La verdad uno no para de sorprenderse al comprobar cómo dentro de la Revolución debe haber quienes como única misión tienen la de sabotear, desviar, retener, retardar, esconder, archivar, botar, negar al jefe, empantanar lo más que se pueda cualquier solicitud, entorpecer, es decir ejercer el sabotaje en todas sus manifestaciones y modalidades para que la arrechera siga anidada en millones de venezolanos, a los que tanta ineficiencia, llamémosla inducida, los ha obligado a ver la Revolución como su enemiga y a desestimar cualquier logro, porque ante tanta frustración, todo lo bueno se minimiza y lo último que recuerda la gente es, por ejemplo, el caso más reciente cuando con bombos y platillos el Presidente y luego uno de los vice, concretamente Arreaza y la Ministra del Poder Popular para la salud divulgan un 0800.saludya (0800-7258392) y que para que llamemos a fin de que se nos informe dónde encontrar los medicamentos que en la mayoría de los casos tenemos que consumir millones de venezolanos en razón de padecimientos de salud.
Pero resulta que dicho número de teléfono no sirve para nada, no caen los repiques, ni desde celular, ni desde fijos y como sabemos, sobre todo aquí en el Táchira, por ser frontera, quienes aquí habitamos, somos las victimas más afectadas con la guerra económica, pues el sector de los medicamentos ha sido especialmente diezmado por ser un filón muy apetecido por las mafias de bachaqueros que prácticamente han arrasado con todo, hasta el punto de que no sería exagerado afirmar que muchas de las muertes sucedidas en los últimos meses habría que atribuírselas a la falta del medicamento que bien podría haberle, o prolongado la vida o salvársela a quien requiriera de él.-
Los llamados chavistas duros, que somos capaces de enfrentar y superar a fuerza de mística cualquier problema que incluso nos afecte individualmente o a nuestro grupo familiar, todos no somos santo Job, es pues, óbice pensar que puede llegar el momento en que la paciencia no puede trasponer el límite entre la mística y la vida, vida que si se estuviese ofrendando para salvar la Patria, tendría su justificación, pero que no la tiene cuando es producto de la imposibilidad de lograr un beneficio al que se tiene derecho y más cuando se comprueba que cualquier oferta resulta un engaño que en este caso ya es repetitivo, pues recordemos que el anterior ministro hizo una oferta similar y nos mandó a las farmacias más cercanas a registrarnos y lo que hicimos fue el ridículo al comprobar que en esos establecimientos no sabían nada y la mayoría de los caso lo que recibimos fue gestos de burla de los empleados de dichos establecimientos, por lo general escuálidos a morir.
Por ello, esta vez echando a un lado mi mística, disciplina o como quieran llamarla, he decido, haciendo uso del privilegio que me da Aporrea, denunciar algo a lo que solo se me ocurre llamar insólito y para darme algo de contentillo, achacárselo a infiltrados, porque es imposible pensar que quien esté logrando los objetivos, de cómo en este caso, frenar una iniciativa que tendría sus bondades si se pudiese aplicar, sea un revolucionario a carta cabal.-