A los pescadores, campesinos y trabajadores de los rincones de Venezuela que han soportado unas decisiones absurdas

El Billete no tiene fecha de vencimiento

EL BILLETE NO TIENE FECHA DE VENCIMIENTO

A los pescadores, campesinos y trabajadores de los rincones de Venezuela que han soportado unas decisiones absurdas.

Freddy Gutiérrez Trejo

El billete de cien bolívares no tiene fecha de vencimiento. Tampoco la tienen billetes de otras denominaciones. Ni un día desafortunado de diciembre del año que recién pasó, ni el dos de enero de este que comienza, pudieron ser tomados nunca como fechas de término de billete alguno. Desde luego, el próximo veinte de enero, tampoco, a despecho del planteamiento empecinado como lo ha anunciado el Sr. Presidente. Nunca se ha visto que el billete como papel moneda tenga, cuando el portador lo circula, ni preaviso, ni fecha cierta de terminación.

Los billetes tienen una fecha de entrada en circulación, un tiempo de circulación continua, y una salida que ordinariamente no es traumática para nadie. Existen empresas especializadas en la elaboración de papel moneda, que tienen relevancia internacional: la Bundesdruckerei en Alemania, la American Bank Note, en Estados Unidos, la Royal Canadian Mint, en Canadá, la Casa da Moeda do Brasil, la empresa De la Rue Giori en el Cantón de Vaud en Suiza, y otras con las cuales Venezuela ha tenido relaciones sin tropiezos importantes.

Esta última, por cierto, fue la que aportó la tecnología tangible e intangible para la creación y puesta en marcha de la empresa de acuñación de monedas y billetes en Venezuela, la cual está bajo la subordinación del Banco Central. El acuerdo al que se llegó en su momento, independizaba a nuestra República en la elaboración de moneda metálica y papel moneda, de empresas internacionales, y se establecía una elaboración propia, habida cuenta de que ese acuerdo determinó la formación profesional que se requería, y sentó las bases para la creación tecnológica: arte, serialización, impresión y seguridad, entre otros requerimientos.

Se entiende que el billete tiene un valor fiduciario porque el intercambio de mercancías, servicios u otras actividades civiles, mercantiles o administrativas, por especies valoradas, se fundamentan en la confianza extendida en la sociedad de que el papel moneda que se da o se recibe tiene un valor intrínseco, el cual, califica como precio, honorario, donación, salario u otros conceptos.

El billete en circulación sufre el deterioro de su manoseo, se expone, en muchos casos a falsificaciones y tiene los riesgos que acarrea el ser papel y puede mancharse, mojarse, o romperse, entre otras expectativas. Por estas razones se busca que la impresión esté rodeada de las mayores y mejores medidas de seguridad posible, sin embargo, en algún momento debe salir de circulación.

Suele ocurrir que, en el decurso del tiempo, por el deterioro que sufre el papel, o por razones económicas o financieras cuya invocación no debe dejar dudas, se busque imprimir un billete de las mismas características de seguridad y presentación, o que éstas cambien, bien en papel con otra impresión, bien que se cambie papel por moneda metalizada. En cualquier caso, se solapan en un tiempo razonable la antigua con la nueva emisión, pero la antigua es recolectada por la banca pública o privada, es canjeada por la nueva en el Banco Central, y bajo protocolos rigurosos la vieja emisión se incinera en los hornos que, a estos efectos, están dispuestos

Resulta muy curioso y un verdadero ex –abrupto, varias cosas que habrían de investigarse respecto a los "viejos" y nuevos billetes y monedas metalizadas: ¿Qué pasó con la Casa de la Moneda de Venezuela, que es el organismo dispuesto por la Ley para la elaboración del papel moneda y especies valoradas? ¿Porqué se contrató este trabajo a una empresa internacional? ¿Estuvo precedida de una licitación realizada con el rigor administrativo que se requiere? ¿Tendrán alguna base en la realidad las historietas contadas por altos funcionarios del estado, en cuanto a transporte aéreo, desviación en pleno vuelo de las aeronaves, demoras por la empresa en las entregas?.

Por otro lado, el Presidente de la República no tiene constitucionalmente la atribución de avanzar un preaviso, y mucho menos de fijar una fecha de vencimiento, como lo ha estado haciendo con el billete de cien bolívares. Esta atribución es exclusiva del Banco Central según lo dispone el artículo 318 constitucional, el cual, además, determina en uno de sus acápites: "El Banco Central de Venezuela es persona jurídica de Derecho Público con autonomía para la formulación y el ejercicio de las políticas de su competencia". Ahora bien, aún con base en esta norma, ni el Banco Central puede extralimitarse en sus funciones y crear una situación de alarma pública, como se ha hecho.

Opino que el billete de cien bolívares puede válidamente circular simultáneamente con la moneda metalizada del mismo valor que se ha anunciado, hasta que el papel moneda sea recolectado y acumulado paulatinamente por la banca pública o privada, y ésta, a su vez, realice las operaciones de canje correspondiente con el BCV. Sería aconsejable que estas actividades sean observadas por una honorable comisión Ad hoc que garantice que los caudales de billetes sin fecha de vencimiento, tengan como destino la incineración usual en estos casos.

Es inaceptable que, con este insólita medida monetaria el Presidente de la República y el Banco Central tengan a toda la sociedad venezolana en una situación de angustia y ansiedad que pesa sobre la espalda de todos. Me consta la experiencia sufrida por mucha gente, sobre todo, los pescadores de Coche y Cubagua, y de las islas de nuestro Caribe, así como el vía crucis de nuestros campesinos de zonas alejadas como Río Negro, Pacaraima, Manapiare, Cumanacoa, Maripa, Píritu, Las Majaguas, Cocorote, Chacantá, Mucutuy, Niquitao, Peribeca, Caripe del Guácharo, Valle de la Pascua, Altagracia de la Montaña, Sierra de San Luis, Carora, Elorza, Socopó, Paraguachón, Tumeremo, y gente de tantos otros espacios. En fin, son conocidas las aflicciones que ha padecido este pueblo herido perversamente, pero que, más temprano que tarde, las dejará atrás y se elevará en la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Un primer paso debemos dar ahora: sostener pacíficamente pero con firmeza en los hechos, la validez sin término del dinero que legalmente nos hemos ganado, y no obedecer anuncios sobre el billete de cien que son más una burla que una decisión. Se respetan y acatan las resoluciones serias y con fundamento. No las mamaderas de gallo.

freddygutierreztrejo@gmail.com



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