Yo tengo un sueño

Sueño que este proyecto revolucionario se sustentaba en la conciencia revolucionaria del pueblo, en el sacrificio de los sectores medios politizados y en la conciencia de clase de los trabajadores.

Sueño que los sindicalistas decidimos avocarnos al aspecto ideológico del trabajo, y habíamos fundado numerosas escuelas de cuadros, para elevar el nivel político de la clase obrera.

Sueño que nuestros servidores públicos, ejercían sus funciones con gran profesionalismo, atendiendo con amabilidad y con más eficacia a los usuarios de nuestra administración pública.

Sueño que los teléfonos de los bancos a los que llamamos para alguna información, funcionaban a la perfección, atendían nuestra solicitud de inmediato con educación y mucha amabilidad.

Sueño que el gobierno había municipalizado el transporte colectivo y ya ni los peatones ni el Estado, éramos chantajeados por los camioneteros con paros y huelgas, para subir el pasaje.

Sueño que habían creado numerosas cárceles para meter presos a todos los corruptos, fuera quien fuera, viniera de donde viniera, principalmente a los de los alimentos y las medicinas.

Sueño que se habían clausurado muchos comercios por especular con los precios de los alimentos, sobre todo las panaderías.

Sueño que en el metro le pusieron freno a la venta de musaraña, golosinas y cachivaches, que los vagones tenían aire acondicionado y que sus funcionarios ahora cumplían más y mejor sus funciones.

Sueño que los trabajadores se preocupaban también por mejorar su nivel político e ideológico, junto al aspecto reivindicativo.

Sueño que los policías y guardias nacionales no aceptaban dádivas ni regalías de nadie, que se ofendían y rechazaban todo intento de sobornarlos.

Sueño que en "Mi Casa Bien Equipada" todos podíamos obtener televisores, neveras, cocinas, con solo tener el valor del equipo requerido, sin colas, padrino o comisión.

Sueño que se podían adquirir los carritos chinos en forma rápida y sin pagar vacuna ni sobreprecio.

Sueño que nuestros militares, que se han incorporado a dirigir labores en empresas, institutos, en el campo y otras áreas de trabajo, trataban a los trabajadores como compañeros revolucionarios y no como soldados subalternos en el cuartel.

Que los médicos, enfermeras y demás personal de hospitales y centros de salud, ya no se llevaban a sus casas y clínicas privadas las medicinas e insumos de su centro de trabajo.

Sueño que los diputados y concejales tenían como norma realizar asambleas y conversatorios muy a menudo, en barrios y urbanizaciones con sus habitantes, para conocer sus realidades.

Que el General Carlos Rotondaro había por fin comprendido, que su misión al frente del Seguro Socia,l era cumplir una función social, facilitando a los trabajadores la solución a sus problemáticas relacionadas con la salud y pensiones.

Que se había eliminado de todas nuestras empresas, institutos y dependencias oficiales, a todos los enemigos del gobierno con altos cargos de dirección y decisión política.

Que se habían eliminado los celulares a todos los presos de nuestras cárceles, que solo le permitían llevar comida y ropa; que ya no habían asesinatos ni secuestros dirigidos por pranes desde las cárceles.

Sueño que las grandes empresas y bancos eran pechadas en correspondencia con sus ganancias, para a la atención de los niños, niñas y ancianos sin familia y en situación de abandono.

Que nuestras fronteras se habían transformado en zonas seguras, tranquilas y sanas, donde no transitaban nada ni nadie, fuera de las normas establecidas.

Que cuando lo deseáramos, podíamos adquirir un teléfono celular de los fabricados en Venezuela, (Vetelca), sin palanca, sobreprecio, ni comisión.

Que aún en altas horas de la noche, podíamos encontrar un policía en cualquier esquina de Caracas, para seguridad de los habitantes de esta ciudad.

Que provocaba ir a los hospitales por el trato amable, educado y diligente con que te atendían desde el portero, camillero, enfermera y el mismo médico de turno.

Que todo esto que sueño no era un sueño, sino una realidad que estábamos viviendo.

Sueño que los patronos entienden el problema de sus trabajadores y se sientan con ellos, acordando soluciones, sin huelgas ni paros.

Sueño que la jerarquía de nuestra iglesia católica subía a los cerros, a ayudar a los pobres, a ver como vivía el pueblo humilde,e para prestarle la ayuda que siempre están necesitando.

Que la gestión de nuestros gobernantes se nutre del pueblo, porque es fácil encontrarnos con nuestros gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, para darles nuestras ideas, criterios y planteamientos.

Soñé que llamé al 911 y al 171, y acudían en forma inmediata atendiendo la emergencia.

Sueño que hice una crítica del funcionamiento de mi organización y me oyeron con atención, dándome la razón en mi planteamiento, sin calificarme ni etiquetarme.

¡Hagamos realidad este sueño.!

Me despierto y solo atino a pensar… ¡Coño, nos falta bastante!

Ramón Blasco. (Guameño). Octubre 2016



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Ramón Blasco


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