Durante 17 años se ha constituido en Venezuela el gobierno de mayor carácter popular en su historia, dedicando más del 60% presupuesto nacional al gasto social, dándole respuestas a los históricamente excluidos, mejor distribución de la riqueza, mayor participación política, protección social, educación, cultura, recreación y salud. Sin embargo, y no ahora, sino durante muchos años, hemos venido acusando de los errores y deficiencias, no solamente en el plano de la producción económica sino también en la deformación y el efecto del caudillismo y el liderazgo único en el país.
Es necesario reconocer que durante el gobierno de Chávez y la continuación de Maduro se ha profundizado la dependencia del rentismo petrolero en lo económico y no se ha traspasado las barreras del populismo en lo político y social, no hemos constituido una sociedad productiva ni una cultura del trabajo. En los últimos tres años las exportaciones petroleras representaron en promedio más del 96% del total de las exportaciones del país, la más alta tasa de dependencia jamás registrada desde que se comenzaron a llevar las cuentas nacionales a mediados del siglo XX. En 1997 fue de 76,8%. Hubo un retroceso muy importante y las exportaciones no petroleras se han reducido a cifras muy pequeñas. La dependencia petrolera actual y el haber animado a la población a esperar que el uso fiscal de los ingresos petroleros y el endeudamiento público (basado en comprometer los ingresos petroleros futuros) solucionen todos sus problemas, constituyen un importante problema económico, social, cultural y político.
Muchos de los males que hoy acuñamos solamente a Maduro son en realidad responsabilidad fundamental del gobierno de Chávez, lo que pasa es que ya no contamos con el gran líder que pueda maniobrar frente a la crisis.
Otro de los mitos sobre la crisis actual es señalar reiteradamente que este gobierno recibió y gastó más de 900 mil millones de dólares, los cuales, según los adversarios regaló al exterior o dilapidó. Existe un profundo desconocimiento de la importancia de la política exterior y sobre todo el papel que juego el humanismo internacional en cualquier gobierno que diga llamarse socialismo. Sin negar los altos niveles de despilfarro y corrupción, muchas veces cuando se acusa de dilapidar el dinero se refieren es al alto gasto social de este proceso.
Así mismo, cuando se señala que este gobierno ha obtenido las mayores rentas, con los altos incrementos del precio del petróleo, eso también es falso. En economía existe el concepto de precio real que- a diferencia del precio nominal- sirve para comparar históricamente la cantidad de bienes que se pueden adquirir con ese precio. Según los cálculos más conservadores para que Venezuela pudiese contar con ingresos superiores a los que representaron 30$ en la década de los 70 y 80 sería necesario vender el petróleo a precios superiores a los 300$, a lo cual no hemos llegado ni cercanamente.
Es cierto que tenemos una crisis profunda de desabastecimiento, pero hay ingresos, las personas, aun siendo víctimas del bachaqueo- máxima deformación de la cultura petrolera- aun comprando a revendedores, siguen consumiendo y alimentándose. Es abolutamnete falso que hoy en Venezuela existan más pobres que en 1998.
Así mismo a pesar de los altos índices de delincuencia, que normalmente son grotescamente malipulados y magnificados por los medios de información, no podemos negar que es un problema mundial, producto de las drogas y violencias generalizadas a nivel internacional. No somos productores de drogas ni armamento y mucha de la violencia de carácter paramilitar nos viene de los países vecinos. Continuará...