Cosas no Contadas

Tipos de imbéciles

Cuando estaba cursando estudios en Educación en mi querida y siempre recordada ULA. Había una asignatura llamada Didáctica de la especialidad. Esa materia de estudio el profesor de turno nos mando a leer y a investigar varios libros del filósofo español y novelista Fernando Savater. Al pasar el tiempo me recordé que yo había consultado un libro de él cuyo titulo es Ética para Amador.

A este respecto, empieza a desmontar algo que los filósofos griegos como Aristóteles y Platón habían ya trabajado el tema de la Moral y la Ética. Pero lo que quiero dejar claro es una cosa; este tema lo relaciono y lo dirijo a un conjunto de seres humanos que fueron elegidos por el voto popular para asumir la diputación en la Asamblea Nacional venezolana.

Pues vayamos al grano o al meollo del asunto. Considerándose que "Moral es el conjunto de comportamientos y normas que tú, yo y algunos de quienes nos rodean solemos aceptar como válidos; ética es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras morales que tienen personas diferentes" citando al autor.

Y el otro punto en cuestión es la Ética que para el personaje del Libro que sigue la estructura de la larga carta dirigida a un adolescente, donde el autor analiza algunas de las cuestiones éticas más esenciales para la sociedad actual: el correcto ejercicio de la libertad, la aceptación de la responsabilidad, la necesidad de la convivencia entre humanos para poder llevar una vida plena, el saludable deseo de disfrutar de la vida y de los placeres que ésta nos ofrece, la ineludible relación entre ética y política y la obligada reflexión acerca de asuntos que van mas allá de nuestras fronteras.

De acuerdo a un lenguaje accesible y cercano, Savater logra que seamos conscientes de la relevancia que tienen en nuestra vida las consecuencias derivadas de nuestras decisiones diarias del que hacer del venezolano actual.

Por lo tanto, las ideas expuestas por Savater en su libro "Ética para Amador" da una definición cuanto menos curiosa, y no exenta de ironía, en la cual, y si somos sinceros con nosotros mismos, encajamos en mayor o menor medida. Por ello se hace e hizo necesario que le demos una categorización del imbécil y veamos estas formas de jerarquización que a mi modo de ver plantea el autor: ¿Cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? No ser imbéciles (…) El imbécil puede ser todo lo ágil que se quiera y dar brincos como una gacela olímpica, no se trata de eso. Si el imbécil cojea no es de los pies, sino del ánimo: es su espíritu debilucho y cojitranco, aunque su cuerpo pegue unas volteretas de órdago. Hay imbéciles de varios modelos, a elegir:

a) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, el que vive en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no ronque y come chicharrones con pelos desenfrenadamente hasta llegar el éxtasis de su repulsión.

b) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le presenta: marcharse y quedarse, bailar y estar sentado, masticar ajos y dar besos sublimes, todo a la vez como muchos personajes mediáticos de la derecha.

c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Su cel relagalado por su mamita o su papi lo informa todo a través de las famosas redes "insociales" Imita lo que hace sus vecinos o les lleva la contraria porque sí. Todo lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa y con un guion preestablecido.

d) El que sabe qué quiere y sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o poca fuerza corre a un medio tarifado para que les publique su berrinche. A fin de cuentas termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana, a ver si entonces se encuentra más entonado.

e) El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro guarimbero pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida que tienen los venezolanos al no oír aquello que va a hacerle polvo

(…) Y todavía siento más tener que informarte que síntomas de imbecilidad solemos tener casi todos; vamos, por lo menos yo me los encuentro un día sí y el otro también, ojalá a ti te vaya mejor en el invento… Conclusión: ¡Alerta!, ¡en guardia! ¡La imbecilidad acecha y no perdona!" mosca con esos seres y sus medios.

Finalmente nos toca la siguiente reflexión:

¿Conoces algún imbécil que se autoproclame como tal? Pilas, podrías ser el mayor de los imbéciles y aún no saberlo… por estar creyéndoles a esa gente los pajaritos preñados que ellos pintan. En definitiva, todo individuo sabe que la existencia de imbéciles es tan real, como que justo él no lo es. Eso siempre se da por sentado. La pregunta no es si encajas en alguna categoría o no. La pregunta es en que grado encajas en cada una de ellas. No tengas miedo de reflexionarlo sinceramente, si es que de veras, no quieres convertirte en el perfecto imbécil.

Finalmente, esta frase ultima no tiene nada que ver con un manual o libro que escribieron por allá en un país vecino un grupo de "intelectuales de derecha"…sino mas bien es un uso de razón del ser humano que vive y que esta pendiente de lo que hacen estos señores allá en el parlamento venezolano.

 



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Marco Pedraza


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