Como otra acción que promueve la injerencia, la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, pidió formalmente a Luis Almagro, secretario de la Organización de los Estados Americanos, la activación de la Carta Democrática Interamericana (CDI), con el pretexto de recuperación de la institucionalidad democrática.
Lo anterior ha estado acompañado de giras internacionales para hacer lobbies de parte de Julio Borges, Freddy Guevara, Luis Florido, Lilian Tintori, entre otros, con el fin de justificar lo injustificable como es la aplicación de la CDI: no ha habido una ruptura del orden constitucional, a diferencia de Brasil con el golpe de Estado que le propinaron a Dilma Rousseff pero curiosamente ahí no se pronunciaron desde la OEA.
Luego, estos parlamentarios dicen de que al activar la CDI, el pueblo no sufriría. Eso es totalmente falso, pues se intensificaría el cerco económico contra Venezuela, una vez que le den al mismo carácter legal. Esto afectaría relaciones comerciales y bajaría más el nivel de credibilidad del país que ahora es evaluado de manera negativa por las calificadoras de riesgo aunque la nación nunca ha dejado de pagar sus deudas.
Igualmente, afectaría la importación de alimentos para los Comité Local de Abastecimiento, los cuales representan una solución alternativa para contrarrestar la guerra económica. Por ello, los Clap son un objetivo de la derecha en la AN que ha saboteado esta forma de abastecer al pueblo venezolano.
En definitiva, con la excusa de que aquí hay dictadura y crisis humanitaria, los opositores desde la AN junto a interesados en explotar las riquezas de la nación claman por la CDI; sin embargo, lo que quieren es dar legitimidad a las condiciones impuestas de bloqueo económico contra Venezuela; esa es la carta bajo la manga, mientras ocultan la verdad: un Parlamento en desacato y una desestabilización de la economía con fines políticos.