Mi abuelo Francisco era parco pero elocuente, el dinero mejor invertido es en herramientas -sentenciaba-, y también que "el que parte no escoge", esto con relación a sentarse a la mesa y repartir digamos que una fruta, si tú la partes yo escojo primero y viceversa, era sentido de justicia entre mi hermano y yo; nada de eso de que quien parte y reparte se coge la mejor parte.
Cuánto le debo, y a propósito, él fue parte de mi escuela, forjó mi camino y como si me hubiese dicho que ¡vete a joder por ahí pero procura no coger atajos!, hasta el sol de hoy lo cargo en la cabeza y hasta se me nublan mis ojos de querer verlo de nuevo, locuras mías.
Él tenía un billete de quinientos Bs que guardaba en un baúl junto con algunas morocotas, de vez en cuando lo sacaba y lo ponía al sol un ratico como para que no se pusiera mohoso y luego volvía a guardarlo; al respecto yo alardeaba en la escuela, de que "mi abuelo Francisco tiene un billete de quinientos"; entonces corría el centavo, la locha, el mediecito, el real, el bolívar, la moneda de dos y el fuerte que valía cinco Bs, eran las monedas de uso corriente; si mal no recuerdo los billetes eran de diez, veinte y cien, aparte del ya mencionado y al que llamaban "orquídea", por el color de su estampa.
Recuerdo -tendría yo cinco o seis años y, por supuesto no había ido a la escuelita a pasar mis casi tres años ahí antes de desertar en el tercer grado, porque había que cumplir siete para apuntarse- que entonces era yo campeón mundial jugando trompo a la "Guerra de Troya" y cuanto juego pudiese haber, y precisamente jugando "Troya" hice un lance que cuando el bicho clavó la baqueta en el suelo, saltó una monedita para mi desconocida a la sazón, era parecida al centavo pero ligeramente distinta, lo que me confundió, así que salí corriendo hasta donde mi abuelo Francisco para preguntarle qué vaina era aquello.
Primera y única vez que supe de esa moneda anterior al centavo y se trató de "el fisco", eso es un "fisco", me dijo mi negro, y más o menos él me dio una explicación que no recuerdo ahora; y nunca más hasta hoy que evoco ese bonito recuerdo, supe referencia alguna respecto a esa extraña monedita anterior al centavo.
Años después sobrevino un ataque a la moneda venezolana luego que Rómulo Betancourt firmara el "Pacto de Nueva York" devenido en "Pacto de Punto Fijo", primero, Betancourt redujo en 10 % el sueldo de tutilimundi (hay que recordarle esa vaina a R Allup) para luego remachar ordenando recoger las monedas de a locha, medios reales bolívares y dobles, que pararon en el Banco Central y de ahí salieron en contenedores, toneladas y toneladas de monedas venezolanas hacia Estados Unidos.
La razón es clara, nuestra moneda era contentiva de aleaciones de níquel y plata, entre otros metales, la exploración aeroespacial iniciaba un vertiginoso auge y Estados Unidos necesitaba especialmente nuestro níquel para forjar aleaciones con Titanio y conformar materiales de alta resistencia para su cohetería espacial, y nada mejor que robárselo ahí a pata´e mingo, y el lacayo Betancourt estaba ahí para obedecerles, así que nuestra moneda desapareció para darle paso a billetes devaluados.
Quienes sí aprovecharon las migajas de la renta petrolera fueron los padres adoptivos de Gorgojo Mendoza, y mientras, de 1958 a 1989 el pueblo fue acorralado a la miseria hasta que explotó cuando el caracazo, y entonces pasaron diez años más de barbarie adeca-copeyana y no fue sino a partir de 1999, cuando Chávez es electo presidente, que el pueblo empezó a respirar menos ahogadamente, aunque ahora los mismos Mendoza pretenden apretarle el nudo al cuello al pueblo venezolano, restituir la esclavitud.
Ya en plena "Guanábana" (contubernio AD-COPEY, blanco y verde), Pedro Tinoco, jerarca de la oligarquía y presidente del Banco Central, dispuso emitir billeticos de dos bolívares, pan y circo, eran tales que tú te los guardabas en la cartera y cuando los ibas a sacar se deshacían, pocos se acuerdan de los "tinoquitos" pero es bueno refrescarle la cara a R Allup y a etc.
Fue la reforma monetaria que el Presidente Chávez formuló, la que paró en seco la caída estrepitosa del valor nominal del bolívar, momentáneamente, pero ahora el enemigo ataca de nuevo ferozmente al signo monetario venezolano y de paso algunos bocabiertas encubiertos como ique chavistas le echan plomo plomo plomo plomo y más plomo, plomazón, a Maduro, el más pendejo, y le sirven de comparsa a la MUD.
Adecos y copeyanos lacayos del imperialismo entregaron toneladas de oro al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial; mientras que Chávez recuperó ese oro, lo trajo de vuelta mayormente, hasta donde era conveniente ¿con que cara van R Allup y J Borges a decir estupideces en contra de la revolución si el sino de ellos es precisamente abrirles las piernas al imperio?
Ah, ese parásito feliz que es Gorgojo Mendoza ahora pretende restaurar el tiempo de la "Guanábana", conjuntamente con los dos sinvergüenzas citados y etc que ahora rigen la AN.
¿Acaso será que cuando él (Gorgojo) estire la pata, va a llevarse el dineral en la urna, o será que va a llevarse un cheque al portador para cambiarlo allá en el banco de la Quinta Paila?
Si Gorgojo Mendoza ya tiene billete que jode, como para limpiarse el fornoquete, y hasta para echar pa´arriba, ¿qué le cuesta parar tan alocada voracidad crematística?
Esta monedita vale mucho -me dijo entonces mi negro- porque es antigua, eso lo recuerdo, pero yo no tenía idea del porqué; ahora yo me pregunto, ¿si yo fuese caminando y de pronto hallo una moneda de cuando el imperio romano, y quisiera cambiarla, cuánto me daría el Banco Central por ella?
Pienso que vale la pena asumir lo que cada cosa vale realmente y me hago otra pregunta que seguramente usted también se hace, ¿qué vale más, un litro de agua o un kilo de oro?, y es posible que entonces usted me diga que eso depende de si se está en el desierto o a las riberas del Orinoco.
Sólo para la reflexión del pensamiento, uno puede ser feliz con tan poco pero la avaricia rompe el saco.
Entre los valores del socialismo la solidaridad humana y la coexistencia con la Naturaleza, brilla en el más alto grado; mientras que el capitalismo chupasangre exalta el egoísmo y la avaricia aunque tenga que destruirlo todo.
Por cierto, es bueno acotar que la llamada alta jerarquía eclesiástica de aquí y que es arte y parte de toda esa sinvergüenzura, proviene de raíz de los banqueros de entonces y cuyas sedes funcionaban en las iglesias, por lo que Jesús los echó a patadas del templo y los llamó mercaderes corruptos.
¿Se atreven Urosa Savino y Diego Padrón desnegarse de su saga mercantil?