En este país llevamos más de tres años en una guerra entre dos bandos, uno que libra un duro combate para mantenerse en el poder y otro que batalla en contra con la firme intención de enchufarse él, y mientras ese terrible enfrentamiento se encuentra en su máxima expresión, la gente se jode en una cola buscando comida y medicinas.
Aunque aquí en Maracaibo, los productos alimenticios los tienen por montón los bachaqueros, a precios altísimos, pero los tienen, y el que cuente con dinero los consigue y no pasa hambre… lo difícil son las medicinas ¡no hay!, y nadie lleva la cuenta de los pacientes que mueren al no conseguir con qué curarse.
No exagero nada. Como saben muchos –pues así lo he dicho en varios artículos-, en marzo de este año me diagnosticaron un carcinoma en la amígdala izquierda y ya me han hecho dos quimioterapias, mas cuando voy a la farmacia de alto costo a retirar las medicinas de la tercera, me informan que se agotaron los fármacos esenciales que requiere el riguroso tratamiento.
No habían ampollas de Carboplatino de 150 mg, Carboplatino de 450 mg y tampoco de Palonosetron, por cierto, aprovecho la oportunidad para comunicarles a mis amigos lectores y lectoras, que la institución o la persona que sepan tenga estos medicamentos, se puede comunicar al número: 0414-6442870. Mucho se lo sabría agradecer.
Afortunadamente -para mí quiero decir-, estoy vivo, pero antes en el Hospital Universitario de Maracaibo se registró un hecho lamentable: alguien perdió la cabeza y agredió a un médico por cuanto se le murió un familiar debido a las carencias de la institución. Y este es solo un caso, ahora, cuántos infartados, cuántas personas no habrán fallecido esperando que aparezcan los hipertensivos, las medicinas de la diabetes... Como ya dije: nadie lleva esta cuenta. Y debe ser alta.
Algunos me criticarán, los de este lado tal vez me calificarán de traidor, salta talanquera, del otro quizás me desearán la muerte por mi condición de chavista y yo asumo todo eso, sin embargo, no voy a entrar en diatriba con nadie, además no estoy en condiciones para ello, pero en mi criterio, esto que ocurre actualmente nada tiene que ver con el proyecto de Chávez, aunque respeto la posición de aquellos camarada que opinan lo contrario.
Ojalá alguien me proporcione los medicamentos que me faltan, porque yo todavía ni siquiera he pensado en morirme, pero sé que el cáncer no come cuento. Así que aquí estoy, aferrado a Dios y a las oraciones y buenos deseos de mis familiares y amigos, que nunca me abandonan…ah y a la disposición de la gente buena que pueda tener las ampollas de mi próxima quimioterapia.