Hay una guerra general prendida contra la vanguardia revolucionaria; y en razón de que la MUD a su vez está inmersa en una particular e inocultable guerra interna de fragmentos, el laboratorio de basura apeló a sus fablistanes y les dio la pauta: difundan que la revolución es igual que la MUD.
Me huele que el gran enemigo al asumir que la MUD se cae a pedazos y antes de fabricar otro parapeto que la sustituya como cabeza de playa en su guerra infernal contra el pueblo venezolano para saquear nuestro petróleo, mientras tanto pretende que su fracaso nos arrastre, de ahí que quiera endilgar que nosotros somos iguales a los sinvergüenzas, pero ¡tarde piaste pajarito!
"De la dictadura de Maduro a la dictadura de la MUD", reza pernicioso fablistán que aparece a modo de cometa pero, como todos los de su calaña, revolotea como una mosca sobre el basurero.
Otros fablistanes: "Pelones de Maduro desplazan al chavismo de la revolución"; "Conozco al militar que arregla esto"; "Firmaré contra Maduro para entrar a la historia" "Estamos en un momento de emergencia"; y por el estilo, eso es plooomooo soviético (que, en consecuencia, por viejo, caduco, inútil, ni estalla).
La referida matriz no es más ni menos que una información envenenada dirigida a confundir al pueblo; el lenguaje en que el fablistán se expresa y la influencia que él pudiese tener, sumado a la selectividad del receptor, entre otros elementos, conllevan a la deformación de un mensaje; en ese ínterin -del difamador al escucha- mucho se trastoca, lamentablemente.
Algunos periodistas hacen de fablistanes también cuando pretenden que la realidad se adapte a su descripción y no en contrario.
