Se acuerdan pensando cuando eran niños, al observar a sus padres:
¿Por qué los adultos son tan estúpidos?
Yo sí.
Bueno, así me siento hoy al leer los titulares sobre el TSJ, la Fiscalía, la Asamblea Nacional, la OEA, el gobierno nacional, el PSUV, Maduro, y las opiniones nacionales e internacionales con respecto a este circo político-diplomático-constitucional-institucional-legal actual en Venezuela.
Desde el punto de vista de un ciudadano como yo, a quien no le interesa la política, y menos todavía la sucia politiquería, y lo que en inglés se llama "one-upmanship*," esta situación parece ser un perfecto ejemplo de la gran irresponsabilidad practicada contra una población inocente secuestrada, e impotente, por a una elite política mayoritariamente indolente, prepotente, arrogante, hipócrita, desconectada, interesada, deshonesta, mentirosa, corrupta, ladrona, oportunista, manipuladora, y explotadora.
(*No existe traducción para la palabra one-upmanship, ni tampoco, a que yo sepa, una expresión o dicho que se pareciera. One-upmanship significa, más o menos, el "arte" de ser más "vivo" que el oponente durante cada etapa de un proceso de enfrentamiento. Por ejemplo, en ajedrez, los oponentes tratan en cada turno de hacer una movida que sea más estratégica o inteligente que la que haya hecho el oponente, hasta que al final, por ser más astuto, inteligente, estratégico, o lo que sea, uno le gana al otro por haber ejercido el "arte" del one-upmanship mejor que el otro. Esto es común por ejemplo en el mundo de la política, algunos deportes, en el ámbito del derecho [la ley], y en la argumentación en general.)
Mientras que esos personajes irresponsables practican el "arte" del one-upmanship, y mientras se lanzan cuchillos por las espaldas, y sus restos sobre la población, la escasez de productos de necesidad básica como la comida y la medicina en Venezuela continúa estrangulándonos, la especulación rampante en los precios de todos los rubros sin excepción sigue azotándonos, y la delincuencia y corrupción nos sigue matando, poco a poco.
(Hoy estamos a más de 70 asesinatos por cada 100.000 habitantes.)
Mientras que esos sinvergüenzas, y con muy pocas excepciones, abusadores y delincuentes espirituales se reúnen amoralmente en los mejores hoteles y clubes del mundo a discutir nuestro destino como si fuere el de ellos, como reyes comiendo caviar mientras la plaga bubónica mata a la población, mientras que chupan las patas de langosta como si fuera una droga, mientras que devoran bistec de Texas y Argentina como si fuera carne humana, y mientras que ingieren los mejores whisky, aperitivos, y digestivos del mundo, como si fuera sangre humana, nosotros los inocentes debemos lidiar con lo que está realmente ocurriendo en nuestro entorno, la realidad … en nuestros barrios y urbanizaciones, en las calles, y en por ejemplo en las panaderías y abastos donde cada día nos estafan de manera totalmente descarada, o en los centros médicos, donde en vez de ser curados nos enfermamos aun más por falta de medicamentos.
Obviamente a esos insensibles, inconscientes, y egocéntricos actores de la política, no les interesa, ni les preocupa un comino la realidad ya que no son ellos quienes sufren los nefastos resultados de sus propios egoísmos e irresponsabilidades.
Somos nosotros los que sufrimos, pero eso no cuenta.
Una de las razones que me fui de Canadá era porque la política de ese país es una gran farsa que se burla abiertamente de la democracia y de la participación ciudadana, pero ahora, aquí mismo en Venezuela, después que Chávez dedicado tanto esfuerzo y tiempo para instalar un sistema de democracia participativa, la política venezolana se ha convertido igualmente en una gran farsa, burlándose abiertamente y descaradamente de la ciudadanía.
Son todos iguales, sean venezolanos, u originarios de cualquiera que sea el país que hoy se está metiendo con nosotros … bueno … no puedo realmente condenarlos a ellos solamente ya que Mauro y nuestra canciller hacen la misma cosa, se meten regularmente con los asuntos de otros países, como si ellos también --- como todos ellos --- tuvieran la potestad divina para opinar sobre los pecados o milagros de otros, jugando ese juego infantil de "la culpa es tuya" o "me gustan tus zapatos," como si a nosotros los ciudadanos comunes y corrientes de Latinoamérica, y de los países del sur del plantea, nos importara de qué color son los zapatos del otro, o de quien es la culpa.
De todas maneras, todos esos miserables actores de la elite política occidental que están metidos en este circo, opinan sobre asuntos del supuesto derecho democrático, como si ellos fueran algunos expertos en la materia.
Pero …
En sus casi cuatro años de gestión …
¿Cuántos referéndum --- lo cual es una de las máximas expresiones de la participación ciudadana directa en la gobernanza de un país --- ha llevado a cabo Maduro?
¿La oposición venezolana?
¿Los países que hoy critican a Venezuela por no respetar la democracia?
En mi conocimiento, cero, ninguno. Nadie.
¿Cuántos foros populares nacionales --- no basados en el partidismo político o alguna tendencia ideológica o concentración interesada --- ha llevado a cabo Maduro, o los líderes de la oposición venezolana, o los países que hoy están inmiscuidos en nuestros asuntos?
En base a mis observaciones, cero, nada, no lo hacen, y no lo harán.
¿Entonces?
¿Quiénes les concedieron, y con qué justificación, a Maduro, a la oposición venezolana, y a los políticos extranjeros entrometidos en nuestros asuntos la potestad de dictarnos qué y cómo se deberían hacer las cosas en una democracia cuando ellos no lo hacen?
¿Nosotros?
¿Será que nuestro voto democrático per se significa entregarles a esos miserables el derecho a redefinir la democracia a sus gustos y antojos personales y elitistas?
¿Es eso la democracia?
No lo creo.
Es más …
Promover conceptos torcidos de la verdad desde un pedestal académico-político-comunicacional partidario, no es democracia.
Lanzar insultos en cadena nacional, no es democracia.
Hablar paja en la Asamblea Nacional, no es democracia.
Lanzar cuchillos diplomáticos, no es democracia.
Pasar días viajando en primera clase y en aviones privados a reuniones de la OEA, MERCOSUR, la ONU, o equivalente, no es democracia.
Nada de eso, o cosas similares, representan para mí la real democracia.
No representan la verdadera vida diaria de las poblaciones del mundo, ni tampoco de sus intereses o necesidades.
Más bien, para mí, estas cosas representan la máxima expresión de la arrogancia y prepotencia elitista desequilibrada, falsa, torcida, pervertida, y malsana, lo cual en su esencia podría ser considerado el síndrome principal de la concentración de la estupidez generalizada del ser humano.
(Me incluyo en esa estupidez generalizada.)
Lo comparo a cuando los niños ven a sus padres peleándose, a gritos e insultos, acusándose uno al otro por la tubería rota del lavamanos mientras que el agua inunda la casa.
Tengo un dicho que dice:
"La política es la máxima expresión de la estupidez organizada."