Según las palabras recogidas en el evangelio, Jesús excusaba la pasión y la insistencia de los fariseos para exigirle a los romanos que lo crucificaran, porque no sabían lo que hacían. Como ellos, hay algunos cuadros medios del PSUV, tal vez con una intención sana y hasta ingenua, han esgrimido tres o cuatro argumentos a favor del decreto del Arco Minero del Orinoco y los contratos terribles que amenaza con firmar el gobierno con unas cuantas transnacionales, para la explotación de la inmensa riqueza minera que hay allí. Pero entre ellos, destacan unos cuantos que muestran las patas del caballo, en una actitud que estaríamos tentados a definir como cínica, pero en el sentido común y corriente, no en el de los antiguos griegos. O sea, sí saben lo que hacen.
Sí: hay compañeros, con un toque de ingenuidad, ignorancia y, eso sí, lealtad a toda prueba a lo que ellos consideran fue un mandato de Chávez, o sea, defender al gobierno haga lo que haga, han planteado tres o cuatro cosas para justificar el desastre. La primera, la más pedestre (y quizás la más conmovedoramente brutal) es que, si hay una riqueza ahí, por qué no explotarla, y más si estamos fallos de dólares. Otros dicen que con el decreto al fin el estado y las Fuerzas Armadas van a recuperar el control sobre unos territorios tomados hasta ahora por "garimpeiros" y bandas criminales. Un tercer argumento, un poquito más insidioso, cita algunas líneas del "Plan de la Patria", y así usar "la palabra sagrada" para bendecir estos nuevos planes extractivistas.
Es el mismo tipo de opiniones que merecen una palmada en la cabeza, como suelen jugarse los liceístas con sus compañeros más bobos. Igual a defender que el gobierno debe evitar a toda costa las elecciones de gobernadores y el revocatorio, porque va a perder. Es una especie de inocentada cínica. No se dan cuenta los compañeros que, en este caso del Arco Minero, con esas "franquezas" revelan que no han entendido nada de la incorporación del chavismo en la lucha ecologista hasta con el quinto objetivo del tan citado "Plan de la Patria". No han entendido nada del daño que ha ocasionado el capitalismo (porque no es genéricamente "la especie humana") en el planeta. Que lo que está en juego es la disponibilidad del planeta para la vida de las próximas generaciones. No les ha entrado en la cabeza toda esa problemática del cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales, especialmente el agua, la crisis de la contaminación, el aniquilamiento de la biodiversidad No saben que la minería de cielo abierto caracteriza uno de los modos más voraces de operar del capitalismo mundial (en el que participan, por cierto, los "amigos chinos") en América Latina. Ya se han destruido grandes ecosistemas en Argentina, Perú, Colombia, etc. abriendo gigantescos hoyos en la tierra, donde antes había ríos o bellos lagos, para extraer el mineral y embarcarlo lejos durante unos pocos años, para luego irse y dejar esos territorios devastados, sin agua para consumo humano, las tierras áridas, el aire envenenado, las poblaciones heridas en su modo de vida.
Evidencian también los compañeros una ignorancia inmensa acerca del rentismo, el modo de desarrollo que venimos sufriendo durante décadas, y que el presidente dice combatir. Precisamente, esa mentalidad de explotar la riqueza minera con esa ligereza conmovedora, con esos modales de "mago" que tiene a disposición una riqueza que está allí y no fue debida a la productividad de los venezolanos, fue la misma de cuando Gómez, sus sucesores, Pérez Jiménez, los adecos y los copeyanos: para sacar unos reales con los cuales financiar una sociedad que hoy se nos revela tan pobre como realmente es. Tanto que seguimos siendo, como durante todo el siglo XIX y XX, exportadores de materias primas, y nunca de bienes manufactureros, mucho menos de tecnología.
¿Por qué los militares, una de cuyas funciones es precisamente ejercer la soberanía, no han estado presentes en esos territorios durante todos estos años? Hay evidencias de que, por el contrario, los militares han estado allí, pero en otras funciones muy distintas: protegiendo las gandolas de productos regulados para el contrabando, por ejemplo. O armando a las bandas criminales que hoy se disputan territorios de extracción del barro de gran contenido de oro.
Pero están los que sí muestran las patas del caballo. Dicen: mira, francamente, esta empresa (la Golden Reserve) nos ganó en el CIADIS, el tribunal de las transnacionales (¿Y Britto García y Fermín Toro Giménez ya no habían accionado para sacar a Venezuela de allí?), teníamos que pagarle un montón de real, y conseguimos este acuerdo por el cual le pagamos igual, además de sus conocimientos, pero nos asociamos con ella en una empresa cuyo capital deberemos buscar en los bancos transnacionales igual, contrayendo más deuda. Esto es capitalismo, pero estemos claros que estamos en el capitalismo, y no tenemos otra. Además, hay que explotar todo ese oro, plata, coltán y demás (hasta uranio), rapidito, con "audacia, inteligencia y realismo", no hay que perder la oportunidad, porque la nanotecnología muy pronto le quitará el valor a esos materiales.
En otras palabras: promovamos el saqueo rápido. Como para no sonar tan feo, hablan de crear un fondo de reserva para el futuro (sí, Rodolfo Sanz lo escribió) con esos reales que nos ganamos ahí, rapidito y sin mayor esfuerzo. Con viveza, pues. Como si ya no tuviéramos una historia repetida: los tan mencionados fondos de reserva para el futuro que siempre se comen los que mandan y nos dejan sin nada cuando la materia prima ya ha sido extraída. El presidente dora la píldora hablando de que lo que entre será para las misiones. O sea, seguimos en el mismo rentismo de siempre. Y lo peor es que esa historia, mil veces repetida, de país periférico exportador de materia prima, cuyos recursos son saqueados por compañías transnacionales asociadas con los que mandan (burgueses, burócratas y militares), dejando al pueblo sólo con los espejitos de "misiones" y "fondos", la repiten ahora los cínicos con etiqueta socialista. Esos sí que saben lo que hacen.
