El presidente Maduro está eufórico con un optimismo de revolucionario
hiriente en muchos sentidos pues, últimamente anda de victoria en
victoria, pero el país le sigue de mal en peor, no se avizora un CLAP
siquiera de esperanza socio-económica que fortifique el capital humano
nacional e internacionalmente en el plano político-institucional en
estos días en que, ha fustigado con delirio escatimoso defensivo
frente a los medios de comunicación -que según (vox populi) de
refuerzo están empadronados por el Gobierno Nacional- con una asfixia
de intranquilidad que deja incomunicado a los lideres de la oposición
y, él nos maravilla con tanto esfuerzo creativo sin corregir de verdad
el rumbo que elimine de una vez, tanta miseria junta que nos distraiga
del hambre de poder como acción contundente de la MUD, que anda en
validación en sus cauces de reválida de sus partidos frente al CNE
que, los mantiene en raya como penitencia dentro de la (dictadura
actual) en la solvencia electorera de ellos que, precisan con razón a
su favor de elecciones ya, no a lo Almagro como intruso inoportuno.
Y es que de victoria en victoria: el presidente Maduro no escatima
esfuerzo, para hablarle al país a cualquier hora del día o, de la
noche es, como un ánimo mancomunado dentro de la comunicación del
gobierno que nos castiga como un castigo más de impacientarnos que nos
acojamos a su ritmo de trabajo a que nos tiene acostumbrado con
anestesia de salsa que nos pone a bailar sin ganas, pero, la rumba
sigue y, la costumbre se afianza de tal forma que, quizás sus
consejeros, pensando a lo Pitágoras nos ensarten: "Elige lo mejor: la
costumbre lo hará suave y fácil", lo que nos lleva a distraernos con
G.Ch.Lichtenberg que. "La costumbre es, en muchos casos, mala
consejera. Hace que tomemos la injusticia por justicia y el error por
la verdad" que a pensar de ellos no es el caso, bien. Pero no sería
mejor salir a ver y visitar insticiones del Estado que, posiblemente
lo que le dicen que anda bien que refuerce o niegue lo que le afirman
sus allegados inmediatos y, en tal situación constatar de verdad que,
el país se cae a pedazos o, no, con un ritmo de inasistencia en todos
sus órdenes que nos arruina la armonia de su convivencia y nos
restriega con sus problemas, la condición humana de saber actuar por
su bienestar en todos los ámbitos sociales de abajo hacia arriba y
otro gallo cantaría presidente.
Será posible que el presidente Maduro piense, en su ocaso político,
que los traidores le quieren meter una puñalada por la espalda, para
acabar con su revolución, pero si es que la revolución la está
acabando él mismo gobierno sin distracción que una al pueblo en
alegría y, lo que hay es insatisfacción, mucha rabia, incertidumbre,
productos caros y, más lo que constituye la dieta diaria alimentaria
del venezolano que, cada día está más desnutrido interna y
externamente, vivimos opacados por un cansancio de soledad
gubernamental que nos entrega en un concierto de voces que manifiestan
desconsuelo y, la poca atención nadando en un mar de inquietudes de
desconformidad mientras, seguimos esperando por lluvias de regocijo
que calme el alma agobiada de problemas que no nos maten en el acto,
aunque la culpa sea la guerra económica de los malucos.
Tenemos por lo visto al presidente Trump de nuestro lado que, son
tantos los problemas que tiene en los EEUU que, no tiene tiempo de
accionar negativamente hacia nosotros y, mientras no nos diga que nos
estamos comportando mal dejemos como bien cierto que, el que calla
otorga, que es mucho a cuanto a victoria diplomática que le dé paz a,
Delcy Rodríguez y, a su gobierno.
Entonces, presidente:
Manos a la obra que el que obra bien le va bien y, quien padece es el
pueblo y, el pueblo es el que pone y quita gobiernos sin puñalada por
la espalda, sino de frente con votos.