Este trabajo lo publique en la edición 13.232 de Diario La Nación/Táchira el 25 de junio de 2006, bajo el nombre: Agoniza el Registro Principal del Táchira. Y como estoy levantando un libro de muchos artículos míos, en Aporrea y La Nación, estuve dándole vuelta a mis archivos y biblioteca y por nada del mundo le pude hallar, entonces recordé que en esos días en que publique este trabajo, me escribió desde los Estados Unidos, el ciudadano: Robert Vernon, interesado en el tema y tragedia del Archivo Histórico del Táchira, a quien solicite me hiciera llegar copia de aquel artículo y efectivamente me llego el jueves 4 de agosto y por tener toda vigencia se los voy a regalar a mis lectores de Aporrea, para que hagamos polémica o comentarios sobre un tema que nunca perderá vigencia.
Ha debo recordar, que en esos días recién publicado este trabajo, si bien es cierto hubo gente que estuvo de acuerdo, también encontré reacción contraria de otros que les pareció que no era la forma de tratar el tema de la suerte o mala suerte de este nuestro Archivo Histórico del Táchira. Veamos pues el texto completo del Archivo que agoniza.
¿Quién podrá condolerse del destino incierto por el que está atravesando la memoria silenciosa que está resguardada en el Archivo del Registro Principal del Estado Táchira? Allí están, gritando su tragedia, millones de documentos que datan de hace más de 400 años; sin embargo, pareciera que poco o nada importa que ello esté sucediendo. Es como si el patrimonio histórico de La Nación no tuviese ningún doliente y por lo tanto ningún valor.
¡Ay de los gobiernos que no cuiden, que no protejan su identidad, sus raíces, su memoria!, porque entonces estaremos seguros de que de ellos no se podrá esperar una defensa digna de la patria de la cual se es parte.
Ciertamente, los pueblos que no tienen memoria, no saben de dónde vienen, ni que son en la actualidad y menos aún hacia dónde van, razón más que suficiente para reaccionar con preocupación por el estado calamitoso en que se encuentran los papeles antiguos que contienen la narrativa escrita, que no es otra cosa que la memoria de nuestros antepasados, y que quedó como herencia para la posteridad; pero que hoy, a luz de los hechos, está corriendo el riesgo de desaparecer como consecuencia del tiempo, el maltrato y escasísimo apoyo de sus herederos legítimos que nada hacen por conservar y salvar los escritos públicos que con tanto celo nos legaron los cronistas y escribanos de tiempos añejos y recientes.
Es bueno que se sepa que allí, en el Registro Inmobiliario Principal de nuestro Táchira, reposan documentos valiosísimos por su contenido y antigüedad, tales como juicios civiles, registros de tierras, matrimonios, nacimientos y defunciones de varios siglos; fuente escrita que cualquier otra nación estaría orgullosa de tenerla y cuidándola con el mayor celo posible.
Por eso, sería interesante que una comisión del Consejo Regional Legislativo, o en todo caso, una comisión especial designada por el propio gobernador, deberían tomar cartas en el asunto, y de esta manera ocuparse de ver y entender el hacinamiento en que se encuentra la memoria escrita, patrimonio de los venezolanos y muy particularmente de los Tachirenses.
Ciertamente, llama la atención la indolencia que raya con el silencio cómplice y la apatía de la llamada academia de los autodenominados intelectuales que están en muchos de los casos en las universidades como elefantes blanqueados, preocupados tan sólo por cosas superfluas, mientras la contaminación, los cambios bruscos de temperatura, la humedad y la polilla ponen en peligro de desaparición parte importante de la memoria patrimonial de esta parte más occidental de Los Andes venezolanos.
Por eso mi pregunta: ¿dónde está la Academia de la Historia y/o por lo menos aquellos investigadores que bastante beneficio le han sacado a los papeles viejos que están guardados en este archivo donde reposa gran parte de la historia de la andinidad?
Finalmente, la historia se escribe, pero igualmente también se debe cuidar, de allí el reclamo de un provinciano como yo, que se atreve a proponer como sugerencia la creación del Gran Archivo Documental del Estado Táchira en lo que hoy es La Casa de los Leones, para que perviva por siempre como muestra de orgullo y sabiduría de los andinos de ayer, hoy y mañana.
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(*) Alcalde del Municipio Jáuregui.
NOTA: Respetando el texto original aparezco como alcalde, ya que para ese entonces desempeñaba ese cargo.