Acaban de producirse los ejercicios cívico/militares más grandes de nuestra historia reciente. Fue una muestra inequívoca de soberanía y dignidad, bajo la concepción de la guerra de todo el pueblo, experiencia fundamental de países que la han aplicado en conflictos contra agresores e invasores y los han vencido. Corea del Norte (1953). Vietnam (1975). Cuba (1961), son tres ejemplos altamente significativos de pueblos y naciones que han vencido a los imperios francés y norteamericano pese a la diferencia cuántica en lo militar.
Quinientos veinte mil (520.000) venezolanos y venezolanas aproximadamente participaron en los ejercicios militares bajo las órdenes del Comandante Supremo de la FANB, Presidente Nicolás Maduro, del Ministro del Poder Popular para la Defensa, General en Jefe Vladimir Padrino López, y del Alto Mando. Todos los componentes del Ejército participaron: GNB, Marina de guerra, Aviación, Ejército y el nuevo componente creado por el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, las Milicias Populares.
Lo primero a destacar es el altísimo número de participantes y de sectores populares. Nuestra FANB más todos los organismos de seguridad pueden alcanzar la cifra de cienmil (100.000) hombres y mujeres sobre las armas, ¿y los restantes 420 mil? De las Milicias Populares. Ya ese hecho habla por sí solo de la nueva concepción que se maneja de la defensa de la nación, de la guerra de todo el pueblo, ante una posible agresión, sea de los marines yanquis, del Ejército colombiano o el paramilitarismo mercenario de Uribe, o de una suma de micros ejércitos dirigidos por el norteamericano si llegasen a prosperar las maniobras que desde el Ministerio de Colonias Norteamericano, la OEA, impulsan la asquerosa meretriz de su secretario general, con el vivo apoyo norteamericano y canadiense para agredir militarmente a Venezuela.
Con un gran despliegue de fuerzas y armamentos modernos, un manejo acertado de los mismos, durante dos días se llevaron a cabo las maniobras defensivas, tremenda escuela de formación en tácticas militares sobre el terreno, guerra de movimientos, guerra de guerrillas, y, lo más importante, en todo el territorio nacional prácticamente. Con entusiasmo, fervor patriótico de una masa popular absolutamente ganada para enfrentar a un potencial agresor extranjero.
La lectura política de esas maniobras hay que entenderlas en el marco de la geopolítica nacional y latinoamericana y de la indiscutible estrategia norteamericana de querer o pretender derrocar a Nicolás Maduro y acabar con la Revolución Bolivariana, Chavista y Socialista. Fue una importante demostración de fuerza político/militar, de músculo, que el gobierno le hace a sus enemigos internos y externos. Claro, no fue la primera, pero sí la que movió más combatientes y más moderno armamento. Demostración de fuerza disuasiva en momentos en que el imperialismo yanqui y sus adláteres de Colombia, España, Israel, etc. Hacen sonar los tambores de guerra sobre nuestro país.
Algunas voces del campo de la Revolución y ni se diga de la derecha fascista desdeñan o subestiman la fuerza demostrada por el Estado y el Gobierno venezolano con esas prácticas y ejercicios militares. ¿Cómo se va Venezuela a enfrentar al superdoroso ejército norteamericano, el mayor del mundo en armamento y moderna tecnología? Nos barrerían en un dos por tres, dicen los revolucionarios pesimistas o acobardados, y ni hablemos de los pitiyanquis que ya se siente la Quinta Columna en caso de que se produzca un conflicto, que por su naturaleza de clase subestiman los poderes creadores de nuestro pueblo.
El momento es extremadamente delicado porque la amenaza no es mentira. Las agresiones de diverso género por parte de funcionarios civiles y militares norteamericanos, por la mendaz prensa oligárquica contra Venezuela, son continuas, no cesan. Ya lo dijo el presidente genocida Obama, palabras más, palabras menos: aquellos gobiernos que no se someten a nuestros designios les torcemos el brazo y los obligamos a postrarse a nuestros pies. Por eso el desarrollo de la estrategia político/militar de la guerra de todo el pueblo es fundamental como respuesta a esas perversas intenciones colonialistas.
Pero la derrota militar y política del ejército norteamericano no es nueva, en América Latina comenzó con la humillante derrota que les proporcionara a los invasores yanquis el General de Hombre Libres, Augusto César Sandino en Nicaragua. Desde las montañas de las Segovias, con su "pequeño ejército loco", como lo llamara cariñosamente la gran poetisa chilena Gabriela Mistral, hizo morder el polvo de la derrota a los soberbios invasores rubios y los expulsó.
Francisco Villa se burló de la soldadesca yanqui que invadió México a perseguirlo para cobrarle la afrenta de haber invadido territorio norteamericano por Columbus, engañándolos con tácticas guerrilleras, emboscándolos. El sentimiento anti yanqui de los mexicanos se ha incrementado en los últimos 100 años, desde los días de la Revolución, por el daño que esa nación le ha hecho al pueblo de Juárez, Villa, Zapata. Más de la mitad del territorio de México se lo robaron por la fuerza los Estados Unidos del Norte.
En abril de 1961 fue derrotada en Playa Girón, Matanzas, Cuba, una poderosa invasión mercenaria adiestrada y armada por los Estados Unidos. Allí el Comandante Fidel Castro y la dirección revolucionaria aplican por primera vez la concepción de la guerra de todo el pueblo. Hacia Playa Girón no sólo fueron los integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionaria (FAR), sino las recién creadas Milicias Populares Revolucionarias quienes dieron un aporte en vidas muy significativo.
En 1953 los patriotas de Corea dirigidos por el gran Kil Il Sung derrotaron a los mejores generales norteamericanos, muchos victoriosos de la Segunda Guerra Mundial, e hicieron morder el polvo de la derrota al ejército norteamericano, causándoles un significativo número de bajas. Con la estrategia de la guerra de todo el pueblo, el líder socialista Kil Il Sung, la idea suche y la conducción del Partido de los Trabajadores, logró unificar a todo el aguerrido pueblo coreano y vencer a agresor, reteniendo la parte Norte del territorio y fundando la República Democrática de Corea.
Pero quizás la más conocida y publicitada humillante derrota del Ejército norteamericano se la produce el pueblo vietnamita con la estrategia de la guerra de todo el pueblo. Bajo la sabia conducción de líderes como el inolvidable Ho Chi Minh o estrategas militares como Nguyen Giap, y el Partido de los Trabajadores de Vietnam, derrotaron en el siglo XX dos imperios, el francés en 1953 en Diem Bien Fu, y el imperio norteamericano en 1975. Esa fue la demostración más palpable que con la estrategia de la Guerra de todo el Pueblo se puede derrotar