¿Revolución, restauración y cambio?, primero debemos saber qué es ser, estar o parecer. Ser, es existir el sujeto con su atributo. Estar, es existir en un lugar o situación y parecer, es tener cierto aspecto. Hablar en el presente político venezolano significa atender y dilucidar los gritos de voces de un sinónimo y plural entre los dos polos políticos radicales que hacen vida diaria en la Venezuela dividida. Desde la izquierda gritan por "cambios" y desde la derecha por "cambio", es por eso que, del plural al singular, hay una diferencia en el concepto como sinónimo de reemplazo o sustitución, aunque todo depende de la percepción de los poderes si logran interpretar la sabia voz del pueblo pues, lo contrario presumiría una crisis política inmediata. Me pregunto entonces: ¿qué somos, dónde estamos y qué parecemos?
La revolución implica un "cambio" radical respecto al pasado inmediato, el Comandante Chávez impulsó esos "cambios" necesarios acelerándolos verdaderamente en la práctica de un orden político, económico, social y cultural que, aunque ha sido negado como modelo por sectores políticos adversos, en el tiempo reconocieron en él, un líder de trascendencia de gran escala internacional, pero, a la contradicción de sus políticas, vendieron sabotaje y "anti-todo" permanente a su gobierno, sumado a la poca preparación ideológica de un sector de la población que malinterpretó la inclusión y la siguió mirando como recepción de dádivas del "papá-estado" y la de un grupo de sempiternos viciosos de la política corrompida que se colocaron la camisa roja y gritaron loas a la revolución para penetrarla y hacerse de ella.
El concepto de revolución como cambio pacífico fue asumido por la izquierda venezolana que Chávez enmarcó en la doctrina del Padre Libertador Simón Bolívar y ha sido empoderada por el sector de derecha anti-nacionalista que asocia la simbología acertada de Chávez y la idealiza hacia la transición de un modelo capitalista en un talante de vida inspirado por la restauración neoliberal, es decir, el restablecimiento de un patrón político que ya existía y se vislumbra peligrosamente insostenible en tiempos modernos ya que, en el pasado, fue demostrada la reacción del "caracazo" como tsunami de pueblo en rechazo al neoliberalismo en América Latina.
Irónicamente la derecha vende lo viejo como nuevo y lo llama "cambio" y quienes han creído en el proceso revolucionario de izquierda gritaron durante mucho tiempo por "cambios" y de alguna manera han sido traicionados en una sordera que causó efectos de votación y confusión. Frente a esto, la respuesta del gobierno surge siempre en 3R, (revisión, rectificación y re-impulso) que no terminan de concretarse. La crisis moral que pulula la calle se ha convertido en un salvaje capitalismo que implica a un pueblo comiendo pueblo. La debilidad y desesperación prendió las alarmas de una reacción verdadera o una debacle frente a un grupo de comerciantes de la política que ven el nacionalismo de Chávez para burlarse del significado de patria. La alienación mediática hizo su trabajo, el sabotaje económico del capitalismo rindió sus frutos y con esto, la sordera de muchos líderes sigue impulsando el malandraje anárquico de calle y las contradicciones de un país que se destacó en el pasado por ser siempre solidario y que ahora arroja la miseria como modo de explotación y vida diaria. Hasta la moral se está perdiendo en el cambio. Por eso, entre singular y plural de "cambios y cambio", se bachaquea la paz de Venezuela.