Ante la frustrada aplicación de la llamada Carta Democrática por Washington contra Venezuela hay que responder sin vacilaciones con el llamado de ¡Patria o Muerte Venceremos! En esta etapa de la guerra imperialista, caracterizada por la fraudulenta intervención extranjera incubada desde la OEA, es imperativa la unidad emancipadora del pueblo venezolano. La lucha crítica y creadora por el deber ser de la revolución en Venezuela debe poner su acento principal, en este momento, en la defensa de la libertad y de la independencia sin las cuales el socialismo es una quimera.
A nosotros, desde los más radicales de la izquierda hasta los más moderados, nos toca defender la soberanía nacional contra las pretensiones de la oposición antinacional de entregarla al extranjero usurpador.
En 1936 durante la guerra civil de China, a pesar de la obstinación de Chiang Kai-shek , a firmar una tregua con los comunistas los dos partidos acordaron suspender las hostilidades y formar un Segundo Frente Unido que concentrase todas sus energías contra la invasión de los japoneses. Los Chiang Kai-shek venezolanos son más tozudos que aquél porque éstos están obcecados a favor de la intervención extranjera. La MUD, los partidos de oposición y los escuálidos de la Asamblea Nacional son más reaccionarios y apátridas que el líder de la contrarrevolución China opositor del leyendario Mao Tse Tung.
Debemos estar claros que el imperialismo norteamericano seguirá utilizando todo su poder para que el Consejo Permanente de la OEA promueva acciones contra Venezuela, supuestamente dirigidas a la "…preservación de la institucionalidad democrática y su fortalecimiento…", que incluyan las iniciativas de carácter militar. La Carta Democrática Interamericana es un instrumento del imperialismo destinado a velar por el mantenimiento del status neoliberal de su patio trasero donde no encaja el predicamento de la revolución bolivariana creado por Chávez.
Lo aprobado el día 1 de junio en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA es apenas el primer tiempo de un juego que pica y se extiende. Allí se dejó constancia "que la democracia representativa es condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región" y se hizo un llamado a un diálogo entre el gobierno y la oposición que conduzca, entre otros temas, a "la consolidación de la democracia representativa". Este punto es clave pues en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela quedó establecido en su Preámbulo y, entre otros, en sus artículos 6, 62, 119, 127, 132, 173, 184 y 299 el concepto de democracia protagónica y participativa el cual es diametralmente opuesto al tan cacareado por la OEA de democracia representativa.
Al final se impondrá la decisión de los factores internacionales que controlen a la OEA y a UNASUR para contribuir a derrocar o apoyar al gobierno de Maduro.
El asesinato selectivo del M/G Félix Velásquez, ex Comandante General de la Milicia Bolivariana, está relacionado con la posible intervención militar en Venezuela con o sin la aplicación de la Carta Democrática interamericana. Las razones son más que obvias, el M/G Félix Vásquez, en condición de retiro, era uno de los líderes militares chavistas convencido y entrenado para organizar la guerra de resistencia no convencional contra la invasión militar imperialista en el contexto de la doctrina militar bolivariana y la guerra de todo el pueblo. La caída de este valioso oficial superior es una baja sensible de una pieza clave de la FANB para la defensa de nuestra soberanía nacional.
Hay que cerrar filas en la defensa de la libertad y la independencia de la patria por encima de las diferencias por el descontento porque la hipótesis de la intervención extranjera, de carácter militar, sigue hoy más vigente que nunca.