Tras 18 años de experimento socialista, el país muestra su peor aspecto. No hay una sola área que se haya escapado de la perniciosa gestión, no hay un solo habitante que directa o indirectamente no haya sido víctima de los embates de este demencial ejercicio que convirtió a la tierra prometida, en una diáspora en la que sus habitantes huyen despavoridos de la acción del hampa o salen expulsados con una patada en el trasero ante el sufrimiento de ver que su propia tierra le niega la posibilidad de un futuro mejor.
Esto lo sabe hasta el más humilde seguidor del oficialismo, ése que desde la esperanza aprendida, espera en la necesidad del desesperado, su bolsita del Clap y lo mas triste es que el gobierno en su afán de sostenerse en el poder, no guarda formas ni muestra pudor alguno, atropellando en su ejercicio, al pueblo que jura proteger, negando la alternancia del poder, negando la justicia, arrodillando a las instituciones y esgrimiendo el amenazador garrote contra propios y extraños que muestren su inconformidad con la forma de cómo eligieron ejercer el poder. He aquí unas perlas.
En una crisis de gobernabilidad tan grande como la que sufre/sufrimos Venezuela, una medida sensata sería alejarse de los dogmatismos y abrir las puertas para un necesario entendimiento. Facilitar un autentico diálogo que permita superar coyunturas.
Si revisara la actuación de organismos como el SEBIN, se encontrara con la sorpresa que este actúa como un ente supra estadal, que no obedece (por lo menos en cuanto a la liberación de detenidos con boletas de excarcelaciones) y si lo hace, es cuando les da la gana y no cuando lo establece la ley, esto le hace un flaco favor a la seriedad de un gobierno que se muestra incapaz de hacer cumplir decisiones a un ente que está bajo su subordinación.
La democracia es incompatible con la existencia de presos por razones políticas, no es posible pensar en la imparcialidad de la justicia cuando cualquier ciudadano es temeroso de la acción del Estado y no lo siente como a garante de sus derechos, sino como violador de los mismos, a la ley se le respeta, no se le teme, el temor ciudadano también es incompatible con el ejercicio democrático.
Si el gobierno prosigue en su empecinamiento de desconocer a la Asamblea Nacional y con ello, la decisión de los millones de voluntades que le dieron a la oposición la mayoría de las 3/4 partes, si persiste en desconocer la nueva realidad política del país, si insiste en el presunto desacato, obstaculizando el normal funcionamiento del poder legislativo, si continúa impidiendo que los diputados de Amazonas ejerzan con plenitud sus curules, no habrá forma de mantener un clima de estabilidad que le permita el normal funcionamiento del Estado ni tendrá la paz necesaria para desarrollar planes y políticas que le permitan exhibir una mejor gestión de gobierno.
Si el gobierno refundara al TSJ, restableciendo la imparcialidad de la justicia, destituyera a los magistrados express, a magistrados venales, a magistrados que en lugar de expedientes tienen prontuarios, renovaría la fe del pueblo en la aplicación del imperio de la ley, si desarticulara tribus o clanes que prostituyen el ejercicio de la justicia, y le regresa a la sala constitucional sus reales competencias, la saca de ese "desacato" contra todas las decisiones de la Asamblea Nacional , sin dudas que comenzaríamos a andar por el sendero correcto sin sobresaltos ni tantos saltimbanqui oportunista.
No es posible creer en un poder moral donde el Contralor General, no es titular del cargo, el defensor del pueblo es un ex gobernador del partido gobernante, una Fiscalía General que no investiga casos relevantes que involucren a corruptos gobierneros. Eso no es un poder moral, es apenas un club de amigos del gobierno al servicio de este.
El país –incluido una significativa mayoría que antes apoyaba al oficialismo- ve con desconfianza a un poder electoral, donde el equilibrio no es la norma, no se respetan los lapsos, no hay cabida para la participación en igualdad de condiciones para actores distintos a los intereses del partido gobernante, y donde el CNE, de clara mayoría oficialista, entraba, empastela y oscurece lo que en cualquier parte del mundo es la razón básica del hacer democrático; el ejercicio de la democracia mediante el voto.
Si en medio de una descomunal crisis (causada y mal administrada por el propio gobierno) se decide una renovación del tren ejecutivo, ¿por qué no abrir el compás de participación a los mejores individuos del país? Con el respeto que merecen Elias Jaua, Adán Chávez o Hugbel Roa, ¿qué saben de Educación Básica, Cultura o Educación Universitaria? ¿Cuáles son sus credenciales mas allá de su militancia política? Si así no se sabotea una gestión de gobierno, se le parece bastante a una forma de hacerlo.
Desmonte progresivamente el control de cambio. Elimine el pernicioso dólar de 10 bs. Que solo sirve para el enriquecimiento ilícito de cercanos o relacionados al gobierno en detrimento de las grandes mayorías de la población, sincere los precios a la par de los subsidios pertinentes, convoque al consejo de economía y acuerde medidas para solventar la crisis, permita que las empresas puedan adquirir sus insumos para reactivar la producción nacional, cese los controles y alcabalas para la reactivación del campo y la producción agrícola. Elimine de plano esas ideas retrogradas de siembra urbana o periurbana, con eso no come ni quienes la producen, deje de acosar a los medios impresos con el chantaje del papel periódico, revise y otorgue o renueve las concesiones de los espacios radio eléctricos y espectro televisivo, abandone la judicialización de la política y la politización de la justicia, eso le resta mucho más que lo que en réditos le pueda producir. Despida a todos esos aduladores y vividores que le rodean, busque gente capacitada en las diferentes áreas del conocimiento.
Finalmente señores gobernantes, si pretenden llegar a buen puerto en el 2018, dejen de jugar de jugar con la paciencia del pueblo. Las consecuencias de ello son impredecibles.
@ramoncolmenares