Esa es la disyuntiva, no hay otra, pero la encrucijada se confunde por las distintas connotaciones que solemos darle a las palabras: "derecha" y "revolución". Los que tienen, en general, posiciones de derecha las esconden o las llaman de izquierda porque les da vergüenza reconocerse. Por su parte la palabra revolución, parodiando a "Un Solo Pueblo", tiene amigos a montones pero en ella se colean los zorros y camaleones.
Las ideas comienzan a clarificarse si las ubicamos en las categorías metodológicas del marxismo, ideología del socialismo o del liberalismo, ideología del capitalismo. Esta precisión es la única manera de saber a ciencia cierta de qué estamos hablando. Dentro de la categoría del liberalismo son comunes los términos reformismo, populismo, socialdemocracia, democracia cristiana, democracia burguesa, capitalismo, imperialismo y hasta el extremismo totalitario del fascismo. Todas esas variantes del liberalismo son antagónicas a la corriente de pensamiento revolucionario marxista y pueden ser denominadas derecha moderada, extrema derecha o simplemente derecha según la variante. En el otro extremo se encuentra la izquierda que de acuerdo a su cercanía con la idea marxista del socialismo las identificamos con las expresiones izquierda moderada, centro izquierda o izquierda revolucionaria. En este último concepto se pueden clasificar Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, Mao, el Che Guevara y Fidel Castro entre tantos. También fueron seguidores de esta idea, por distintos caminos y con sus peculiaridades, Fabricio Ojeda, Argimiro Gabaldón y Hugo Chávez quien se declaró cristiano, revolucionario y marxista.
En concordancia con lo anterior la única acepción válida de la palabra revolución, para la corriente de pensamiento de la izquierda revolucionaria, es la que se inscribe, en lo fundamental, dentro de la idea marxista del socialismo, enriquecida con las particularidades creativas propias de nuestro pensamiento bolivariano, robinsoniano y chavista revolucionario. De acuerdo a esta corriente histórica no hay revolución sin lucha de clases ni se construye el socialismo sin relaciones socialistas de producción. Dentro de la diversidad del chavismo se reflejan las diferentes expresiones de la izquierda pero también existe y es dominante, en la burocracia del chavismo, la corriente socialdemócrata del liberalismo. En nuestro criterio el gobierno de Nicolás Maduro está dominado por la derecha interna. Esta corriente no comparte el marxismo como idea socialista sino que se amolda a los cánones de la democracia burguesa, defiende la propiedad privada y las relaciones capitalistas de producción en un contexto reformista, populista y socialdemócrata. Estas consideraciones teóricas se materializan y visibilizan en el gabinete económico estructuralmente controlado, con sus excepciones, por funcionarios neoliberales donde la figura más conocida, por su trayectoria empresarial, es Miguel Pérez Abad en cuyas manos descansa el proyecto de emergencia productivo decretado por Nicolás Maduro.
La agenda económica bolivariana y las acciones de salvación nacional asumidas por el equipo gubernamental de Nicolás Maduro son todas de corte capitalista. Se está proclamando, según la derecha chavista, que las ideas socialistas no son factibles ni los socialistas creíbles para resolver la crisis económica, de seguridad y ética que está hundiendo al país en la ingobernabilidad. Este es un paso más en el camino para la entrega definitiva del poder político desde la derecha interna a la derecha de la MUD, de Ramos Allup, de Julio Borges, de Corina Machado y de Leopoldo López porque la cúpula chavista derechista está reconociendo, en su esencia, que el proyecto alternativo de la burguesía y de la socialdemocracia tiene la razón ideológica y política.
Menos mal que todo el chavismo no está en el gobierno ni alienado por la derecha interna. Todavía hay una esperanza de redención en la izquierda del chavismo. La conmoción histórica provocada por la emergencia de Chávez en la política contemporánea de Venezuela no irrumpió para entregarse a la derecha sin pena ni gloria. La revolución es el único camino a seguir, sin vacilaciones ni desviaciones ideológicas, por el pueblo chavista a la espera de nuevos líderes insurgentes. A la derecha interna que sigue creyendo en las soluciones capitalistas le pasará inevitablemente como al labriego chino quien encontró una serpiente congelada en el río y la apretó en su pecho para darle calor. Cuando la serpiente revivió mordió al desafortunado campesino quien en su agonía dijo: "Recibo lo merecido por haber tenido compasión de una criatura maligna" (Cita de Mao Tse-Tung en "Llevar la Revolución hasta el Fin").