La vía del diálogo

La reconfiguración del poder que surgió el 6D, obliga al gobierno y a la oposición a un diálogo transparente y sin cartas escondidas, para enfrentar la emergencia económica y sus terribles consecuencias sociales. Al crear un equilibrio relativo entre la AN y el Ejecutivo, el soberano tensó la cuerda para desafiar a la élite política de ambos bandos, para que enfrente la crisis económica que agobia a los venezolanos y amenaza con arrasar el patrimonio social y político conquistado por la revolución. La oposición ganó por "default", aun cuando el pueblo no le dio un cheque en blanco sino un mandato para que fuese parte de la solución. No para que utilice un triunfo circunstancial como plataforma para tomar Miraflores en "seis meses", como lo proclamó Ramos Allup replicando el discurso ambiguo, al estilo Gean Sharp, que utilizó la "trilogía del terror", cuando en 2014 decretó "la salida por una vía constitucional", que en realidad fue una contraseña para darle play a la violencia guarimbera que enlutó a 43 hogares venezolanos.

A través del diálogo se explora la solución de conflictos por la vía pacífica. Supone la responsabilidad compartida y la subordinación de los interlocutores a un interés superior de la sociedad. Para los revolucionarios, dialogar no significa claudicar ante el adversario. Es una estrategia razonable cuando la otra opción es la violencia, incluso en tiempos de conflictos armados, el diálogo ha demostrado ser una herramienta para minimizar los horrores de la guerra. El "tratado de regularización de la guerra suscrito por Bolívar y Morillo" (1820) es un referente histórico que ilumina el camino en esta hora difícil de la Patria.

El diálogo gobierno-sector productivo es necesario pero no es suficiente para conjurar la crisis. Se requiere además el diálogo entre los actores políticos, pero para que este sea viable, debe partir del respeto a la Constitución, la preservación de los logros sociales de la revolución a los cuales el pueblo jamás renunciará y la construcción de una estrategia que impulse la superación del modelo capitalista rentístico-importador a través del desarrollo endógeno sustentable. Por tratarse de dos proyectos políticos antagónicos, las diferencias insalvables deben ir a consulta popular.



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Gustavo Márquez Marín

Carabobeño, nacido en Valencia, ingeniero egresado de la Universidad de Carabobo donde también ejerció la docencia, durante la gestión del Presidente Hugo Chávez se desempeñó como Ministro de Industria y Comercio (1999), Ministro de Estado para la Integración y Comercio Exterior (2005-2007), Embajador en Austria y Representante Permanente ante los Organismos de Naciones Unidas en Viena (2001-2004), Comisario General del Pabellón de Venezuela en la Expo 2000 Hannover (1999-2001) y Miembro de la Comisión de Negociación con Colombia de las Áreas Marinas y Submarinas (1999-2001).

 gamarquez2@yahoo.com

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