Tiempo de truenos

Hay un "decir" popular que dibuja con clara exactitud, la realidad actual del país: - Se escuchan truenos y el cielo está encapota ‘o. Esto quiere decir que pronto lloverá. El cielo presenta un color gris intenso, hay una condensación del vapor de agua contenido en las nubes y, en cualquier momento, caerá un aguacero. Por lo tanto, el sentido común recomienda tomar medidas de precaución, de tal manera que cuando caiga el "chaparrón", no se generen daños lamentables y los inevitables, no causen pérdidas humanas que lamentar.

No se necesita tener un caudal de conocimientos políticos ni poseer habilidades extrasensoriales como tampoco haber aprobado cursos de astrología para darse cuenta que –como país – estamos sentados sobre un barril de pólvora política, económica y cultural que se refleja en una inflación despiadada provocando una devaluación del dinero, en cuestión de minutos; el cáncer implantado del "bachaque’o" se expande como la verdolaga, las bandas criminales se mutan cada vez que pierden un jefe o capturan a un "subalterno".

Los poderosos grupos económicos aprietan más y más la viciada red de comercialización y manipulan las cadenas de producción. El contrabando hacia Colombia simplemente se "reajustó" para seguir trasegando productos venezolanos de primera necesidad y hasta artículos suntuarios, las vanguardias políticas de izquierda y derecha (chavismo, no chavismo y oposición) han sido secuestradas por un apasionamiento enceguecedor, fragilidad discursiva, retórica cansona y un neomesianismo absurdo.

Son impresionantes y groseros los niveles de putrefacción dentro y fuera de la Administración Pública como por igual la ineficiencia y el nepotismo. Estas pandillas burocráticas han creado una "escala de precios" en los diferentes tipos de servicios gratuitos que presta el Estado. Ya no es solamente por debajo de la mesa como literalmente cambia de mano la bolsa llena de billetes marrón, también hay cuentas o transferencias bancarias para los billetes verdes, y negociaciones sin huellas dactilares (entrega de vehículos, viajes al exterior) entre otras alternativas inmorales.

El Departamento de Estado de USA mantiene el dedo en el gatillo y el alicate apretando cada vez más fuerte, con acciones injerencistas, totales y maquiavélicas en complicidad con cipayos acaudalados y políticos bien vestidos. La canalla mediática nacional e internacional ataca sin derramar una gota de sangre, originando "bajas" en la conciencia de quienes creían en un proceso bolivariano verdadero, novedoso y profundo.

Todo proceso político pre - revolucionario desata pasiones y abre diques como si un mar de esperanza nos fuera a transformar la vida entera, y el que se desarrolla hoy en Venezuela está sometido a contradicciones, retrocesos, momentos de desaliento, avances temerosos, aciertos puntuales, surgimiento de enemigos visibles e invisibles. En fin, es absurdo cargar sobre los hombres y mujeres que en un principio asumieron roles dirigentes y aún permanecen, la responsabilidad absoluta del error o el acierto, en el fracaso o en el éxito por las ideas y acciones esgrimidas y acometidas contra un modelo de sociedad consumista, inmoral y depredador.

Quienes están del otro lado de la acera, conspirando con todo y por todas las vías para regresar al modelo neoliberal, a pesar de la torpeza que muestran, representan una amenaza latente que no se puede derrotar a punta de palabras, pues, están blindados para no escuchar ideas diferentes ni ceder un paso porque están obsesionados por retomar el Poder político gubernamental y, comprometidos hasta el cuello con sus dueños de la Casa Blanca (EEUU).

Esta derecha insolente y criminal es un enemigo que se debe combatir las veinticuatro horas del día con hechos concretos, como por ejemplo, darle al pueblo la fuerza de decisión partiendo de una formación ideológica-política continua para acelerar la construcción de la sociedad humanista, ecológica, solidaria, justa que merecemos. Negociar con estos adversarios es creerse el cuento de que el capitalismo se puede humanizar.

Mientras quienes están de este lado tienen un parecido a la manera de caminar del cangrejo, avanzan de lado y por ratos se detienen, a pesar de no saber a ciencia cierta a cuál "lado" referirnos, pues, en diecisiete años "bolivarianos" el color rojo-rojito ha desarrollado tal variedad de matices que cuesta distinguir quién calza la dimensión de un revolucionario a carta cabal y cuántos son vulgares traficantes del erario público, demagogos reencarnados y recién paridos.

Por encima de ellos, coloquemos la vista en el pueblo sencillo, creyente y alegre cuyas necesidades básicas sufren una brutal escasez y despiadado canibalismo inflacionario, porque aun cuando poseemos patrones de consumo cerrilmente altos, niveles políticos escuetos y una actitud limosnera frente al gobierno, los hechos han demostrado que los gobernados siempre están por encima de los gobernantes, tanto en dignidad, coraje y acciones.

La piel de los que hoy tienen el timón gubernamental, es demasiada "sensible", de allí que ante una crítica objetiva y sustentada responden con arrogancia, sectarismo y muchos sufren el síndrome del camaleón. Basta ir a cualquier municipio para darse cuenta, en pequeño, cómo se desentraña el país: Alcaldes /alcaldesas rodeados de mujiquitas y testaferros. Son políticamente mediocres, demagogos ante los más humildes, sin una visión estratégica de Estado, con ingresos "subterráneos" provenientes de contratos amañados, completa ausencia de un plan de desarrollo urbano local, sumisos ante las autoridades regionales y nacionales, cocteleros, con amigos y familiares en cargos cercanos a su poder transitorio y una camisa roja, hipócrita.

Asimismo se visibiliza un pueblo rendido ante las indignantes "colas", quejándose de todo pero renuente a participar en la solución de los problemas. Acumulando peligrosamente la rabia ante comerciantes y empresarios hábiles en "darle la vuelta "a la crisis para aumentar las ganancias de forma inescrupulosa y funcionarios cívico-militares, corruptos. Autoridades educativas (escolar, media y universitaria) preocupados más por el 15 y 30, el Bono Navideño, un "presupuesto justo", cazando los "puentes" en el almanaque para no ir a trabajar. Sindicatos expertos en reclamar pero ineficaces para proponer soluciones que mejoren la eficiencia de las instituciones y la producción de la empresa. Fuerzas policiales debatiéndose entre la delincuencia interna y externa. Partidos políticos visceralmente cómplices y mentirosos. Medios privados ocultando deliberadamente la otra cara de la realidad y medios oficiales ciegos y sordos ante el sufrimiento y los gritos del pueblo.

¿Qué hacer? Seguir sosteniendo con las dos manos la bandera de la lucha revolucionaria, construyendo espacios de discusión directa y franca. Organizando nuevas formas de organización política, convencidos que debemos avanzar contra las piedras, saber que aquí nadie se rinde y aliarse, sin medias tintas, con las fuerzas emergentes paridas y probadas en el fragor de la lucha local, ideológica y doctrinaria. No hay tiempo para la crítica mordaz ni la soberbia pueril.



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Elmer Niño


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