A medida que pasa el tiempo en nuestro país pareciera llegar la hora cero y los esfuerzos para un diálogo sincero y productivo se tornan inalcanzables.
Definitivamente el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro y la oposición representada por la MUD - los principales actores - no encuentran una fórmula para entenderse, mientras el pueblo a pesar de sus diferencias, logra un entendimiento que se expresa en acuerdos de convivencia y en espacios para avanzar, sobre todo en las cosas cotidianas (ejemplos abundan en las familias venezolanas).
Incluso, en medio de la crisis y las condiciones extremas a las que ha sido sometido el pueblo venezolano, gracias a una guerra económica, este ha luchado con estoicismo.
La Revolución Bolivariana ha sido sometida a las más variadas y extremas pruebas, provocadas por una mano peluda y los perros falderos de una oposición, que ha perdido su identidad y le hace el juego al imperio, sólo por su afán desmedido de poder.
En el fondo del asunto, donde están en juego los intereses de la Patria y las riquezas que la naturaleza ha brindado a esta parte del planeta, privilegiada en su posición geopolítica de América Latina, pareciera haber un afán desproporcionado de ambición por el poder.
Los protagonistas han olvidado el origen de nuestra revolución y las causas que nos condujeron a ella; unos porque se aferran de una manera exclusiva a su cuota de poder y otros porque quieren volver al pasado y a las causas que la crearon, obviando al principal protagonista y actor de dicho proceso que es el pueblo venezolano.
Si bien cualquier sociedad necesita de sus líderes para enrumbar el barco hacia buen destino, es indudable que en el caso de nuestro país, luego de la defenestración de su líder el Comandante Hugo Chávez, pareciera crearse condiciones para dar un salto atrás y volver a tiempos superados por la historia.
Para alcanzar tan desleales propósitos, la oposición hoy agrupada en la MUD, niega de plano el camino recorrido con un proceso constituyente, irrespeta a la nueva Constitución (la del año 1999), se burla del concepto de Patria y desde luego, rechaza el concepto de diálogo como camino para conseguir la paz.
Los pasos dados para hacer entender esta nueva etapa de la historia venezolana están a la vista y el camino y la ventana para el diálogo siguen abiertos, sólo que los interlocutores no quieren mirarse en el espejo del pueblo quien soporta la tempestad y más bien buscan arrastrar al pueblo hacia la violencia y el fraude, las armas de quienes no tienen la razón.
Buscar interlocutores de paz en Venezuela se ha puesto cuesta arriba. Líderes que aparten sus intereses personales y grupales resulta un hueso duro de roer.
Por ello, el entendimiento hoy pareciera estar condicionado al negocio, al chantaje y a la búsqueda de cuotas de poder, etapa que fue superada por el pueblo venezolano y es punto de honor para la Revolución Bolivariana.
Es bajo tres pilares fundamentales - como lo dijera el abogado constitucionalista Hernán Escarrá en reciente entrevista para el programa "José Vicente Hoy" - que debe centrarse el destino y el futuro de los venezolanos: la Patria, la Constitución y el Diálogo.
Este reto que enfrentamos en nuestro país y el cual tiene el camino abierto, gracias a la iniciativa de amantes de la paz y la democracia, es un paso que tenemos que dar superando nuestras diferencias.
Amantes comprobados de la auténtica democracia hoy abren las puertas. Los ex presidentes Zapatero, Fernández y Torrijos han expresado su buena voluntad para el diálogo, junto al ex presidente Samper de la UNASUR.
Los demócratas quienes no juegan con cartas marcadas deben demostrar ante el pueblo que están dispuestos a respetar la Constitución del 99, a defender la Patria y a creer en el Diálogo como arma del libre pensamiento.
La tesis ha sido demostrada en la humanidad como símbolo de la inteligencia del hombre. La búsqueda de la paz ha sido una realidad en diferentes escenarios y ha dado sus resultados positivos.
Ejemplos sobran en el mundo después de las dos guerras mundiales y de enfrentamientos internos en América Latina, Europa, África y Asia.
Sin ir muy lejos, tenemos el caso colombiano de larga data y con enfrentamiento armado; igualmente en nuestro país, la pacificación con Caldera (con sus hoy mutantes ex guerrilleros).
Hoy muchos de esos ex protagonistas quienes militan en Venezuela en los dos bandos; gobierno y oposición olvidados de un pasado reciente el cual a pesar de sus defectos, dio sus frutos a favor de la paz del pueblo venezolano.
En el caso de los vecinos colombianos hoy vemos como se dan la mano y continúan sus arduas discusiones en La Habana en la búsqueda de la paz para un pueblo que ha buscado destruirse entre hermanos, con más de 60 años de luchas fratricidas.
El paso que debe dar Venezuela tiene puntos de honor que no sacrifican las cuotas de poder alcanzadas en los espacios democráticos, incluso en Revolución.
El juego de cartas marcadas, chantaje, manipulación de la opinión pública y de las colas por hambre para alcanzar votos y cuotas de poder (Asamblea Nacional) no es un buen camino para la paz.
Principios como el respeto a la Constitución después de una Constituyente, el amor y respeto a la Patria a toda prueba (primero Venezuela por encima de cualquier bandera) y el valor del diálogo con la palabra de honor por delante (ejemplo de los abuelos) debe ser el camino de la Venezuela de Bolívar.
Chávez lo dijo cuando estuvo al frente de la República Bolivariana de Venezuela: "En Venezuela está en marcha un proyecto nacional que tomó forma constitucional; nuestra Constitución es mucho más que una ley magna, es el proyecto nacional de país hecho Constitución".
En la Venezuela socialista no hay marcha atrás, o dialogamos o nos hundimos en el fango. ¡Ya es la hora del diálogo! ¡Amanecerá y Veremos!