La ultima alocución presidencial esa de la memoria y cuenta, esa donde por poquito colocan a Paul Gillman este sargentico de la música nacional se colocaba casi como héroe nacional, el Presidente Maduro era aplaudido por un público seleccionado, escogido si un público donde el besamanos y la abyección, la falta de comentarios fuera la tónica del asunto. Dentro del recinto todos eran acuerdos y risas, fuera la cifra de robos, asesinados, atropellados por algún funcionario, vejado por algún comerciante inescrupuloso, la matraca oficial, suboficial, extraoficial continuaba su camino recto.
Nada cambia y todo sigue igual y las elecciones a esperar que sean posibles o que la Palabra Presidencial conserve algo de ley y no sea como el valor legal del billete de cien bolívares donde el ciudadano Mauro le da y le quita fechas de posible circulación.
El discurso estuvo ahí tipos geniales como Jaua, honestos como Diosdado, Amplios como Carreño. Claro también el Freire del Caribe si nada menos que Héctor Rodríguez, como en un Versalles Tropical en pleno siglo XXI, esta mimesis de la corte de Luis XVI pero en republicano. Claro esto de republicano en Venezuela es casi una broma las instituciones "funcionan" a pedido de quien manda y un discurso descafeinado, sin carga esperanzadora, sin pisar el suelo de los que lo pisan de manera cotidiana estuvo ahí, con puntos y líneas o líneas y puntos.
Coronas sin campeones, todos se abrazaban en una nación de "logros y metas" alcanzadas, lograron que los trabajadores trabajaran por pan, que alzar la palabra sea visto como un gesto de algún enemigo. Maduro aunque su comportamiento es de un rey cursi su discurso es el de un radical jacobino, aunque sabemos los únicos cabellos serán tocados por la guillotina verbal del "ciudadano" Presidente es la de los ajenos.
Nadie tocará ni por asomo a los verdaderos culpables del desastre social, político, económico que se vive y que se seguirá viviendo, por aquí recordando palabras de Ernesto Villegas que rayan en un Ridiculum Vitae de Ernesto Villegas cuando anuncia y anuncia el fin de la circulación de los billetes de a cien bolívares, mientras lee un texto, mejor se los dejo para reír un ratito a costa de un "serio" periodista: https://www.youtube.com/watch?v=AwNfr6ehwWc
Las prórrogas para un mejor vivir son largas y largas y la palabra del Ciudadano Presidente va teniendo cada día menos valor, y es que los cambios de rumbo, forma y fondo del discurso son tan cambiantes que solo parecen dignos de algún libro de aforismos, de cuentos de lo imposible, o comentarios inútiles en una república, escuchemos: https://www.youtube.com/watch?v=2wOtLf-hSnM
Las cosas como son y como vienen, la palabra va perdiendo su valor de uso y de convencimiento y claro el billetito de a cien continúa circulando hasta: "He decidido extender un mes más, hasta el 20 de febrero, la circulación de los billetes de 100. Poco a poco que vamos bien", dijo Maduro el domingo en su mensaje anual. "Y las mafias temblando y Maduro mandando". http://www.univision.com/noticias/crisis-en-venezuela/venezuela-posterga-de-nuevo-la-eliminacion-del-billete-de-100-bolivares
La batalla contra la corrupción administrativa, el pillaje y la matraca, la represión tendrá tantas prorrogas que las del billete de a cien en su uso o desuso, nada raro ocurrió en el discurso del presidente y la corte sigue aplaudiendo e imagino a alguna combatiente, quizás "la primera" diciendo al fin del discurso de nuestro jacobino con corona, alguna frase atribuida a la reina María Antonieta que ante un comentario de que el pueblo francés carecía de pan en sus mesas, presuntamente exclamó "Si no tienen pan que coman pasteles" . La historia es sencilla o debería serlo en una república la sola mención de cortar cabezas raya en lo ridículo. El corte de cabezas terminará en una repartición de aspirinas.