En nuestra sociedad -con aquello de la política- al parecer todos nos volvimos locos. Locos porque con tal de imponer cada uno su voluntad, su parecer, su "caprichito", negamos la razón ó la verdad a quien la tiene. Hemos llegado, incluso, a odiarnos entre familiares, entre viejos amigos, y lo hacemos con fácil frecuencia con aquellos que se nos atraviesan en el camino, sólo por el hecho de pensar distinto y si es en materia de política, peor.
Es tanta la locura que nos embarga que poco importa lo construido. Poco importa el país, que a nuestra manera de ver, lo es todo. Incluso, allí entran nuestros padres, los hijos, los nietos…en fin…nada importa con tal de imponer cada quien su manera de ver las cosas.
Yo, en lo personal no escapo a todo esto que nos rodea. Eso sí, trato, en lo posible, adecuarme a la realidad, a la verdad, a los hechos, a la justicia, aunque a muchos, incluyendo colegas y amigos, no les guste o les incomode mí postura, pero siendo sincero a veces siento que pierdo el equilibrio y el rumbo. Y es así, como de la noche a la mañana, me he sentido en la necesidad de ser el diablo. ¡Ave María purísima!, dirán los más religiosos, pero es así. Para todos aquellos que me adversan políticamente soy a partir de este momento el diablo.
Y algunos se preguntarán que ganaré con eso. Muy sencillo. El diablo, hasta donde yo sé, siempre está al lado del mal. Apoya lo perverso. No tiene sentimientos. Poco le importa el prójimo, mucho menos el humanismo, y ni que hablar de querer a los más pobres. Así es el diablo de malo. Porfiado. Terco. Caprichoso, amante de la muerte. Del dolor. Del infortunio. Capaz de incendiar, incluso, a una sociedad que vive en paz, a una nación, mientras él, en un rincón, quizás lejano, sonríe fríamente. En definitiva, ése es el diablo. Y se conoce como tal, por su comportamiento.
Entonces, producto de que yo soy el diablo y también me gusta la política, comenzaré "apoyar" algunas situaciones perversas, malas, que están acordes con mi manera de ser y que ya fueron planteadas en un pasado reciente por un candidato que quiere llegar, por las buenas ó a las malas, a ser presidente.
Recuerdo que ese candidato, tan malo como yo, que soy el diablo, había planteado a través de su programa de gobierno las siguientes acciones: acabar de inmediato con las Misiones. Sacar a patadas a los médicos cubanos del país. Congelar el pago de las pensiones y que éstas no sean indexadas al salario mínimo, con perjuicio de los ancianos.
Asimismo soñaba con acabar con los programas sociales, eliminar la regulación de las tasas de interés para beneficiar a la banca privada y financiera, con tal de que se produjeran despidos por todas partes.
Como diablo poco me importa que la gente coma o tenga alimentos. Por eso estaba dispuesto también apoyar la idea macabra, de ese candidato, que deseaba eliminar igualmente las asignaciones de créditos obligatorios que actualmente favorecen a la agricultura, al turismo, a la vivienda, a las microempresas y a los sectores manufactureros.
Pero hay más. Como soy un diablo perfecto estaba dispuesto también apoyar la idea bien mala y dañina de privatizar los servicios de la educación, salud, seguridad, deporte, vivienda y turismo. Y como aditivo, me hubiese gustado quitarle la transferencia de recursos a los Consejos Comunales.
Pero como me gusta que los niños y los más pobres pasen hambre, apoyaría la idea de acabar asimismo con Pdval y Mercal y aumentar, de un solo golpe, las tarifas del sector eléctrico y del transporte. Pero más allá de todo esto, como diablo que no siente piedad por nadie, ni mucho menos sentimientos ante el dolor ajeno me toca en este momento apoyar las muertes ocurridas y las decenas de heridos a manos de los seguidores del candidato opositor, quien ordenó que tomarán las calles para quitarse la arrechera, repartiendo plomo y dolor a diestra y siniestra.
Creo finalmente que mis "amigos" de la oposición, que no creen en instituciones serias, como el Consejo Nacional Electoral (CNE), están de acuerdo conmigo, porque mis sentimientos, esta vez, si están acordes con los de un verdadero diablo, que apoya las políticas del candidato oligarca que tanto aman y apoyan, pero que por "desgracia", de sus adormecidos seguidores, no ganó. Por eso soy el diablo.
*Periodista
Twiter: italourdaneta54