Si vis pacem, para bellum
Marco Aurelio
Para los días de Bolívar, un ejército en marcha se dividía en tres partes, la vanguardia, centro y retaguardia. La vanguardia, a su vez, en dos partes, la descubierta y la avanzada. La descubierta, o la parte más adelantada, estaba compuesta de un puñado de jinetes, que más que guerreros, su finalidad era espiar, olfatear, adelantarse lo más posible para captar el número y fortaleza del enemigo encontrado, la componía siempre gente muy astuta, que sabía hacer su papel si fuera atrapada.
No soy quien para aconsejar sobre temas castrenses, menos en estos días de adecuación del apertrechamiento personal de nuestro ejército. Me siento extraño escribiendo sobre esto, que en un tiempo, todo lo que "oliera" a militar lo "veía" hediondo, sobre todo en un tiempo en que nuestras filas las componían en mucho, cobardes que veían más importante ufanarse ante los civiles de su estaturita acomplejada vestida de verde. Otros tiempos. La idea del consejo me sale de mis estudios sobre las estrategias que utilizaba el Libertador, el factor sorpresa, el factor tiempo, la determinación. Las armas eran otro tiempo, mas no la voluntad, al punto que el creador inicial de la estructura del ejército contemporáneo no fue otro que Julio César, hace unos cuantos siglitos. Pues bien, al sopesar un enfrentamiento, la tropa va más segura cuando sabe que va sorprender. Ese factor en Bolívar, el de la sorpresa, marcó la cosecha de naciones que hoy lucen a su modo, por lo menos, no pagar el diezmo a los borbones, que mantuvimos su parásito apetito sibarita por 300 años. La picardía no se enseña, viene de talento, pero en cuanto a lo militar, qué bueno es descubrirla, desarrollarla, fomentarla.
El hecho de hacer hombres dignos, leales, humanos, opaca en no pocas ocasiones a la astucia, más si es subalterno quien la ostenta, si es un obtuso el comandante que por envidia no se lo permite. Por ello creo sinceramente que a la contraloría social le vendría muy bien un batallón de pícaros soldados, que sean entrenados para descubrir timadores del erario nacional, tremendo frente, para actuar en actividades, donde la contraloría social esté en pañales (¿en todo el territorio?), que actúen de civiles, que sepan hacerse los locos, de actuación ejecutiva cuando sea necesario: Espías. Si, el consejo va para el Presidente, puesto que un batallón así solo puede ser conformado de su mano directa, de otro modo, los planes se filtrarían y la sorpresa muere… y cuidado si no el que sea descubierto. No existe un enemigo más fundamental, tan clavado en lo hondo de esta nación como la corrupción, enemigo que tácticamente no se puede confiar a las primeras al ciudadano común, ya que por más derechos que ostente y leyes que lo protejan, NO está protegida su circunstancia inmediata, su derredor, no así un integrante castrense, protegido por el aparato militar, en fin, un cuerpo cívico-militar que tenga su hilo de Ariadna proveniente de una seguridad que lo soporta.
Este batallón, para mí debe ser un cuerpo conformado de un personal a lo "descubierta", no conocido por el estamento en general, sólo por el contralor social de mayor jerarquía: el Presidente. Un personal, en mucho, nada que ver con atléticas formas, a reclutarse desde el propio Frente Francisco de Miranda, los Tupas, -bueno, ahora es cuando hay gente ganada para el caso- de caleta, muy de caleta. Es sumamente difícil en el límite de cuartillas, armar la coherencia que amerita, pero es hora que SE PASE A LA OFENSIVA con este flagelo, que puede considerarse como el primer paso de la invasión, mientras en Curazao los marines están jugando play station y limándose las uñas, su "primera fase" está en acción. Por otro lado, dista mucho el conocimiento de nuestro pueblo en un saber de resistencia, donde sólo un centenar de cazadores furtivos en todo el territorio nacional saben elaborar trampas choperas; en Vietnam era el completo del pueblo que lo sabía.
Un segundo –permítaseme- consejo, tiene que ver con el equipo, estuve viendo en aporrea, el lanza cohetes "criollito". Me pregunto si estaríamos en la capacidad, no solo entre nosotros, también con nuestros amigos del "eje" de crear mediante energía alterna implementos que revuele la imaginación, revolucione las tácticas. Al tercer Reich se le había prohibido la elaboración de maquinaria pesada de guerra y crearon los famosos acorazados de bolsillo, los submarinos "cuggini" con los italianos, y su mejor creación la aviación stuka o golondrinas monoplazas, verdaderos verdugos para la defensa del enemigo. Mi propuesta va por este lado, pero una nueva maquinaria. Hace un tiempo cuando cursaba letras en la ULA, teníamos una revista subterránea de literatura e ingenio (Laurel) donde en un número, lo que más gustó fue la propuesta del ingeniero Ibrahim López, muy poco conocida (Temas de Venezuela le brindó un reportaje, http://www.temas.info.ve/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=544). Tiene que ver con el platillo volador, así de simple.
Una propuesta de este ingenioso sabio coriano, amigo de Douglas Bravo, por cierto. Se trata de una nave circular, que no necesita aeropuerto, gira en 180º, podría ser utilizada como submarino, se conduce con energía magnética y se cargaría con energía solar, para el efecto de lo que emplazo, solo faltaría artillarla de un arma liviana, pero fulminante (¿láser?), si se prefiere, conducida a control remoto. Para los que me conocen, se estarían santiguando de lo que digo, que el diablo se apoderó de mí, pero es necesario el inventar robinsoniano, creo que la dependencia nos pone en desventaja por cualquier lado, hasta en los uniformes cómo será. Pero creo que para los que no se han dado cuenta, el enemigo ya nos invadió y opera a través de los teclados de la mediática, hoyando la moral, la cual, tenemos suerte que la fortalecemos con las estupideces que comete el torpe enemigo que preside el hermoso país del norte, amén del enemigo que tenemos camuflado, más peligroso aún, porque es en quien facilitaría la victoria total. Pero el peor enemigo lo tiene el propio Presidente cerquita, lo conforma el anillo de seguridad que le filtra la información. Dígame, esto es tan trillado que es llover sobre mojado con la reflexión. Ya es hora de que se observe este detalle, capaz de menguar la importancia cabal del voto.
Bolívar decía que la paz es hija de la victoria, y desde la distancia de unos cuantos siglos más atrás, se le adelantó el emperador romano Marco Aurelio al oído:
Si quieres la paz, prepara la guerra.