UPP 89 – MEP: Deslinde con el gobierno y el PSUV

En los últimos 4 meses, incluso casi durante todo el año 2016, nosotros, los partidos UPP89 y MEP originario (vale aclarar: el que fue ilegalizado en pocas horas por el TSJ) hemos mantenido una actitud de muy "bajo perfil", posición que ha generado extrañeza e incluso críticas de amigos y simpatizantes. En esos largos meses quisimos reflexionar sobre la situación actual de nuestro proceso revolucionario y darle un margen de tiempo al propio gobierno. No queríamos sumarnos a la extensa lista de detractores. Optamos por el "silencio", sin abandonar la atenta e inestimable mirada objetiva de los hechos, ante la evidencia cierta que la crítica misma, por más constructiva que fuese, tampoco tenía mayor utilidad, por la nula disposición del gobierno hacia ella.

Lo que era evidente, meses atrás, lo sigue siendo hoy. El gobierno no toma medidas reales, particularmente en el área económica, sólo disimula o maquilla la realidad, y hace uso constante, casi sistemático, de la mentira. Además sustenta su precaria permanencia en el poder en una posición de dominio institucional en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en el TSJ y en los demás poderes públicos, e incluso en la indigna y perversa coacción, la cual reconoce con total desvergüenza, contra funcionarios públicos y beneficiarios de las misiones sociales. Cada vez, nos sentimos más alejados de una dirigencia política que, observamos, sólo usufructúa abiertamente del poder, que hoy día, existe fundamentalmente para mantenerlo y no perderlo, y que utiliza, con mayor frecuencia, estas y otras prácticas, de control y represión, como las expropiaciones, las confiscaciones o el clientelismo, poco revolucionarias y contrarias a toda ética. Hoy estamos convencidos que el gobierno del Presidente Maduro y nuestra dirigencia política no defienden, ni le interesa el proceso revolucionario, ni la construcción del socialismo, ni el legado del Comandante Chávez, ni la democracia participativa y protagónica, ni el país, ni las comunas, ni el pueblo. Sólo defienden sus intereses personales y de grupo, y están aferrados a sus posiciones de poder. Ellos son esclavos de su mala conciencia, ya hecha cotidianeidad, y de sus contradicciones, lo cual es usual en la política cuando ella pierde su rumbo. No deseamos por consiguiente, ser copartícipes de esa palpable degradación de la política y consecuente desmoralización de nuestra sociedad, inducida desde el poder, que ahoga las energías creativas del individuo, que mutila toda auténtica voluntad de participación y que relega los principios a meros enunciados sin contenido. Esto sucedió también, debemos recordarlo, y nunca olvidarlo, en la IV República y ahora se repite esta misma historia en la V República. Si antes hubo una vulgar y perversa "exclusión social", ahora presenciamos una retórica de "inclusión" que no se corresponde con los hechos y que por ende se torna hipócrita, justamente con los sectores más desprotegidos. La participación y el protagonismo, pudiéramos decir, son más una entelequia o una consigna que una realidad.

La desconexión con el pueblo y la falta de sensibilidad en la atención de sus necesidades básicas así lo evidencian y es particularmente indignante. El desorden económico y la nula atención a los desequilibrios macroeconómicos son inaceptables por el impacto social negativo que tienen. No se ha buscado establecer una política fiscal para disminuir racionalmente el gasto público, una reducción que puede ser discutida y compartida con el país, de un déficit que lleva ya 5 años acumulándose. Muy por el contrario, el Presidente Maduro ofrece créditos para impulsar los 15 motores productivos sin que existan los recursos reales y efectivos para ello y hace ofrecimientos de dinero, a diestra y siniestra, sin previsión cierta. Tampoco una política monetaria capaz de ponerle coto a la inmensa inflación que padecemos, cuando por lo contrario, ella es estimulada por la descomunal e irresponsable emisión de dinero inorgánico. Ni una política cambiaria para frenar un diferencial cambiario, entre la tasa oficial y el llamado "dólar paralelo", tan desproporcionado como el que existe, con una moneda altísimamente sobrevaluada, incentivo permanente para la sobrefacturación, el contrabando de extracción y cualquier otro tipo de ilícito cambiario. No hay, ni siquiera y a pesar de los continuos anuncios presidenciales, política real de estímulo a la producción nacional cuando se pretende construirla en medio de esos terribles y absurdos desbalances macroeconómicos sin criterio, ni planificación alguna. Tampoco se nos dice, se oculta y se calla, dónde han ido a parar la inmensa cantidad de recursos que le han ingresado al país en los últimos años, a quienes le asignaron los dólares oficiales a Bs. 6,3 o a Bs. 10 y qué uso se les ha dado y se les sigue dando. Lo único que sabemos, por convencimiento propio, es que sólo han beneficiado, en buena parte, a un grupo de empresarios de nuevo y viejo cuño, a contrabandistas y a corruptos, en detrimento del pueblo que el gobierno dice defender.

La posición política que estamos asumiendo es un DESLINDE total con el GOBIERNO, con la dirección nacional del PSUV y con el GPP como estructura, salvo en lo que respecta a su política internacional, y, particularmente, en lo referente a los esfuerzos alcanzados por el Presidente Chávez en la integración regional, la búsqueda de un mundo multipolar y el enfrentamiento con las políticas imperialistas de las potencias occidentales. No es un deslinde con el proyecto político (establecido en el "Plan de la Patria" y el "Golpe de Timón", entre otros documentos fundamentales), ni con las bases del PSUV, ni con los demás partidos del GPP, como opción viable para crear una alternativa política, realmente unitaria, dentro de la revolución, donde los movimientos sociales y los liderazgos comunitarios y de base tengan un rol primordial. No apoyamos, ya lo hemos manifestado con anterioridad, el Referéndum Revocatorio que sólo busca sustituir un gobierno por otro, como solución a todos los males del país, ni la renuncia del presidente Maduro, aunque sí hemos planteado la necesaria relegitimación de los cargos de elección popular del Presidente de la República y de los Diputados y Diputadas a la Asamblea Nacional, como parte de una solución negociada, realmente plural, entre las dos principales minorías del país, gobierno y oposición, y el resto mayoritario del país político, que permita abrir los espacios de participación y decisión, ante la crisis general que vivimos.

Seguimos compartiendo con el Gobierno, la política internacional. La identificación con la Revolución Cubana y los movimientos progresistas y emancipadores de América Latina y del mundo, entre ellos el de la Revolución Ciudadana en Ecuador, la Revolución de Identidad Indígena en Bolivia, la Revolución Sandinista en Nicaragua, entre otros así como la preservación del ALBA, UNASUR y otros espacios de integración subregionales. Hacemos nuestra, a su vez, en este sentido, la denuncia de las agresiones de la derecha internacional y sus medios de comunicación, no sólo en Latinoamérica sino también en Siria, Irán y en otros países, la denuncia del capitalismo y su voracidad depredadora que atenta contra la preservación de la especie humana y que es el principal responsable de los peligrosísimos cambios climáticos y la denuncia del imperialismo desestabilizador, generador de guerras y de los consecuentes grandes movimientos migratorios involuntarios recientes, aunado a la fabricación de armas de destrucción masiva.

El DESLINDE constituye un imperativo moral y en consecuencia existencial, en razón de los atroces momentos que vive nuestro país. "Pasar la página" con el gobierno nos permitirá, "ver hacia adelante", "hacia el futuro" y, particularmente, dejar de centrar nuestro "haz de acción" o de orientar nuestro "foco de interés" hacia el Gobierno y guiar nuestros mejores esfuerzos a hacerle propuestas al país. Trabajaremos en construir esa opción política revolucionaria, sobre la cual hemos hecho referencia en los últimos meses y donde el liderazgo comunitario auténtico, ignorado por los factores de poder, debe ser, estamos convencidos de ello, su savia primordial. Asumiendo el riesgo de pasar como engreídos o vanidosos, creemos que es necesario recuperar la dimensión moral de la política y darle sentido, de nuevo, a un proceso revolucionario que tanto entusiasmo causó en nuestro pueblo y del cual él ha sido su principal protagonista y sigue siendo su principal fortaleza. Desde allí, es prioritario construir una voluntad de poder, que de manera positiva y efectiva, tenga la capacidad de crear, servir, transformar e integrar a todo el país y a todos los sectores sociales, donde no sea la organización política social, de manera perversa e interesada, la que busca las masas para crear su base social, sino, por el contrario, sean las fuerzas sociales quienes busquen crear su propia herramienta política para intervenir en la vida pública.

Sobre el tema de la política en la cual creemos y su alcance,
y sobre el país que visualizamos nos referiremos extensamen
te en posteriores documentos.
unidadpoliticapopular89@gmail.com
@upp89caracas



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Reinaldo Quijada y Wilmer Nolasco


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