La revolución bolivariana no es una revolución de manual

¿Se expresan serias diferencias entre el proceso que se desarrolló en Chile bajo la presidencia del Presidente, don Salvador Allende, y el actual proceso revolucionario en Venezuela en sus dos etapas, primeramente, bajo la presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías y, actualmente, bajo las responsabilidades presidenciales de Nicolás Maduro Moros?

La pregunta no es casual en su relación con el titulo en propuesta para su discusión por y para ideólogos y seudo-ideólogos vista la cierta ofensiva intelectual desde las derechas en contra del proceso revolucionario que se viene proponiendo, en las actuales realidades en crisis, dirigidas hacia la presidencia de Nicolás Maduro Moros en Miraflores.

Es decir, nos volvemos a preguntar sí la actual crisis es una "crisis revolucionaria", sí está enmarcada dentro del proceso naturalmente evolutivo y perfectible del propio proceso revolucionario, sí la crisis es estructural y/o ideológica, sí ese escenario en crisis se corresponde con el propio proceso de "cambios profundos" tanto para las realidades estructurales como en lo definido como la "super-estructura" del "Estado rentista" y sí éste, es decir, el actual y evidente "Estado rentista", se encuentra, definitivamente, en su proceso de transformación hacia un supuesto "Estado socialista" aún y cuando, ciertos ideólogos y seudo-ideólogos, consideren que porque los diferentes sub-conjuntos sociales titulados como revolucionarios, significan que ya nos encontramos, prácticamente, en el propio signo-centro del proceso real-revolucionario venezolano como etapa revolucionaria post-toma-del-poder por las vías democráticas.

Es posible la demostración de marcar las diferencias entre aquel fallido proceso chileno sin necesidad de alcanzar señalamientos de "culpas no encontradas" frente al proceso revolucionario bolivariano. Son diferencias que están permitiendo enriquecer la teoría revolucionaria por sus particularidades sin negar, obviamente, que se encuentran incluidos paradigmas históricos que se han expresado en otros procesos revolucionarios allende nuestras fronteras históricas venezolanas con lo cual no es de necesidad tratar de "copiar en similitud" aquellas experiencias ajenas a "lo telúrico-nacional-histórico-venezolano" pero sin descartar el lógico análisis socio-ideológico-político expresado en aquellas regiones allende nuestras fronteras históricas.

Es decir, así como Joseph "el padrecito" Stalin, supuestamente, se equivocó no solo en su tozuda decisión de y sobre la política revolucionaria en China con la imposición de su-no-objetivar el real-escenario socio-político (sociología política) mucho menos comprender las realidades histórico-nacional-ideológico-chinas (errores en lo conceptual-leninista como en lo real-marxista conceptual-semi-colonial: modo de producción asiático) con lo cual se expresó, en lógica consecuencia política, en el más rotundo fracaso del "Frente Unido Nacional".

Aquellas tomas de decisiones de políticas revolucionarias sobre el proceso revolucionario burgués-nacionalista-chino no solo se decidían en Moscú como en el seno de la propia Internacional Comunista también radicada en la ciudad moscovita, en el denominado como el Buró para los Asuntos Políticos de China sino y fundamentalmente se sustentaban, aquellas decisiones, en la brutal confrontación por radical entre Joseph Stalin y León Trotsky.

Otro de los errores históricos fundamentales en los procesos revolucionarios aún cuando "cause escozor" entre los concienzudos seguidores de la "Revolución Cultural" en China es no solo la decisión no-comprendida en Occidente de los razonamientos real-objetivos de Mao Zedong sobre su decisión, aprobación y liderazgo de "lanzar su revolución cultural"; por cierto, aquella revolución cultural de la década de los años 60 no sería ni la primera pero si la más radical de las revoluciones en el Poder constituido con radicalidad en Peking (Beijing) y, curiosamente, con sus primeros protagonistas en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China.

Al tiempo es de obligación y necesario de exponer la objetividad en praxis de como el no solo no-comprender sino tampoco aceptar el desarrollo político a nivel de las masas china del desarrollo paulatino de expresión de la anarquía colectiva en aquellos diez (10) años de revolución cultural en aquel proceso supuestamente de fondo cultural pero, objetivamente, por demás, decididamente revolucionario en lo conceptual social-histórico-chino pero solo y únicamente de y con "características chinas-no-occidentales", es decir, un modelo de praxis político-ideológico no traspasable a otras realidades nacionales, ajenas y asimétricas a las realidades sociológicas chinas. Es decir, tratar de trasladar los conceptos históricos sobre los cuales se sustentarían las políticas asumidas colectivamente por las masas durante el proceso que gestó la "Revolución Cultural" es sencilla y simplemente, desconocer "lo-nacional-histórico" en su antropología humana y teológico-telúrica en un país concreto en análisis. Es decir, para sus necesarios entenderes y comprenderes, trasladar aquellos paradigmas ideológico-políticos anárquicos a escenarios como, por ejemplo, Venezuela es no solo errado sino profundamente peligroso, preocupante y contra-revolucionario para el propio proceso revolucionario bolivariano-chavista. Claro, en caso de ese supuesto escenario actual en nuestra Patria bolivariana, nacionalista, chavista, socialista y muy criollo-llanera.

¿Cómo es la revolución bolivariana-venezolana?

Es evidente que el proceso revolucionario bolivariano-venezolano se sustenta en dos proceso históricos concatenados: el proceso estudiantil de 1928, como primera etapa de ese proceso revolucionario por definir pero en considerando las realidades internacionales revolucionarias y de izquierda que pululaban en, prácticamente, todo el mundo sobre las realidades objetivas del proceso evolutivo del sistema capitalista en su etapa imperialista. Aquel concepto de revolución lo tenemos que buscar para su lógica comprensión y entendimiento en la Tercera Internacional con su análisis actual en profunda objetividad y la necesaria comprensión de los "pensares de los actores" de aquel "movimiento del 28" que marcaría profundamente procesos posteriores políticos en la política venezolana.

Se expresaría en Venezuela una segunda etapa revolucionaria con la "insurrección armada de los 60" y las evidentes consecuencias en procesos armados, fundamentalmente, en la década de los 70 y su decadencia como consecuencia objetiva de la praxis de la "pacificación Caldera".

Esa línea de continuidad, independiente de las lógicas criticas a esta propuesta, se corresponde al proceso revolucionario de "cambios profundos" del Estado heredado-colonial más el "Estado rentista-petrolero" que marcarían no solo un modelo económico coaligado según los propios intereses de clase sino una profunda distorsión en lo cultural-histórico-social-e-ideológico del venezolano.

Es decir, aquella y actual conjugación de "lo militar-nacional-histórico-venezolano" se coaligarían con "lo político-social-betancourista" para tratar de conformar un semi-estado-nacional donde se alcanzara el equilibrio de clases en un proceso político, para exponerlo en propias palabras de don Rómulo Betancourt, de "proceso chucuto herido de muerte" cuando esas confrontaciones de clases entre "los nacionalistas" versus "los internacionalistas" se enfrentaron en Miraflores a partir del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Es por ello no casual que en la década de los años 70 del siglo próximo pasado se expresarían políticas con profundas confrontaciones pero, reiteramos, políticas más que armadas en la "lucha de clases" pero expresadas en el seno de la propia burguesía nacional afectando al pueblo llano induciéndole al "mayamerismo ideológico-económico" con consecuencias en su proceso de alienación al "nuevo capitalismo criollo-capista" aún n vigencia nacional.

La conjunción de ambas realidades históricas produjo una profunda reflexión en las "huestes revolucionarias" cuales se verían obligadas a objetivar realidades no solo histórico-nacionales como en las relaciones internacionales tanto en el propio proceso de transición como de mantenimiento y evolución de un futuro proceso revolucionario venezolano.

Pero es de consideración factores reales significativos de los cambios sustanciales del sistema capitalista no solo cuando se superaría el proceso-conceptual de la Dependencia hacia su transformación hacia la globalización-mundialización con fuertes impactos en "lo conceptual-revolucionario" y es de ahí la insistencia de cierto comandante de las necesidades de la profunda incorporación de "lo militar" en el proceso revolucionario venezolano en función de traer al escenario de la política venezolana "lo real-histórico" de "lo militar" criollo. Ello no niega ni tratamos de colocarlo en el olvido histórico de las participaciones de "lo militar" en los procesos revolucionarios pretéritos al tiempo histórico inmediatamente anterior referido.

La Historia de las Revoluciones demuestra fehacientemente sobre la imperiosa necesidad de la incorporación de "lo militar" a los procesos revolucionarios como evidentemente lo demuestra la teoría política. Es de incomprensión tanto en el campo de los tirios como de los troyanos esas demostraciones de animadversión sobre la necesidad de dicha incorporación de "lo militar" en el proceso revolucionario bolivariano más cuando el "factor militar" ha tenido una preeminencia histórica en el propio proceso independentista como a posterior-histórico-nacional. Ello no solo se demuestra con Chávez Frías sino en la inteligente decisión del propio Chávez Frías de tomar la decisión de Estado de designar al político, José Vicente Rangel Vale, como su ministro de Defensa en el proceso revolucionario venezolano. Es una decisión poco trabajada en los actuales albores del proceso.

En ese orden de ideas tratar de negar la importancia de "lo militar" en el desarrollo histórico de Venezuela y su revolución bolivariana es de, cuando menos, cometer un error conceptual-histórico en función de tratar de imponer conceptos de manual ajenos al propio proceso revolucionario venezolano no solo en las actuales circunstancias sino en pasadas experiencias revolucionarias. Es decir, sí el Imperio norteamericano ha considerado y considera que "lo militar contra-revolucionario" tanto nacional como pentagónico es fundamental para sus propios intereses y supervivencia como imperio, nos preguntamos porqué de esas actitudes de "tirios y troyanos" de negar la necesidad de la obligante participación activa de "lo militar" en el actual proceso revolucionario bolivariano e histórico.

En Chile, evidentemente, se negó esa realidad como en aquella Alemania de Rosa Luxemburgo como en la España de la república como en el triunfo de "lo militar" expresado en Augusto Pinochet, en la represión y posterior asesinato en Alemania como en el proceso de "salvación nacional" liderado por Francisco Franco Bahamonde. Negarlo es de tontos.

En contrario, tanto en la Rusia de los Romanov como en la China de Mao Zedong y en Vietnam tanto en los tiempos franceses como en aquellos norteamericanos, como en la "Guerra en la península de Corea", como en la Yugoslavia de Tito, la realidad de la participación de "lo militar" a favor de esos procesos revolucionarios fue fundamental para la propia revolución, su triunfo y permanencia en los tiempos históricos.

La Revolución Bolivariana y Chavista de corte nacionalista y socialista no es de manual.

 

 

 

 

 

 


 



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Miguel Ángel Del Pozo


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