Vivimos en un país de locos sin encuestas que marquen nuestras
diferencias y, a falta de un buen termómetro social, unos más que
otros en el manicomio de nuestras furias vivezas, nos dejarían en
conjunto que la diferencia es poco.


Antes era Chávez de quien decían, los tiene locos, pero ahora es lo
contrario: el loco -según opinión reciente, calientico- es Maduro y,
como éste es el sucesor de Chávez y si Chávez lo era, eso implica que
Maduro no tiene para donde coger con o sin referendo que, a decir de
los sesudos analistas políticos de opiniones diversas, reflejan en el
prisma de sus pareceres el entredicho que con tanto loco suelto de
ambos lados pueda haber diálogo en Venezuela.


Es de temer y a la prueba nos remitimos que, dialogar entre locos, no
arrojará buenos resultados que no enloquezcan sin cláusula alguna al
que se acoja aceptar que hay que salir del atolladero en que se metió
la oposición y, que mejor es actuar agrediendo física y moralmente
desde policía que se atraviese en las marchas de la convivencia que
justifica que quienes no están locos están en el deber de desarrollar
escaramuzas rutinarias bien pagadas y apoyadas por otros más locos
aún, es decir, locos de locos.


Hay quienes aseguran que este es un gobierno de locos que se hacen los
locos a cada momento.


Y, otros que se miran en el espejo de sus vivencias pasadas, afirman,
más loco que él ninguno y ponen como contraejemplo a, Ramos Allup, que
parece ser más loco que Capriles, por el poder y como el poder lo
tienen en sus cabezas, no encuentran qué hacer sin estar en el poder
del Estado por supuesto, los otros poderes les enferman que andan
medios obstinados.


¿Es posible hacer comparación entre dos locos o más? ¿Existe alguna
regla de evaluación que mida los grados de locura de escala nacional
de los locos que viajan al exterior a joderle la paciencia a los
venezolanos y después regresan tan orondos que la MUD los condecora
como precursores de la estabilidad como demócratas del cambio con la
orden que Chúo Torrealba prefiera?


¿Quién es más loco dentro de la MUD que no haya enloquecido de rabia
cuando el golpe se les aleja? ¿O, es qué acaso: planificar golpes no
es de locos? O, esa es una tarea que los de la oposición le dejan a
los gringo que como demócratas es más fácil hacerse del poder sin
propuesta ninguna? Porque si a ver vamos, proponer cambios que no
pueden realizar se pudiera pensar que es una propuesta sin asidero
político que vendría siendo como una cosa loca que los locos de la
oposición le tiraron al pueblo, para engañarlo como han comenzado a
demostrar que es verdad.


Colas, saqueos, golpizas, guerra económica, desabastecimiento, dólar
por las nubes, solicitud de aplicación de la Carta Democrática por
parte de la AN, Almagro como juez y señor de los venezolanos allende a
su parecer como otro de la oposición ¿y qué es eso? Será como un
conflagración repentina que le cayo al Gobierno de Maduro que incita
más bien a pensar que es una vaina de locos sin restricción ninguna o,
una demencia colectiva y, el culpable, ¿adivine?


Cuando Chávez murió, los de la oposición como buenos repetidores de la
inocencia oportuna que a veces les es cansón, atinaron a decir y otros
a difundir por sus medios informativos a repetición continua: se murió
el loco. No sabiendo que el loco no traicionó a la Patria y dijo bien
dicho: tenemos Patria carajo.


Y la AN, al correr del tiempo y deseos de la oposición antes de rehuir
el combate por falta de fuerza, años después, el pueblo, la fuerza del
pueblo le dio con su voto con chavistas prestados a que hicieran vida
y se fortalecieran como poder legislativo, pero jamás pensaron que la
MUD anclara como presidente a un viejo en decadencia que como adeco
emulador se prestara a convertir el Capitolio en un auténtico
manicomio nacional.


Y, ahora resulta que Chávez tenía razón, al repetir constantemente, no
tiene culpa el loco sino quien le da el garrote. Más claro no puede
ser o, no canta un gallo.