Estos días de semana santa, sirvieron para percatarme de la inoperancia de algunas instituciones gubernamentales. Todo se puso difícil. Caminé dentro del espacio de un mercado oriental, buscando precios económicos, pero todo resultó cuesta arriba. Así debió ser en los mercados de todo el país. El producto estaba, pero cuando registraba mis bolsillos para ver si tenia con qué pagar lo que me pedía el bachaquero por dicho producto, optaba por seguir caminando, buscando "la oferta".
Pero, entre bachaqueros no existe competencia, ni existen las ofertas; ellos venden al precio que les parezca. En realidad, son dueños del producto, por lo que muchos confiesan cuando se les amenaza con denunciarlos, que ellos son su propia SUNDDE. "Anda donde te de la gana". "Esta vaina es mía y la vendo al precio que quiera" Simplemente, así lo dicen. Entonces, uno, impotente ante este tipo de respuestas no queda mas que sentirse como perrito regañado, deseando en ese momento tener cerca a uno de esos supervisores protectores de nuestros derechos socioeconómicos para que ¡Oh, señor todopoderoso metan la mano por uno! Pero, ¡que va! A lo mejor, si andan por allí cerca, se hacen los locos.
A decir verdad, se soltaron los bachaqueros, hicieron su semana santa perfecta. Es por eso que hasta el día jueves santo, aun no había decidido que tipo de pescado comprar para hacer el Cuajao, porque parece que dichos pescados salieron directamente del agua a las nubes y, ganas no me faltaron de recurrir a un Dron para ver por donde andaban, mientras pensaba si podía comprarlos.
Como el programa de VTV, A veces me pregunto, lo que se puede estar preguntando todo el mundo: Y ¿Qué habrá que hacer para desaparecer a los bachaqueros que ya están acostumbrados a obtener tantas ganancias? ¿Los canonizamos? A lo mejor, si fuera por Urosa, ya hubiese reunido todos los recaudos para mandarlos al vaticano. Pero en verdad, es posible que con el tiempo si no se eliminan, terminaremos creyendo que realmente son milagrosos porque consiguen el azúcar, el arroz, la harina, entre otros productos; lo malo es que en vez de conformarse con un velón, hay que gratificarlos por lo menos con 9 mil bolívares que sería el precio mínimo de una paca de los productos antes nombrados.
En fin, no se descarta que en nuestros hogares, se hagan altares para rendirle culto a los santos bachaqueros que tan a tiempo y por mil por ciento más de lo que vale un producto, sobre el precio justo de la SUNDDE, nos lleven a decirles: Gracias, santos bachaqueros por los favores recibidos.