El Libertador Simón Bolívar. Siempre el gigante Bolívar (I)

Estando convencido que nuestra historia independentista debe ser abundantemente divulgada, por ser ella única en el mundo, y donde actuaron diversos y excepcionales personajes, pienso que el venezolano está obligado a conocer profundamente esta gesta y también a cada uno de sus autores, muy especialmente la vida, pensamiento y obra del reconocido mundialmente como el más grande hombres aparecido en el siglo XVIII, nuestro Libertador Simón Bolívar. A Bolívar hay que estudiarlo profusamente tomando en cuenta el ámbito político internacional, americano y europeo. Sin duda que a Bolívar debido a su genial capacidad intelectual y militar lo llevó a ser objetivo, su esfuerzo resulta estimulante y ejemplar para toda la humanidad, porque Bolívar dirigió ejércitos formados por personas venidos de otras latitudes conjuntamente conformados por pardos, mestizos aborígenes, campesinos y esclavos de varias nacionalidades de los pueblos de Sur America. Bolívar en su trató con civiles y militares fue extraordinariamente respetuoso y reconocía oportunamente su labor conjunta y/o individual. Bolívar fue una persona que siempre estuvo atento de los asuntos económicos, políticos, diplomáticos, legislativos, militar, afectivo y familiar, todas estas virtudes en Bolívar fueron despertando envidias muy crueles entre sus compañeros militares y civiles, aunque él trataba de ignorarlos y les animaba no guardaran posturas sumisas y comportamientos complacientes, no, Bolívar los aupaba para le dieran sus opiniones; aun fueran contrarias a las por él planteada, y como conocemos algunos de sus compañeros fueron opositores a él; y a veces hasta sus adversarios. Bolívar siempre reconoció que todos sus compañeros en determinados momentos realizaron la gran tarea política de la emancipación y contribuyeron, unos a las grandes victorias cívicas de las constituyentes, los congresos, las magistraturas, las municipalidades; y otros, en los episodios bélicos de la complejísima contienda libertadora. Bolívar siempre reconoció que con el esfuerzo de todos se formaron naciones, vencieron a los poderosos colonialistas del Imperio español y sentaron bases para las transformaciones, en medio de otras amenazas de otros colonizadores y neo colonizadores que en el transcurrir del tiempo fueron creciendo.

Cualquiera de las grandes figuras cívicas o militares de la emancipación de Venezuela tiene que ser analizada siempre en atención a las fuerzas históricas, económicas, sociales, tradicionales; dentro de las cuales se formaron. Bolívar, a quien sus grandes capacidades individuales contribuyeron a colocar en el papel preponderante, fue el producto de la gran pugna liberadora, no sólo en Venezuela, sino en Nueva Granada, Ecuador, Perú y Bolivia, mientras que algunos de sus compañeros resultaron figuras sólo nacionales en el proceso independentista, mientras otros actuaron en más de una república. Por ejemplo, Antonio José de Sucre compartió con Bolívar muchas campañas bélicas nacionales y regionales, por lo que aquel joven fue reconocido por Bolívar como el genio de la guerra. Eran tan vehementes y ejemplarizantes en su conducta y actuación los comandantes de aquellos ejércitos, que sus tropas estaban dispuestas a realizar cualquier proeza que el jefe les ordenara, siendo así como estos ejércitos marcharon por desiertos ardientes y alturas nevadas, ellos conformados por gente de diversas nacionalidades; venezolanos, neogranadinos, chilenos, argentinos y algunos combatientes oriundos de países europeos.

Estos ejércitos combatieron y ganaron, entre otros enfrentamientos, en Junín, Pichincha, Boyacá, Ayacucho, Carabobo, Chacabuco, Maipú ascendiendo y descendiendo montañas heladas hasta llegar a los llanos candentes. Un símbolo de la lejanía a donde fueron los combatientes venezolanos es las alturas peruanas y llanos neogranadinos. Bolívar era un hombre tan comprometido con la democracia, que obedecía al pie de la letra cualquier mandato que proviniera de algún órgano del Estado que considerara superior a su jerarquía, y el ejemplo más patente de ello sucedió cuando faltando un día para llevarse a cabo la gloriosa batalla de Ayacucho le llega una notificación del Congreso que dice que, por haber trasgredido unas órdenes, quedaba relevado del mando del ejército, prohibiéndole que personalmente combatiera, es cuando entonces Bolívar, disgustado pero disciplinado obedece y trasfiere el mando a un joven, capaz y ardoroso, a quien pronto se le daría el título de Gran Mariscal de Ayacucho.



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José M. Ameliach N.


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