Este balance circulatorio es impuesto por la desenfrenada suba de precios. No hacerlo es frenar o deprimir la economía nacional.
Cuando las monedas metálicas-de respaldo en oro, plata, cobre o níquel-salen del juego financiero entonces dejan de ser dinero y se reservan su valor metálico o v. intrínseco. Los billetes respaldados con esos metales también salen del juego y pasan a ser bienes sólo para prácticas numismáticas.
Es lo que ocurrió con nuestras monedas de plata y con las de níquel. Hoy tenemos y rige el dinero fiduciario que sólo actúa como tal cuando se le puede canjear por bienes o mercancías en general.
Como tales, las monedas fiduciarias pueden fungir como dinero cuando tengan aceptación legal y popular. Ahora bien, no basta tener dinero fiduciario en las Arcas del Banco Central de Venezuela, ese dinero, como mínimo, tiene que alcanzar para la dieta básica, para cubrir el valor de esa cesta básica familiar, digamos; de no ser así, se trata de una moneda cuyo existencia como circulante oficial se hallaría en entredicho.
La simple existencia de la banca privada, por ejemplo, se afirma con y depende de las solicitudes crediticias que con alta probabilidad le harán sus clientes, máxime cuando se habla dentro del sistema capitalista en el cual por excelencia el capital es el dinero. Es que las necesidades del circulante monetario ante el Banco Central lo van señalando los bancos privados de acuerdo con la dinámica comercial que le manifiestan sus clientelas. Por ejemplo, un empresario le solicita un crédito hipotecario a su banco de confianza. Este banco toma las precauciones protocolares, vela porque se cumplan los requisitos de recuperabilidad del crédito en cuestión, y crea dinero bancario sin más límite que el encaje legal que sigue siendo una escasa suma de dinero oficial, del mismo dinero que el BCV crea y pone a su disposición como monedas de circulación oficial. La banca privada reúne condiciones para emitir dinero bancario. [1]
Asimismo, el Estado puede requerir dinero del BCV en las cantidades que necesite para velar porque, a su vez, el BCV cumpla sus obligaciones de ofrecer tanto circulante como la dinámica comercial nacional lo requiera.
En los actuales momentos de crisis monetaria, dados los crecientes precios de la cesta básica, igualmente el Estado debe solicitarle al banco oficial que le ponga a su disposición tanto circulante como lo vayan indicando los cambiantes Índices de precios.
Aclaratorias que hacemos con motivo de la actual inflación, más política que económica, llamada inducida o despegada de la lucha convencional entre productores, y entre los intermediarios. Como sabemos, ambos sectores se mantienen en una convencional y forzosa competencia permanente entre sí en búsqueda de tasas de ganancias igualitarias que estabilicen la economía nacional. En esta "guerra no convencional" el cuadro económico cambia radicalmente. Ya no hay competencia anticapitalistas, sino unión contra el gobierno. Se trata de una guerra extraeconómica.
uComo hemos adelantado en entregas recientes, todos los fabricantes lanzan alzas de precios hacia los intermediarios mayoristas y estos trasladan dichas alzas a sus clientes; así se mueve la cadena hasta llegar a los detallistas quienes compran a elevados precios, revenden a precios superiores y también recompran a precios superiores. Este círculo se ha tornado vicioso y evidentemente muy perjudicial para el país, para su economía.
Por tales razones, sólo un acuerdo tecnicoeconómico entre el Estado y el BCV podría acabar de una vez por todas con estas criminales subas de precios que es la estrategia maestra de la oposición. El affaire del revocatorio es una cortina de humo porque aquella estrategia requiere más tiempo hasta que el pueblo chille y salga a la calle, que es a lo que apuesta la burguesía nacional e internacional.
9/8/2016 11:55:07 a.m.
[1] La banca privada emite dinero bancario mediante chequeras que le servirán al tenedor para librar cheques a terceras personas y estas podrán convertirlos en efectivos monetarios del BCV.