No se puede permitir que la esquizofrenia calumnie al socialismo

Vivir en revolución es vivir luchando por un ideal, y de frente al enemigo. La revolución socialista es una lucha permanente contra el capitalismo y la lógica del capital. La sociedad burguesa, que se niega a morir, al capitalismo, que no se suicida, debemos derrotarlo, derrotar al Estado burgués y a su espíritu. Es una candidez pensar que solo tiempo agotará la resistencia capitalista a los cambios de las revoluciones, por más lógicos y frecuentes que estos sean. El capitalismo como poder hegemónico se rehace, muta, se remoza, con cada espacio que cede la revolución socialista el capitalismo se fortalece, lo apesta todo.

El caso de la revolución bolivariana es típico, enfermó con la muerte de su líder máximo y ya ha muerto ella también; hoy celebran su funeral en el Poliedro, con la Expo Venezuela Potencia. Pero quedó una especie de sombras, reflejas de su ánima angustiada caminando de un lado para otro, en el discurso del gobierno, el cual como todo lo etéreo no ocupa volumen dentro de ningún espacio de la sociedad, solo lo cede. La sociedad venezolana está llena de capitalismo derramado por todas partes. Muerto Chávez (el único que ejercía presión hacia adelante, a sus ministros, al pueblo que lo amaba y lo sigue amando) la revolución bolivariana dejó de ser socialista, se detuvo y ahora retrocede. Hoy, un capitalismo sin ninguna amenaza política y económica, tiene el control, toma la iniciativa y ha hecho retroceder los avances socialistas hasta recobrar todos sus espacios perdidos –las inversiones petroleras- y conquistar otros nuevos –como es el caso del Arco Minero-, y mucho más, hasta tener a toda la sociedad de rodillas, haciendo "chillar la economía", sin que el gobierno haya podido hacer nada, pues no es un gobierno revolucionario, es un gobierno socialdemócrata más, que ahora los llaman "El nuevo modelo de la Venezuela Potencia", la ¡"Gran Venezuela" de Carlos Andrés Pérez, pues!

De la revolución bolivariana y socialista de Chávez solo queda un discurso contradictorio y fatuo que refleja algo difuso que ellos llaman "socialismo en lo social" (¿"reformismo de izquierda"?), cualquier locura, producto de una "voluntad de ignorancia", de una ignorancia supina, o de una especie de esquizofrenia.

Cuando Maduro habla delante un auditorio más o menos humilde se viste de salsero, habla de reformistas, amenaza a los traidores, remeda a Chávez en todo lo estridente que pudo haber sido el comandante (como deseamos que imitara lo revolucionario y lo mejor del comandante), cita al Che y lo parafrasea sin mucho sentido, al igual lo hace con Fidel.

Pero cuando el presidente habla ante empresarios jamás usa la palabra socialismo. Todo es "desarrollo de las fuerzas productivas", "resolver los problemas de financiamiento de los proyectos", "un vigoroso mercado interno", habla de "beneficios y estímulos impositivos y fiscales" para los inversionistas y para la empresa privada. Frente a los empresarios Maduro se viste con su liqui liqui verde oliva de seda (o algo así), felicita la ""elegancia" de sus ministros corbateados, y se despide "Viva la Venezuela Potencia"; nada de ¡Chávez Vive!, es todo un igualado...

¿Qué estamos perdiendo? Estamos perdiendo el entusiasmo revolucionario, forjado por Chávez bajo su mandato, sobre asuntos a resolver pensando cambios para la sociedad, confrontando a un enemigo que engaña, que manipula. No es cualquier cosa sostenerse en resistencia ante los ataques ideológicos de la derecha, de la televisión y las redes sociales, de las descalificaciones raciales, clasistas; del miedo al socialismo y a los cambios, del terror al comunismo. Pero, aun así, con tales ataques y presiones, el pueblo chavista continuó apoyando a su líder, confiando en su líder porque él nunca perdió un momento para romper con algo, para derrumbar algún mito, algún ídolo, o para educar a su gente.

"El capitalismo no tiene alma, el capitalismo no tiene Patria";… "Aprender a leer es como abrir una puerta, es como prender una luz, para luego aprender de cómo nos han robado, nos han saqueado, tomar conciencia para luchar;… prender una luz es tener un grado de consciencia alto", nos decía. Y el pueblo chavista estudió, cogió sus buenos ejemplos, luchó (luchó y lucha todavía, a pesar de Maduro y sus artificios comunicacionales)… ¡Todo eso se perdió!

Estos son tiempos de restauración. Mientras Chávez decía estas cosas en un video, Diosdado Cabellos tenía en su programa de ayer a un grupo de empresarios como invitados, que él aspira y espera "convertirlos" al socialismo. Esta contradicción (porque todo empresario privado es un capitalista; ¡Pérez Abab es un capitalista!, y los capitalistas no se suicidan…) es una candidez, o es una picardía de Diosdado. No se trataba de un Diosdado condenando la ignorancia y al capitalismo, desde su propia conciencia y su propia voz, es Chávez en un video quien lo hace, frente a un público mixto de cándidos, pícaros y pícaros aduladores, aplaudiendo a la señal de un ¡clac!.

En plena ofensiva imperialista y capitalista, el evento más importante organizado en el mes no es político, sino de negocios, organizado para los capitalistas. Y Diosdado, disimuladamente lo promueve en un programa hecho para responderle bolserías a Almagro. (Pensamos que si el gobierno no quiere tener tantos problemas con la OEA ¿Por qué no se retira voluntariamente de ella? Alguien que me explique para qué sirve estar afiliado a una organización de la cual nos cansamos de decir que es el Ministerio de Colonias del imperio Norteamericano y que no sirve para nada…)

¡Es la restauración! Hoy es casi natural invitar a empresarios a cualquier programa televisado. Raro cuando no los hay. Es casi imposible hablar de los Clap sin que simultáneamente se hable de algún financiamiento para algún proyecto capitalista; que se haga el Congreso de la Patria capítulo Eco socialismo, pero que al mismo tiempo se esté firmando algún acuerdo de negocios con inversionistas capitalistas, como es el caso de los convenios con los surafricanos para explotar diamantes (Chávez se debe estar revolviendo en su tumba).

Almagro ha dado bastante para distraernos de este raro socialismo construido con los capitalistas. ¡Almagro! ¡Convenio!, ¡Almagro! ¡Expo Venezuela Potencia!, ¡Almagro! ¡Maridaje con los capitalistas! ¡Almagro! ¿Y dónde está el socialismo en todo esto?

No podemos permitir que se calumnie al socialismo. Socialismo es revolución, es empujar hacia el socialismo, es conciencia, es educación constante, es lucha contra el capitalismo donde sea que este esté, es combatir la lógica y el alma capitalista y no reforzarla, estimularla con dádivas, con propinas, con aguinaldos, con cosas materiales sin pedir, ¡sin exigir! nada a cambio, ninguna contraprestación en favor de la sociedad… Socialismo es conciencia del deber social y esa no la conocen los empresarios capitalistas; ellos no trabajan para la sociedad, lo hacen para provecho propio, por la ganancia, de forma egoísta. Si así no fuera ya estuviera derrotado. Capitalista no se suicida, pero Diosdado los quiere convertir, los quiere incitar al suicidio.

Si nos equivocamos, entonces, sean honestos y digan que esto que están haciendo con el país no es socialismo; no lo calumnien, no lo falsifiquen, así como falsificaron el Plan de la Patria de Chávez. Sean agradecidos con el comandante y liberen al socialismo de tanta mamarrachada reformista.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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