Amanecí de golpe, ¡moscapil! -mosca con las pilas puestas-, no creas, dilecto lector o dilecta lectora, que se trata del nombre de un documental, no señor/señora, que no es así, se trata es que me quedé embojotao, el Sol me ganó la partida y precisamente hoy, con tanto que trabajar y, para especial fecha, hoy, mi deber de izar la Bandera Bolivariana.
Recibí un codazo por las costillas verdaderas y un exhorto autoritario de la primera autoridad, para que yo fuera a izar la bandera, lo que hice sin chistar; pocas veces se justifica una agresión física y moral contra un pobre inmortal este que soy yo mismitico.
He de aclarar que lo de inmortal no es nada personal sino social porque si yo soy pueblo y tú eres pueblo, entonces tú y yo somos inmortales y ese carácter de inmortalidad nos debe moralizar para la brega del pueblo, los pueblos no mueren.
Quiero significar que ni tú ni yo ni nadie por sí solo, inclusive el Presidente, es Chávez, pero juntos, todo el pueblo, sí lo somos.
Soy ajeno a toda sensiblería pero he de manifestar que cuando veo ondear mi bandera tan gloriosa y bonita algo se me estremece adentro; pero si mi bandera es ofendida, se me enciende todo mi ser, y os digo un ejemplo.
El día de toma de posesión de la actual Asamblea Nacional un grupete de diputados de la MUD osó ofender nuestra bandera poniéndola al revés, lo que conlleva un trasfondo imperdonable porque precisamente ahí, en el paraninfo de un Poder del Estado se vejó la dignidad nacional, hecho que dejo para que otros reflexionen al respecto.
Y por otra parte, a mí me parece que la actual ley de bandera es demasiado timorata, casi absurda por permisiva, he propuesto a algunos compañeros de la dirección del partido (mosca, PSUV) que tan pronto recuperemos la Asamblea propongamos una Ley de Bandera a la altura de la circunstancia, la actual ley no sirve para nada, e inclusive pido que se elimine la pena pecuniaria y se sustituya por un calabozazo de pronóstico a quien ose violar tan sagrado símbolo patrio.