Sin cultura no hay revolución

Quizá uno de los proyectos más importantes que está al nacer, dentro del proceso de la creadora revolución bolivariana de Venezuela, mucho más allá de la participación, es el de la conjunción de trabajadores, activos y jubilados con directivos de una institución ministerial, borrando de una vez por todas las líneas burocráticas que han estado amarrando y haciendo imposible el funcionamiento activo y creador de las instancias públicas.

Esa propuesta fue lanzada por los trabajadores del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, MPPPC, a su titular, Freddy Ñáñez, en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño.

Y el planteamiento hecho por los trabajadores, que empuja hacia una vía donde nunca antes han estado, pero que vienen experimentando en conversaciones duras pero sensatas en la Mesa de Integración, parece o debiera conjugarse con el otro planteamiento que expresó Freddy Ñáñez, de trabajar sobre la base de construir nuevos modelos estructurales.

Muy cierto que los trabajadores de la cultura, creativos y creadores de por si no olvidemos que allí están juntos los más diversos intelectuales, como músicos, danzantes, escritores, comunicadores, docentes, sociólogos, creadores artesanales, pintores y una amplísima gama de artistas de todo género, de allí que mucho tiene de verdad ese famoso dicho que de modo permanente es gritado, ¡Sin cultura no hay revolución!

Los trabajadores quieren sentase junto al equipo ministerial -no olvidemos que los trabajadores, que son los que hacen el trabajo que les encomiendan sus jefes, saben del trabajo de la cultura- y trabajar en la planificación de las actividades de la cultura, sin descuidar para nada el gran y complicado mundo de la cultura que comienza en las escuelas y alcanza grandes proyecciones en la sociedad cuando el hecho cultural es concientizado e identificado como algo natural en una sociedad socialista como la que estamos creando.

Hay diversos problemas y de magnitud dentro del ámbito en que se manejan los trabajadores culturales (salarios, HCM, cargos, etc., etc.), pero como se trata de un sector muy inteligente, entre trabajadores y directivos hay una brecha abierta que debe ser cerrada para dar paso a una nueva forma de trabajar y de comunicar en lo que se trabaja. Lo único que hay que recordar, siempre, es que sin cultura no hay revolución.



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Pedro Estacio


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