El actual Vicepresidente del gabinete económico y Ministro para la Economía Productiva, Luís Salas, publicó, antes de su designación ministerial, un folleto donde pretendía explicar teóricamente la tesis de la "guerra económica", de la cual se ha agarrado el discurso presidencial para justificarse, e incluso "explicar" la derrota electoral del 6 de diciembre pasado. El texto de Salas se consigue fácilmente en la red. En este artículo, y otros subsiguientes, haré observaciones a cada una de esas 22 claves, presentadas a la manera de "tesis" en el texto de Salas, que resumen supuestamente conceptos y explicaciones de la teoría económica oficial. Me adelanto a decir que esa supuesta teoría tiene muy poco de marxista y mucho de agitación política circunstancial. Una cosa es asumir la clave heurística de la lucha de clases para comprender la historia, incluida la de los últimos 16 años, y otra, muy diferente, asimilarla a una supuesta "guerra económica" que se ha desarrollado para tumbar este gobierno.
No niego que en los casos de la Chile de Allende y otros países, el imperialismo y sus agentes en cada país, hayan conspirado y utilizado mecanismos económicos para crear las condiciones para la subversión de gobiernos populares. Es más, medidas como entregarle la convertibilidad de la moneda a las casas de cambio de la frontera de Colombia y la acción del portal "Dólar Today" evidencian que hay acciones concretas para desestabilizar nuestra economía. Pero esto no es lo mismo que echar por la borda todo conocimiento económico, en función a una simplista "teoría" conspirativa rudimentaria que, obviamente, no ayudará para nada en la solución de los problemas, Al contrario, va a empeorarlos.
Así que los invito a buscar las "22 claves para entender la guerra económica" de Luís Salas, y confrontarlas con mis observaciones de lector.
-
El autor concibe a la inflación (con lo cual asiente en su existencia como fenómeno) como: a) una transferencia de recursos de los asalariados a los empresarios, y de los empresarios más débiles a los más fuertes. B) efecto de la lucha de clases en lo económico (es decir en el mercado, lo cual se contradice cuando de entrada dice que la inflación "no es una distorsión de los mercados" Cabe preguntar: ¿por qué el plural?);c) arma política, parte de una conspiración contra gobiernos populares o de izquierda. Creo que, en puridad lógica, Salas no ofrece una definición de inflación; sino un conjunto de situaciones en la cuales aparece la inflación. No es sólo mediante la inflación que se producen "transferencias de recursos" (¿valor? ¿dinero?) de los asalariados a los empresarios, y de los empresarios más pequeños a los más grandes (supuesta explicación de la inflación). Cualquier marxista sabe que la forma por excelencia de la transferencia de valor de los trabajadores a los empresarios es la PLUSVALIA. La destrucción de las pequeñas empresas por las grandes, puede darse reduciendo los precios, estableciendo precios de monopolio. Reducir los precios (lo inverso de la inflación) puede ser un instrumento en una guerra entre fracciones de la burguesía (un ejemplo, la "guerra económica" entre Arabia Saudita y los productores de petróleo con fracking de EEUU). Esto, efectivamente, es parte de la lucha entre fracciones grandes y pequeñas de la burguesía. El punto fuerte de la argumentación política de Salas (y más funcional al discurso del gobierno de Maduro) es caracterizar a la inflación como arma política. Acá habría que distinguir el acaparamiento y la especulación, de la inflación. Esta puede ser, en parte, efecto de esas dos prácticas delictivas. Pero no sólo de ellas dos. Salas ignora características estructurales de la economía venezolana, como la existencia de una duplicidad: economía petrolera/economía no-petrolera; una, muy rentable en divisas y rentista, porque su rendimiento es en parte independiente de la productividad de los trabajadores; la otra, poco productiva, con tendencia a la ruina en el caso de la agricultura, muy dependiente en los pequeños intentos de industrialización. Ambos sectores son dependientes: de capital, insumos, tecnología y mercados. La primera, en manos del estado; la segunda, en mucha proporción privada, pero también bajo control estatal. Esta característica estructural está en la raíz de la propensión importadora, la sobrevaluación de la moneda que se produce al transferir al sector importador comercial el capital que debiera ir al productivo-industrial, la fuga de capitales. Todos estos rasgos tienen décadas, vienen desde Gómez. La clave de Salas remata con la oración "la inflación es el correlato económico del fascismo político", la cual no tiene referente histórico. Es sólo una acusación de agitación política. El gobierno de Hitler redujo la inflación, por ejemplo.
-
En la clave dos, Salas propone sustituir la inflación COMO CONCEPTO, y la escasez como fenómeno, por "especulación, usura y acaparamiento". Más allá de lo nominal, sugiere que es un asunto de contenido. Asocia inflación y escasez con algo accidental e involuntario. No se le pasa por la cabeza que puedan ser efectos de raíces estructurales. Afirma que la especulación, la usura y el acaparamiento son deliberados, aunque pueda que sus efectos se generalicen, y vayan más allá de sus responsables iniciales. El empresario pequeño puede especular más que los grandes. Todo esto es posible; pero no justifica que, de golpe y porrazo, por una intención meramente propagandística, se elimine el concepto de inflación. Menos para caracterizar el aumento de los precios en Venezuela.
-
Salas afirma que el problema principal es la teoría económica que explica la inflación. Especialmente aquella que la entiende como un efecto de la intervención del estado en el mercado. Aquí se confunden varias cosas. No hay que despreciar las explicaciones económicas en general. En todo caso, habría que criticar las explicaciones neoliberales, es decir, aquellas que atribuyen todos los males económicos (y la inflación puede ser uno de ellos) a la intervención del estado en la economía. Ahora bien, hay otras explicaciones de la inflación, de otras tendencias teóricas de la economía, incluidas las keynesianas y las marxistas (por ejemplo, los textos de Domingo Alberto Rangel sobre ello). Salas no se refiere a ellas, sino que condena en general a las teorías económicas, tachándolas a todas de burguesas. Estamos claros que este desprecio por la ciencia económica tiene su "correlato" con un discurso que no se sabe a qué paradigma científico responde. De hecho, no es para nada científico, sino propagandístico.
-
En la clave 4 niega específicamente una de esas explicaciones económicas. La de que la inflación tiene que ver con el desbalance entre la producción y el consumo. Como Salas rechaza cualquier explicación económica, no se da por enterado que los economistas se referirían más bien al desequilibrio entre la oferta y la demanda de productos. Y usarían esto, no tanto para explicar la inflación, sino para describir, en general, el proceso de formación de los precios. Efectivamente, hasta Marx se refiere al juego de la oferta y la demanda en el mercado, para explicar el alza o la baja del precio de los productos. Otra cosa es el valor, por supuesto. Pero el hecho de que los compradores efectivamente aprovechan que la demanda suba respecto de la oferta, para subir los precios (lo cual no necesariamente aumenta sus ganancias), es propia de toda economía mercantil, incluso antes de que ésta sea propiamente capitalista. Esto es "normal" en una economía mercantil. Efectivamente, Salas descubre el agua tibia al señalar que lo que orienta las prácticas de los agentes económicos en el capitalismo es el lucro. Esto sólo conduce a una condena moral del egoísmo, que no va más allá de la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
-
Salas niega que el aumento de los precios sea inflación y que ese concepto no explica el aumento de precios. Es como negar que el concepto de rapidez se refiera al movimiento de un auto que se desplace a 350 kilómetros por hora. Cito una definición de enciclopedia, una sencillita, de Wikipedia: "La inflación, en economía, es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un período de tiempo, generalmente un año. Cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje anualizado de la variación general de precios en el tiempo (el más común es el índice de precios al consumidor)". Por supuesto, para la estrategia propagandística es conveniente evitar cualquier definición económica. Pero ¿eso conviene a un científico social que pretenda ayudar al gobierno? Es más ¿le conviene más al gobierno un preparador de discursos que un auténtico especialista competente en materia de economía?
-
En la clave 6, Salas cuestiona la crítica que se le hace a los controles de precios. Dice que los precios siempre están controlados; pero que pueden serlo por los empresarios o por el estado. Afirma que si un control (del estado, se entiende) no funciona, entonces hay que "mejorarlo". La crítica a la "mano invisible" del liberalismo clásico que hace Salas, es correcta. Pero está descaminada en este contexto concreto. El control sobre los precios lo tiene el productor (sea el estado, sea el empresario) si tiene el monopolio de ese producto. Por lo demás, no es un control absoluto. El precio no puede ser tan alto que el producto no pueda ser vendido, ni tan bajo que esté por debajo del costo de producción, por lo menos durante mucho tiempo, porque la producción se haría insostenible. Por otra parte, las fluctuaciones del precio están, en cierta medida, determinados por el juego del mercado (oferta y demanda).
-
En esta clave 7, Salas reconoce lo que, en teoría, había negado en la clave 4, a saber, que en Venezuela la inflación (o sea, el aumento de los precios) no es un fenómeno nuevo, sino histórico, pero más importante que ello, que tiene que ver con la forma del capitalismo implantado en el país. Por nada del mundo Salas habla de estructuras, pero de eso se trata: de que hay una economía petrolera implantada junto a otra, no-petrolera. Por supuesto, el rentismo no es un invento del chavismo. No sé quién habría afirmado eso. El punto es que en 16 años, somos más rentistas que nunca. Valen todas las críticas a la burguesía "parasitaria"; pero cabe preguntarse ¿avanzó el gobierno en la transformación de esas estructuras? Las referencias a los avances sociales, no son pertinentes, porque si no se revoluciona la economía, esos logros pueden revertirse, como de hecho está ocurriendo.
-
Vale la crítica a la burguesía "manganzona" venezolana, en la que Salas muestra su dominio del discurso agitador convencional del gobierno. Pero ¿por qué con ella, con la burguesía, sigue dialogando el gobierno, a través de los otros ministros de la economía? Es obvio que Pérez Abad y el propio Maduro suspenden esos insultos cuando se sientan a "dialogar" con los empresarios.
-
La clave 9 de Salas afirma que, como la legislación laboral venezolana ha dado grandes beneficios a la clase obrera, la burguesía requiere aumentar los precios para compensar lo que dejan de ganar por esas conquistas laborales. Dicho de otra manera, el mayor costo de la fuerza de trabajo (por las conquistas laborales) se compensan trasladando esos costos al consumidor. Esa es justamente la justificación de los empresarios, perfectamente racional dentro de las relaciones capitalistas de producción. Pero si se acepta esto, debiera aceptarse el otro corolario: para bajar los precios habría que reducir las conquistas laborales. O el otro corolario: hay que estatizar todas las empresas del país. Pero entonces el estado se conseguirá la misma situación: la producción requiere niveles mínimos de rentabilidad y para ello debe evitar que las reivindicaciones laborales lo impidan. Eso es lo que ha pasado en gran parte con los contratos colectivos irresponsables en Guayana. Por otra parte, el capital, cuando no consigue una tasa de ganancia satisfactoria en un sector o incluso en un país, se dirige a otro sector o a otra parte del mundo. De hecho, Venezuela, especialmente desde la década de los 70, pero en una proporción monstruosa desde 2003, y aún más a partir de 2006, ha sido uno de los países que más ha exportado capital, es decir, de donde se han fugado más capitales hacia el sistema financiero global. Y eso con todo y control de cambio.
Proseguiremos en otro artículo esta "decodificación" de la teoría de la "guerra económica" según Salas.