Al ratero se le persigue, detiene y apresa, y si se opone a la Policía podría hasta salir del juego. El bachaquero representa una papa caliente para el gobierno.
Hoy tenemos un saqueador más peligroso, más criminal y más descarado, se le conoce como bachaquero y a quien todavía el Estado no ha perseguido como es debido y lo viene tratando de manera muy elástica.
El Estado ataca sólo casos puntuales harto denunciados; los teléfonos implementados, como el 0880lojusto con ineficiente servicio, se burlan del denunciante. No se ve cuerpos policiales desplegados a lo largo y ancho de las principales calles y avenidas de las ciudades y zonas residenciales, de tal manera que a esta variante de delincuentes se le pueda aplicar las leyes vigentes sin mayores fórmulas de juicio ni protocolos propios de una Fiscalía inoperante por demás y demasiado acartonada en sus procedimientos; ni la parsimonia de una "defensoría!" que se ocupa más de una defensa lírica que del pueblo que masivamente está siendo violado en varios aspectos: en su bolsillo, en su tranquilidad ciudadana, en la crianza de sus hijos y familiares, una defensoría y una fiscalía muy burocráticas u oficinistas.
Ciertamente, el Estado está sumiendo la defensa del consumidor como si se tratara de simples déficit de producción, del acaparamiento puntual y de la especulación como sobreprecios comerciales.
El Estado está importando y estimulando la producción y oferta, pero es que no se trata sólo de acaparamientos ni de faltantes de la oferta ni de sobreprecios propios de todo tipo de comerciantes. Eso ha ocurrido toda la vida comercial de la humanidad. Se trata de delincuentes que a diario, a cielo abierto, en las calles en general, atracan gente mediante unos sobreprecios que más bien son auténticos asaltos al bolsillo.
Mediante lo estímulos a la producción y oferta, mediante la eliminación de los acaparamientos sólo podría estarse en presencia de un gigantesco estímulo para que el bachaquero haga de las suyas con más mercancías a su disposición.
El gobierno, sin lugar a dudas, sigue teniendo una papa caliente entres sus blandengues manos con ataduras jurídicas e indebidas defensas del pueblo delincuente, al punto de que hoy podemos comparar dos tipos de Estados ridículamente diferentes:
El Estado de ayer, burgués y defensor a ultranza del comerciante, del fabricante y banquero, al punto de que ante los escuálidos saqueos puntuales que hizo una pequeña parte del pueblo en algunos escasos lugares del país, población ya hambreados por esos mismos fabricantes, comerciantes y banqueros, ese Estado lanzó el ejército y toda la Policía contra ellos y masacró por miles de gente humilde, y en menos de 48 horas acabó con quienes amenazaban a tales saqueadores natos.
Tenemos hoy otro Estado que se enfrenta a miles delincuentes aupados y financiados por comerciantes fabricantes y banqueros para que saqueen al pueblo en general y todavía luego de casi 3 años este Estado sigue haciendo planes de cómo acabar con estos saqueadores.
Más curiosas no pueden ser estas dos administraciones gubernamentales. Hay cabecillas, hay culpables directamente involucrados, lo cual no se corresponde con la libertad de actuación del bachaquero en sus diferentes rangos comerciales. También se observa mucho retardo en ajustar los salarios del consumidor, pero mucha prisa del Estados para en proteger el "arroz y los colegios caros" de la clase media opositora, la de colegios privados, como si ella fuera capaz de agradecérselo. Mientras en comerciantes e llena, el bolsillo de sus trabajadores se desangra. Toda inflación debe ser financiada porque con hambre y salarios de hambre sólo se alcanza más hambre.
26/07/2016 01:55 p.m.