Yo no tengo prisa por desapuntarme del apego a la vieja costumbre de brindar por el compañero que ya no está para compartir el viaje ni le pongo traba a ningún cambio inevitable propio del remolino que circunda a quien no anda en una burbuja, dejo que mi cabeza disloque libremente; soy un nada aventajado aprendiz y, peor todavía, lo que aprendo caduca cada santiamén, hasta eso de largar la tarraya de manera prodigiosa, como cuando estuve en el esplendor de la cúspide de mi remota juventud, se ha ido de mí, paulatinamente, como arena entre la coyuntura de mis dedos, como decía Sandro, que… la juventud se va / y nos poneos viejos / pero quedan con nosotros los recuerdos del amor de ayer… o acaso como dijo Carlos "Bingo" Ortega, que "el paro (patronal) se nos fue de las manos"; pobre de mí, que bochorno, estoy caduco.
Pero todavía me quedan arrestos para al menos cantar salomas a las muchachas bonitas de la comarca, aunque me robaron mi guitarra tan buena, pero todavía meto la coba y algunas de esas muchachas soñadoras quizá me comparen con Frank Sinatra, con Nat Kin Cole, con Pedro Infante o con Enrique Caruso, y hasta digan para sí que… "él [yo] es un poquito narizón pero no tan feo como Mister Magú Torrealba", vale la pena.
Aferrarse a la tradición, radicalmente, como el mono a la rama, no creo que sea bueno, todo tiene pro y contra, o como formulase el propio Einstein en una ley general que reemplazó las erradas propuestas de Newton acerca de la cosmovisión imperante entonces -su época- e hiciese que todos viésemos el mundo de manera nueva y diferente; ahora uno debe abrirse a los desafíos sociales, culturales, científicos y tecnológicos o se convierte en un conservador de la peor ralea como Urosa Savino derivados sucursales filiales afines etcéteras y etceteritas que, obviamente, cargan sobre sus hombros el grave peso del dogmatismo pernicioso, o acaso como Ramos Allup y Julio Borges, restauradores de la guanábana que desembocó en el caracazo; así que, "moscapil" ("mosca con las pilas puestas", crédito del recientemente desaparecido gran periodista patriota Américo Hernández y que, bajo su anuencia en vida, yo hago propia, mientras tanto).
Mente abierta y mente cerrada son respectivamente pro y contra de que una persona pueda desarrollarse y ponerle sentido a su particular vida, si antes tú encetabas un frasco, lo primero que hacías era chispear el suelo con el primer cc e invocabas "¡el palo del muerto!", fuese éste un familiar u otro cualquier amigo de buen gañote, y luego brindabas uno que otro cc a cada quien, pero ahora la cosa no es así porque el potaje está muy caro como para desperdiciar; ahora, quien desvirga un frasco se zampa el primer trancazo asumiendo "el palo del muerto" y que yo denomino como el "palo del vivo" porque quien pega primero pega dos veces.
Bienvenido a tierra -ique- firme, bienaventurado hijo pródigo, yo mismitico, y presidir un nuevo hecho cultural, desvirgar un frasco, por bondad de mis conspicuos secuaces del "Club de los pobres" [social y deportivo] quienes hasta ahora no lo han hecho por mí (zape gatus) todavía pero lo inevitable es inevitable, la fortaleza de una cadena la determina el más débil de sus eslabones y ya la masa no da pa´bollo, va siendo la hora del relevo, pero, mientras tanto, que ruede la rueda.