Los golpes de Estado no surgen de la voluntad de los golpistas, éstos son meros instrumentos de las tensiones políticas y sociales. Los golpes, las rupturas del equilibrio de gobernabilidad, responden a una agudización de la disputa por el poder.
En Venezuela estamos en uno de estos periodos de ruptura, es suficiente percatarse de los temas que ocupan la preocupación de la gente, de los políticos, encontraremos en el centro de las angustias al gobierno y, más concreto, la salida del Presidente, la forma de sustituirlo. Se habla de enmienda, referéndum, los más directos dicen que firme su renuncia de forma forzada, y hay quienes plantean directamente un golpe, otros hablan del Titanic y proponen agarrarse de las tablitas que queden del desastre, los más cándidos quieren que la situación se resuelva regresando sin ningún trauma al pacto de punto fijo. Es necesario estudiar el nuevo paisaje, la nueva situación, de acertar en su comprensión dependerá el rumbo. Veamos.
Era inevitable el choque entre el proyecto socialista y el capitalismo, la Revolución necesitaba avanzar sobre las formas capitalistas, el Comandante se clarificaba cada día más y los pasos se sucedían con rapidez, era inevitable el choque con los capitalistas. En ese escenario de guerra se entiende el atentado contra el Comandante de las fuerzas socialistas, de esta manera debilitaron en gran medida a la Revolución, menguó en todos los campos. Ese magnicidio marca el inicio de una gran batalla que aún no se decide.
Los sucesores ensayaron una especie de "capitalismo con rostro humano", y se estrellaron contra la realidad, entraron en contradicción con el capitalismo que no acepta medias tintas, que difunde su ética ladrona por todos los rincones de la sociedad. Los sucesores incautos pensaron que la burguesía podía elevar las fuerzas productivas y a partir de allí se iniciaba la construcción del Socialismo, y el truco les salió malísimo: la burguesía se cogió los dólares y sólo elevó la conciencia egoísta que ahora se manifiesta con fuerza en los "bachaqueros", en el robo de los alimentos en los abastos del gobierno, en la epidemia de inseguridad, en la pérdida de apoyo al gobierno que dejó de ser proveedor, en la guerra de todos contra todos.
La contradicción se expresa en lo político con la formación, de hecho, de dos gobiernos: la Asamblea en un polo y el ejecutivo en el otro, que por ahora agrupa al inseguro TSJ, siempre hay que recordar el axioma "entre abogados te veas", no se sabe cuándo te dejan como pincho de restorán.
Esta contradicción, difícilmente se resuelve dentro de la Constitución, ésta ya no tiene capacidad para contener la tensión social. La presión para la renuncia del Presidente seguirá en aumento, hasta que se transforme en un acto de fuerza. El gobierno, desesperado, no atiende la situación política que es donde estallan todas las contradicciones, al contrario, se dedica a vender trozos de la Patria, a cambiar un rentismo petrolero por un supuesto rentismo minero, y abandona a su base social, la deja sin conducción, la priva de la pasión que produce luchar por causas nobles.
En esta situación difícil, en los últimos minutos, el sector que se quede atrapado en la vieja lógica está perdido, quien se quede defendiendo la legalidad, una madrugada se levantará todavía con el pijama en Nicaragua o en Argentina. Y para decirlo directamente, quien primero se salga de la legalidad agotada será el que lleve la ventaja, y dicho con otras palabras: el que primero dé el golpe, el que, como diría el viejo Saturnino, "pique alante", será el que tenga más posibilidades de hegemonizar.
Y aquí ocurren dos fenómenos. Los Revolucionarios respetan la legalidad burguesa al punto que los castra, la burguesía tiene clara visión de poder, de sus intereses y la legalidad que no les sirve para la dominación es dinamitada sin que les tiemble el pulso. Recordemos a la Chile de Allende. El otro fenómeno, los Chavistas pecan de disciplina, esta puede ser una Revolución que se pierde por exceso de disciplina… boba.
