Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), creados en 04/2016, son la nueva forma de organización popular encargada de la distribución casa por casa de los productos regulados de primera necesidad. Desde el mes de agosto, el gobierno ha anunciado que se aplicará un nuevo sistema de distribución de alimentos, ya que el actual es coyuntural. Según medios oficiales, se han beneficiado más de 500mil familias de todo el país, en 208 municipios, 464 parroquias y dos mil 34 comunidades.
Este dato debe ser un alerta para el gobierno nacional, para la dirección del PSUV, del GPP, las organizaciones sociales y los mismos CLAP. Hemos cometido errores y de no corregirlos iremos a la contienda final en mediocre condiciones. En función de esto revisemos lo siguiente: Venezuela tiene 335 municipios y 1.136 parroquias, para este año hay una proyección de 8.331.546 hogares; esto significa que hoy día el sistema no ha satisfecho ni el 10% de los hogares, por ende han sido muy poco efectivos, de ahí que urge su reestructuración. Freddy Bernal manifestó que "la distribución de los alimentos a través de este sistema se enfoca en los sectores que tienen mayores necesidades económicas, ya que la clase media y media-alta tienen mayor poder adquisitivo y por esto no representan la prioridad en la distribución de los alimentos generados por los CLAP". De esta manera no se puede pretender resolver la crisis alimentaria que vivimos, mediante la discriminación social, política y económica, pues esta clase social también ha sido afectada; existe un grado de exclusión en la organización de las tareas que realizan los CLAP. A esto se suma la inexperiencia, o desvío de alimentos, de la bolsita (sobre todo en cantidad) la cual no contiene los alimentos que señala el gobierno, ya que desaparecen en el camino; o las bolsas que no retiran las personas, MERCAL las toma no las deja a los comités; algunos se han convertido en los nuevos bachaqueros de este modelo.
Lo más grave es que, a consecuencia de la distribución de la comida, se ha generado un proceso de corrupción, ya que ésta se tiene que distribuir en camiones que contrata el CLAP, lo cual se ha convertido en negocio para los camioneros quienes se aprovechan para cobrar cifras exorbitantes que termina pagando el consumidor. Si sus miembros se quedan solo repartiendo bolsas y no se enfocan en la producción y efectividad de la distribución para garantizarle a la población el acceso a alimentos, será una derrota para el gobierno que apuesta con ellos para vencer la guerra económica y estas praxis desencadenarán en el fracaso de la revolución, porque el fin es darnos por el estómago. La verdad nos hará libres.
(*) Lcda. en Administración