ¡eureka!), pasa a coordinar un equipo del cual lo menos que se puede decir es que es heterogéneo, para no decir que habrá enfoques contradictorios. Ante una visión que en todo caso haría más énfasis en los controles, estaría un empresario mediano, presidente de Fedeindustrias para más señas, Miguel Pérez Abad, Ministro de Industrias; un economista, un técnico, un econometrista como Rodolfo Medina, elogiado por Fedecámaras, en Finanzas. De verdad, eso de un ministerio de Agricultura Urbana no lo entiendo, al lado de un Ministerio de Agricultura y Tierra, y otro de Pesca y Acuicultura, que al parecer son diferentes en sus funciones del de la Alimentación.
Mientras tanto, no se le para ni medio a las propuestas de Víctor Álvarez para evitar un ajuste draconiano y se condenan las posturas de muchas otras voces críticas (Sutherland, Biardeau, Acosta, Britto García, etc.). Las 3R ya pasaron: rrrápido. Ahora sigue el entretenido espectáculo para las barras, la diatriba política que, mientras suban los precios de los alimentos, se hará cada vez más fastidiosa.