En Venezuela se están presentando diferentes diálogos contradictorios tanto por los contenidos sostenidos por sus protagonistas como por los conceptos que se expresan en esos contenidos cuales, a su vez, afectan, directamente, a los protagonistas que buscan ser "eso", protagonistas.
Por un lado percibimos a aquellos que son netamente capitalistas y lo practican con vehemencia, los otros que se conjugan y "se esconden" en lo que se cacarea con entusiasmo e interés detrás del concepto no definido como socialismo, unos invitados que se consideran ajenos a todos estos escenarios quienes encajan en el mundo de los nihilistas. Pero, curiosamente, aparentemente, ninguno de los invitados a la mesa del diálogo propone discutir el problema fundamental, seguramente, por razones diferentes y pedestres.
Nos estamos refiriendo en cuanto a precisar cuál es el problema fundamental de Venezuela en las actuales circunstancias a definir que nos encontramos inmersos en un proceso de transición del Estado venezolano de la manida y repetida estrofa del Estado rentista hacia las calidades de un Estado indefinido. ¿Por qué consideramos que no se expone a cuál Estado se trata de alcanzar en este proceso de profunda e inevitable crisis histórica que le está tocando "capear" a Maduro Moros?.
Por un lado, por ejemplo, ni Lorenzo Mendoza, el dueño del circo, a decir de Clodovaldo, ni Fedecámaras, vocero oficial del mencionado y del reiterado slogan titulado capitalismo a la venezolana (sic) "se han mojado" para exponer, en seria información, a cuál Estado aspiran en estos reales momentos de seria y profunda crisis del sistema capitalista mundial, muy seria que no puede llevar, en nuestra consideración y responsabilidad, a una guerra mundial catastrófica. Éste es un muy serio tema a considerar en la mesa de negociaciones que ahora la llaman "diálogo". Es más, ambos actores en referencia más arriba, ni siquiera se molestan a acercarse a insinuar una definición conceptual de Estado. Típico de la diplomacia vaticana.
En la acera de enfrente, es decir, en el otro lado de la mesa para el diálogo-negociación se encuentra un amplio espectro de intereses contradictorios entre sí que se conjugan detrás de varios slogan: "somos socialistas", "somos chavistas", "somos revolucionarios" y algunos llegan a expresar que "son nacionalistas" pero, hasta ahora, no han definido tampoco como los anteriores referidos a cuál Estado se están refiriendo aunque, en su descargo, al menos, expresan que el escenario histórico que representa al Estado rentista está agotado. Pero ello no significa que hayan definido a cuál Estado aspiran más allá del "saludo a la bandera".
Es decir, nos encontramos ante "un diálogo de sordos", así de sencillo. Ello, por lo tanto, es extremadamente grave en considerando diferentes variables objetivas íntimamente relacionadas con Venezuela como país-nación por lo cual deberíamos tratar de sincerar todos los actuales escenarios en los cuales nos encontramos profundamente inmersos en gravedad terminal.
Lo inmediato anterior nos debe llevar, necesariamente, a precisar el "problema fundamental" actual por el cual transita, inevitablemente, Venezuela y toda su sociedad, la presente y la ausente; ello significa que "tirios y troyanos" deberían asumir con calma y objetividad que éste barco podría no llegar a buen puerto con lo cual perdemos todos; Mendoza y Fedecámaras perderían los reales beneficios que otorga Venezuela como ningún otro país reiterando el primero la frase de que no se van de Venezuela, verdad de perogrullo; mientras que el lado revolucionario, permítasenos calificarlo como tal, considera que "el socialismo" (sin definir) será la solución de todos los males por los cuales atraviesa Venezuela gracias a los capitalistas. Tremendo y sustancioso argumento por banal e incompleto. Debemos enseriarnos ya, definitivamente, se acabaron los tiempos de espera.
Es cierto que Venezuela ha transitado por las calidades de un Estado que lo hemos definido como "Estado rentista". Es cierto que, en las actuales circunstancias, nacionales e internacionales, es de obligación imperativa e inevitable realizar una profunda reingeniería de ese Estado rentista hacia su transformación profunda hacia, al menos, un Estado moderno sí es que ustedes nos permiten definirlo como "Estado moderno", por ahora.
Es evidente y demostrable, históricamente, que la transformación y tránsito de un Estado agotado hacia un Estado activo es traumática pero, actualmente, en el caso de Venezuela, además, a ese escenario le estamos adicionando las confrontaciones y las contradicciones correspondientes a dos modelos socio-económicos: el capitalismo sin definir tanto por Mendoza como por Fedecámaras versus el socialismo también sin definir más allá del conjunto de Misiones sociales de un acercamiento de una economía "a lo sueco". Grave, muy grave, porque estamos inmersos en un profundo mundo de contradicciones donde, probablemente, el "factor externo" está influyendo seria e irresponsablemente en nuestras decisiones "de casa".
Pero, en los actuales momentos, nos encontramos con dos problemas fundamentales. Por un lado, la objetiva y real quiebra del país, Venezuela, que no podemos ni debemos esconder, sencillamente, porque todo el mundo la conoce internamente porque la vive y externamente porque también saben de "matemáticas". Además por una profunda ignorancia real de las tesis marxistas cuando menos y de la Historia social y económica mundial a lo extremo sí es que se auto-califican como "marxistas". Es decir, dejando los pruritos a un lado no estamos analizando nuestras realidades con objetividad, las realidades en las cuales están inmersas todas las "fuerzas productivas" y todas las "relaciones sociales de producción" con el agravante real de considerar que, en estos tiempos históricos, el sector obrero aún no ha asumido qué significa que la Revolución venezolana se encuentre ejerciendo el Poder real comportándose con expresiones político-social-económicas como sí en Miraflores se encontrara gobernando un adeco y/o un copeyano.
Como podríamos deducir nos encontramos profundamente inmersos en un mundo de contradicciones cuales no están siendo definidas ni expresadas en tanto y cuanto nos proponemos eso que el Gobierno denomina "diálogo" y que Lorenzo Mendoza y Fedecámaras considera un "proceso chucuto" mientras que los obreros van a huelgas y la sociedad comienza a "hacer sus colas" a las 3 de la mañana para poder comprar "cuatro rollos de papel de baño". Es decir, estamos en ese mundo mágico como aquel que expresó un francés, según, en la novela "La miseria humana". Esperemos que no lleguemos a los escenarios de "Lanzas coloradas".
Exponíamos más arriba que además de los factores internos de crisis real y grave por los caminos por los cuales circulan diariamente las amas de casa, también están presentes los factores externos quienes con sus intereses de Estado realizan todos sus esfuerzos para que Venezuela y toda su sociedad se mantenga en "un limbo esperanzador de soluciones personales". General y correctamente nos referimos "al Imperio" como el "eje de todos los males". Ello nos recuerdan todas nuestras lecturas históricas sobre la "Santa Inquisición", las "Cruzadas" y todas las justificaciones goebbelianas.
Nos encontramos en unas circunstancias de obligación que nos tienen que llevar a conocer, en profundidad, nuestra Historia Patria. Lo exponemos ya que en la mesa de conversaciones entre los diferentes grupos en pugna sería no solo necesario como también prudente que tratemos de conversar con ideas históricas comunes sí es que lo que repetimos hasta el agotamiento lo tenemos interiorizado, es decir, que somos venezolanos y que amamos nuestra Patria, Venezuela.
¿Por qué consideramos que el conocimiento de la Historia de Venezuela es fundamental para que se conforme una base real que sustente las serias conversaciones no solo para salir de la actual y muy grave crisis socio-económica y financiera por la cual está transitando Venezuela y toda la sociedad venezolana no solo el pueblo, el Poder Popular, como también Lorenzo Mendoza y los componentes sociales de Fedecámaras porque sino ya se hubieran ido del país, Venezuela?
Venezuela tiene una responsabilidad histórica que hemos heredado más las actuales responsabilidades presente y a futuro por los reales significados que se contienen en lo que, reiteradamente, hemos referido como "su Geografía Física". Claro sí desconocemos nuestra Historia como realmente sucede y sí negamos todo el siglo XX, entonces, "estamos fritos" porque un país que niegue su propia Historia está propenso a ser colonia de cualquier país, grande o chiquito.
Es evidente que el capitalismo quiere "toda la torta" pero también el capitalismo no tiene "de tonto, ni un pelo". Es cierto que el socialismo ¿cuál? que tratamos de alcanzar en Venezuela también quiere todos los beneficios por aquel concepto del "socialismo real", con lo cual podría quedarse "sin el chivo y…".
Ello nos obliga a alcanzar "la cohabitación a la italiana" sí es que, ahora, aquellos países allende y lejanos a nuestras fronteras tienen particularidades que no les agradan a los "sectores externos". Pero, debemos exponerlo, esos sectores externos, por sus asimetrías, también podrían equivocarse porque la Historia de Venezuela demostró que no necesitó a la Corona española para comerciar con el Caribe, porque no necesitó someterse a humillaciones para conquistar la Independencia de "solo algunos países" incluida Venezuela, porque no necesitó de asesoramientos para proponer y consolidar la OPEP, porque no necesito de ellos para contribuir no solo con la "pax colombianae" como también con la paz en Centroamérica, porque nunca jamás ha enviado un "solo soldado" a combatir en "suelo extranjero", ni ha invadido "país alguno", porque, sencillamente, tenemos interiorizada nuestra Historia Patria, Venezuela.
Es por ello que los capitalistas, los verdaderos capitalistas, expresan al unísono que no se van de Venezuela, es por ello que los reales-revolucionarios no son escuchados.
Solo tenemos un camino, el diálogo en negociaciones serias y comprometidas nacionalmente.