Cuando los diputados oposicionistas llegaron el 5 de enero a la Asamblea Nacional para tomar posesión de sus cargos, asistieron hasta los tres que están impugnados por Amazonas, ahora que les toca sesionar de manera ordinaria, resulta que no hay quórum. Esta situación era previsible y hasta lógica, hasta cierto punto de vista, ya que durante el periodo anterior, cuando la bancada oficial era mayoría, tampoco asistían; pero en estos momentos que son 109 parlamentarios juramentados, que no haya la participación mínima entre ellos, vislumbra y dice lo que será el ejercicio de los asambleístas apátridas durante estos cinco años de legislación. Lo mejor de la historia es que ellos esperan, asumen o piensan que los 54 diputados de la patria les vayan acompañar en la toma de "indecisiones" y lo dicen como si los electores que respaldaron el "cambio" esperaran algo -positivo o negativo- de la revolución, a un cuando muchos de esos electores están arrepentidos de votar contra el legado de nuestro comandante eterno: Hugo Chávez. Como bloque, el Partido Socialista Unido de Venezuela es mayoría, insisto son 54, pero entre los partidos oposicionistas el que más sacó fue Segundo Justicia, perdón, Primero Justicia, con un poco más de 30 diputados, en otras palabras, para que haya actividad legislativa deben ponerse de acuerdo entre ellos y va a ser muy difícil que así sea, por los intereses personales, económicos, políticos y de castas sociales que los mantendrá en permanente enfrentamiento; mientras estos ocurre, no se legislará en materia económica, social, de seguridad nacional o alimentaria, en sueldo y salarios, aun cuando la cancelación de la "dieta" de ellos será oportuna y abultada y menos se aprobará una ley de emergencia financiera. Cuando escribo lo hago para todos los lectores sin distinción de ideología política, pero en esta oportunidad me gustaría que quienes sufragaron por el "cambio" hicieran un ejercicio de reflexión, se pongan la mano en el corazón y piense, en verdad ustedes votaron por la promesa que al ganar el oposicionismo al día siguiente de las elecciones, el 7 de diciembre se iba acabar las colas, incluso apoyaron a la derecha sin tomar en cuenta la gestión gubernamental que en materia de vivienda, vialidad, seguridad social y alimentaria ejecutó el Gobierno del camarada presidente Nicolás Maduro, o simplemente lo hicieron por la ladilla de los bachaqueros, de la corrupción, el clientelismo político. Entiendo que la escasez, la inflación y especulación, todo resumido en la susodicha guerra económica, haya sido el detonante para que los resultados del 6D fuese lo que son, pero señores, me angustia ver que en la Asamblea Nacional se hayan instalados unas personas que el odio, la prepotencia, la soberbia y el revanchismo les carcoma el alma, el espíritu, más allá de haber mandado a la basura la imagen de Hugo Chávez, Maduro y Simón Bolívar, debido a que eso es poco para lo que ellos intentan hacer en este lustro. El presidente de la AN: Ramos Allup, convertido ahora en la estrella mediática, nacional e internacionalmente, augura años muy duro para país y mientras más psicótica sea su actitud y sus comentarios, se consolida su figura en los medios de difusión social y no hablemos de las redes digitales o mal llamadas redes sociales, como el hombre "que si enfrenta el régimen", ya que sueña y se asume como el próximo presidente de Venezuela. Mañana martes 15, el compañero Nicolás Maduro debe dar su informe de gestión en el Hemiciclo de la AN, ¿será que ocurrirá así?, lo digo porque las condiciones que han puestos los diputados oposicionistas son como para que Maduro entregue su memoria y cuenta en Puente Llaguno.
